Hoy: Marta Montoya

Cara a Cara: 'La Unión Cívica Radical ha perdido la fuerza de la militancia'

domingo, 23 de abril de 2017 00:00
domingo, 23 de abril de 2017 00:00

Por Kelo Molas

 

La pared del frente de su casa todavía conserva un escudo radical maltratado por el tiempo. Uno de sus hijos se llama Raúl Ricardo, en honor al expresidente Alfonsín.
 
Hace siete meses que está en silla de ruedas, por culpa de esa maldita diabetes que le golpeó duro en una de sus pasiones más grandes: la militancia. Su otro hijo es Augusto, y junto a Pedro Sergio  Nasim son los felices abuelos de Laila Aylen, Shamir Karim y Maia Nahir.
Marta con Ricardo Alfonsín, hijo de su máximo líder político, don Raúl Alfonsín. En el centro, el Dr. Augusto Acuña.
 
En una de las paredes del living cuelgan cuadros y diplomas que simbolizan a la militante que hizo lo que estuvo a su alcance para ayudar a los más necesitados.
 
Una mujer que caminó las calles luciendo el traje de la militancia, esa misma militancia que hoy se añora en muchos rincones de la UCR. Se llama Marta Graciela Montoya y es la protagonista del Cara a cara de este domingo.
 

  -Próxima a cumplir 70 años, ¿podemos decir que tiene 70 de radicalismo?
 
  -Sí, sin ninguna duda. Porque nací de un matrimonio íntegramente radical. Mi padre, Ricardo Santiago Montoya, cordobés; mi madre Angélica Petrona Ortega de Montoya, catamarqueña; ambos radicales. Y somos nueve hermanos, todos de la UCR. Recuerdo que mi padre nos inculcaba desde chicos que siempre teníamos que hacer el bien, que debíamos estar dispuestos a ayudar a los demás. Mi papá nunca aceptó ningún cargo político y sin embargo trabajó, y mucho, para que otros llegaran a ocupar cargos importantes. Aquí, en la parte del fondo de la casa, mi padre se reunía con un grupo de radicales siempre después de la medianoche, casi a escondidas, porque era una época que había mucha persecución política. Para algunos, en aquellos tiempos, ser radical era algo así como un delito, eran tiempos duros y había que ser radical; en cambio hoy, cualquiera se pone la camiseta.
 
 
  -¿Recuerda cuándo comenzó a militar en la UCR?
 
-En relación con lo que contaba anteriormente, mi curiosidad estaba puesta en que cuando se hacían las reuniones en el fondo, papá nos mandaba a otra pieza. Por esas cosas de antes, cuando había tanto respeto por los mayores, no preguntábamos mucho por qué, pero a mí me llamaba la atención que mami preparaba el fuego en el brasero y hacía mucho café para invitarles a los políticos que se juntaban con papá. No me olvido: mi padre nos mandaba a comprar los cigarrillos Cleveland, que tenían una etiqueta blanca y, por supuesto, nosotros no teníamos que ni aparecer en esos encuentros. Yo tendría por esa época unos 15 años. Un día le dije a mi hermano que tratara de averiguar a qué se reunían en el fondo y después me contó: "Son varios hombres, todos toman café y fuman, y hablan mucho de los radicales”. Insistí en preguntar: "¿Pero qué dicen?”, a lo que mi hermano me respondió: "Dicen que los radicales tienen que andar así, derechos, por la vida, que tienen que tener una línea de conducta”.
 
 
-¿Se perdió el respeto que antes había por los mayores, especialmente por los padres?
 
  -Y, sí, mucho. Aparte que los padres no comentaban demasiado sobre lo que hacían, especialmente si eran cuestiones políticas. Y nosotros tampoco nos animábamos a preguntar por eso, por ese respeto que les teníamos, que era muy grande.
 
 
-¿Cómo fue cuando votó por primera vez?
 
