Hoy: “Pepito” Coria

Cara a Cara: “Que se vuelva zamba toda Catamarca en cada latido de tu corazón”

domingo, 25 de junio de 2017 00:40
domingo, 25 de junio de 2017 00:40

Por Kelo Molas

 

Tenía apenas 17 años cuando cantó en el "tinglado mayor” de la primera edición de la Fiesta Nacional del Poncho. Hoy, a los 67 años, feliz y flamante bisabuelo, recuerda cuando un grande de nuestra música folklórica como Atuto Mercau Soria lo escuchó cantar y motivó la inspiración de escribirle la emblemática zamba "Cantale chango a mi tierra”.
 
En el largo ciclo de entrevistas, en esta oportunidad no hizo falta preparar un cuestionario previo.
 
Sencillo por donde se lo mire, el "Pepito” de la niñez lo sigue acompañando hasta este presente de 7 hijos, 15 nietos, una bisnieta (Luz) y Stella.
 
Cincuenta años después, volverá a cantar en el Poncho que se viene, durante la noche inaugural del jueves 13 de julio, acompañado por el maestro Lito Vitale. El "Pepito” de siempre tiene nombres y apellido: José  Argentino Coria, el protagonista del Cara a cara de este domingo.
 

  -¿Qué significa para vos que un grande de nuestra música folklórica como Atuto Mercau Soria, se haya inspirado en tu canto para componer "Cantale chango a mi tierra”?
 
  -¡Imaginate! Un gran orgullo de ser parte de esta composición, algo que magníficamente  me regaló don Atuto, junto con don Polo Giménez.
 
 
-¿Recuerdas cómo fue el primer contacto que tienes con Atuto?
 
-Sí. Yo había terminado de actuar en el escenario de la Fiesta Nacional del Poncho, en su primera