  -Te juro: ¡No pude dormir la noche anterior de la alegría que tenía! Mi papá me dijo antes de ir a votar: "Yo le voy a dar el voto bien dobladito y usted lo va a poner en la urna cuando entre al cuarto oscuro”. ¡Cómo será que hasta le pregunté si era un cuarto a oscuras! No me olvido nunca: Fui y voté en la escuela 243 "Javier Castro”. No recuerdo los nombres de los candidatos, pero por supuesto eran radicales.
 
 
  -¿Y recuerda cuál fue el político para el que le puso más empeño en su trabajo como militante?
 
  -Don Arnoldo (Castillo). Recuerdo que algunos me decían que don Arnoldo había estado con los milicos, otros me decían que era un hombre radical. Ante la duda, decidí saber sobre las raíces políticas de don Arnoldo y pedí hablar con su hijo Oscar. Me invitó  ir a la casa en Villa Parque Chacabuco y me hizo hablar con su padre. Fui y comprobé que, efectivamente, era un hombre de la UCR. Pero mi verdadera pasión era, desde el radicalismo, poder ayudar a la gente pobre, más allá de los candidatos de turno. A la gente que ayudaba no era necesario decirles que yo era radical, creo que lo sabían, y mi único deseo era buscar de qué manera solucionarles los problemas que tenían. Visitaba a familias muy pobres, que criaban a los hijos a la buena de Dios. Esa era mi preocupación; yo tenía que buscar la forma de ayudarlos. Tengo que agradecerle al Dr. (Miguel Ángel) Córdoba, a quien le pedí que me diera una mano para asistir a esas familias abandonadas, por ejemplo en el barrio San Antonio Sur. El doctor iba y les daba charlas a esas familias que, por lo general, eran numerosas. Los hijos venían uno detrás de otro. Eran un montón.
 
 
-¿Cuándo se afilió a la UCR?
 
  -Era jovencita, pero fue algo complicado. Mi papá me decía que aquí era medio jodido, que no era fácil afiliarse al radicalismo. Yo tenía una hermana en Buenos Aires y le pregunté por teléfono cómo había que hacer para afiliarme al partido. Ella me contestó que cuando viniera a pasear me llenaría la ficha de afiliación. De esa manera me afilié a la UCR, en un comité que estaba cerca del Congreso de la Nación. En esa época, no puedo dar precisiones, recuerdo que papá vivía preso, le buscaban cualquier causa para acusarlo de algo; no era fácil ser radical por aquellos días. Él tenía una empresa constructora y vivía de su trabajo; él construyó, por ejemplo, el edificio del banco que está en la esquina de San Martín y Rivadavia.
 
 
  -Lo que cuenta indica que vivía en una familia no pasaba por necesidades ni nada por el estilo.
 
  -No, gracias a Dios, nunca pasamos mayores necesidades.
 
 
  -Pero sí le preocupaba la situación de los más humildes.
 
  -Siempre traté de ayudar a los más necesitados. ¿Sabés por qué? Porque yo salí del círculo de los cuatro bulevares y me dediqué a trabajar políticamente desde la avenida Güemes para acá (vive en Sarmiento 1661, al Sur de la Capital). Antes, el Sur estaba ocupado por gente que tomaba los terrenos, no vivían en las casas de los barrios que después se construyeron, que son más lindas. Los pobres hacían sus piecitas con cuatro palos, chapas o plásticos; me acuerdo que no tenían ni camas para dormir. Todo eso me dolía muy mucho y busqué por todos los medios de que las familias vivieran en condiciones más dignas. Y creo que algo logré.
 
 
  -¿De qué manera conseguía los elementos para ayudar a esa gente necesitada?
 
  -Pedía y pedía a los que estaban en situación de ayudar, a los que ocupaban un cargo importante. A todos les contaba lo que yo veía en los barrios más humildes, porque los recorría día a día, y reclamaba ayuda para llevar un poco de alivio a tantos pobres. Me ayudó mucho Martha Mansilla, también un chico que trabajaba en el Registro Civil, que me ayudó mucho con las personas que no podían pagar para tener el documento. De Vialidad provincial y nacional me colaboraron para llevar colchones y camas a muchos hogares; los hombres de cada familia ayudaban en la carga y descarga de los materiales. Así, iba y venía con chapas y vigas para las casitas. Era un trabajo de hormiga, pero con mucho amor. Ah, no puedo olvidarme de Carlos Colombo cuando estaba en Acción Social y de la familia Ottini, de la panadería, ellos siempre me dieron una mano.
 
 
  -¿Qué significa para usted Raúl Ricardo Alfonsín?
 
  -El corazón puro de la democracia. La bondad y la entereza que puso en su gobierno fueron cosas inolvidables. Fue un hombre tan desinteresado y no cuidó ni su salud por el bien de la democracia. A él hay que rendirle honor toda la vida. Hoy los "perucas” dicen que lo admiran, pero no me olvido que cuando él gobernaba lo derrocaron con todos los paros que le hicieron. Esto me indigna mucho porque no supieron valorar a líderes como Alfonsín, al margen que era de otro partido;  no supieron hacer lo que hizo (Ricardo) Balbín cuando tuvo ese gesto con el general (Juan Domingo) Perón.
 
 
  -¿Llegó a conocer personalmente a Alfonsín?
 
-Sí, en el comité. Recuerdo que le impresionó mucho un cuadro hecho a puro lápiz con las figuras de (Leandro)  Alem e (Hipólito) Irigoyen, un cuadro que yo le regalé al partido. Me abrazó y me felicitó por ese cuadro; se lo hubiera regalado, pero era un recuerdo que me dejó mi padre.
 
 
-Recordamos que era muy amiga de don Yamil Horacio Fadel.
 
-Lloré en la puerta de su casa, por la Mota Botello, para que acepte la candidatura a intendente de la Capital en 1983, porque me decían que él no quería aceptar esa candidatura. Los radicales no teníamos a otra figura mejorar que la de don Yamil. Una persona respetuosa y desinteresada, un radical de verdad. Fue quien me ayudó a que muchos jóvenes tuvieran su primer trabajo.
 
 
  -Hubo un tiempo que andaba muy enojada con los radicales, ¿por qué?
 
  -Porque noté que a los militantes no les daban la importancia que tienen los militantes. Era como que no querían el progreso del radicalismo, entonces me enojé. Recuerdo que el Dr. (Ernesto) Alderete Salas hasta me ofreció ser candidata a concejal por el circuito 3, pero no acepté; terminé trabajando para otro candidato. Esas cosas que uno tiene…
 
 
  -Recordamos también que no estaba muy de acuerdo con la conformación del Frente Cívico y Social. 
 
  -No me gustaba esa mescolanza. Yo quería radicales puros. Desconfié mucho cuando se empezaron a meter de otros partidos, no los conocía, no sabía quiénes eran. Después vino el "Gauchito” Del Pino y me explicó cómo venía la mano. Me costó mucho confiar en esa mescolanza.
 
 
  -¿Y cómo se lleva con los peronistas del barrio?
 
  -Bien. Nos respetamos mucho. Recuerdo a un gran militante del peronismo como fue Carlos "Matura” Nieva, que vivía por la otra cuadra (señala al Oeste).
 
 
-¿Cómo le cayó el hecho de que la UCR esté hoy en alianza con el Pro, el partido del presidente Macri?
 
  -(Duda) Lo único que pudo decirte es que si en Buenos Aires lo acompañan a (Mauricio) Macri, creo que también nosotros aquí debemos hacer lo mismo. Hay que apoyar a ese hombre, porque indudablemente el radicalismo, por ahora, no está en condiciones de ir solo a una elección; lo veo muy descompaginado al partido. La UCR ha perdido fuerza en la militancia; ya no hay militantes con las ganas que teníamos nosotros hace muchos años. Recuerdo que cuando me metía en el circuito 5 (aclara que "comienza en la vereda de enfrente”, señalando el Este), había que soportar unos calores terribles, en plena siesta y había andar dale que dale, caminando, casa por casa. Ahora, los militantes se preocupan más por pelear cuál será el lugar que van a ocupar en las listas en cada elección.
 
 
  -¿Qué significa ser radical?
 
  -De acuerdo a lo que vi cuando vivía mi padre, ser radical es una forma de sentirse bien con uno mismo. Es como que uno aprende a conocer algunos valores que son importantes en la vida; es como comprometernos a tener obligaciones en la vida. Es como que hay que tener una conducta para desenvolverse en la vida.
 
 
  -Hoy, pasados los años, se encuentra en una silla de ruedas. ¿Eso es un impedimento para que siga militando?
 
-Yo quiero seguir ayudando a la gente. Sé que hay mucha gente que está triste porque estoy así, aquí vienen a visitarme y hacerme compañía. El otro día vino un muchacho al que le compré unas sábanas para darle una mano y me dijo: "Martita, no puedo creer que esté en sillas de ruedas”, y se emocionó mucho cuando me dijo "la vamos a extrañar en el San Antonio Sur”. El problema que veo es para el Sur al fondo, hay muchas calles de tierra y se me complica un poco manejarme en silla de ruedas…pero yo sé que llegando a una o dos casas ya estaré cumpliendo de alguna manera. Algo se puede hacer. Conozca una por una a las familias, que sé que no me van a negar sus votos.
 
 
-¿Qué quiere para Catamarca?
 
  -¿Sabés que deseo? Que haya más espíritu de acción social en los barrios periféricos; que haya más solidaridad. El centro ya tiene todo. Hay mucho desamparo para con la gente pobre, faltan servicios como agua y luz. Hay que mirar más al Sur y también para el Norte de la ciudad. Después, veo a una juventud muy violenta y que anda en malos pasos. Esto no había antes, o se notaba menos, no sé… Ya no nos podemos sentar por las tardes en la vereda. Imposible. Hay mucha violencia y están las motos: ¡Por favor! no puedo entender la furia tremenda de las motos, ¿qué les pasa, por Dios?

 

66%
Satisfacción
4%
Esperanza
0%
Bronca
3%
Tristeza
9%
Incertidumbre
16%
Indiferencia

Comentarios

23/4/2017 | 15:23
#149006
Para benito camelo! la gente no lo voto a arnoldo, fue intendente y gobernador de la dictadura entonces no lo voto. Se lo impusieron. Recién lo voto en el 91 despues de un arreglo entre los radicales y el gobierno nacional por el negocio minero que derivo en la intervención de los tres poderes del estado mas el partido justicialista. Y así y todo ganaron de casualidad, sino no ganaban nunca... las cosas como son benito camelo... Viven hablando despectivamente de los perrunas pero los perucas cargo que ocuparon cargo que fue por elección popular y libre, así que menos pavadas y no defiendan lo indefendible.
23/4/2017 | 04:15
#149005
Muy interesante la nota, esta muy bien que hagan notas a gente que se guió por sus convicciones toda su vida. Lo unico que me gustaría corregir de esta nota es la parte adonde dice que arnoldo era un hombre de la Ucr. Señora con todo el respeto que me merece, Castillo fue un colaborador activo de la dictadura mas genocida de la historia. Usted misma dice que su padre le contaba lo dificil que era en esa epoca por todos los peligros de vida que se corrian (los radicales y mucho mas los peronistas) y acto seguido reivindica a un tipo que juro por los estatutos militares en vez de la constitución nacional.No se olvide que lo hizo dos veces! (en dos dictaduras diferentes, una como intendente y otra como gobernador).Eso no es cometer un error, es una forma de manejarse en la vida de manera antidemocrática y usando la democracia solo cuando convenia.Eso es llegar como sea!! oportunismo puro. Cansa un poco escuchar a hablar algunos de Don Arnoldo como si hubiera sido un paladín de la democracia y la defensa de los derechos humanos cuando de hecho fue todo lo contrario...
23/4/2017 | 01:35
#149004
Martita es una de las pocas personas que llevan en su sangre la mística radical. Nunca se dobló, su espiritu generoso hacia los demás estuvo siempre por encima de cualquier interés personal. La he visto su alegria cuando las urnas le favorecieron al partido y también su dolor y tristeza en la derrota, pero solo por un día, al siguiente después de lavarse la cara se preparaba con mayor impetu para la próxima. Es un espejo donde muchos pseudos radicales no pueden reflejarse. Mis respetuosos saludos.

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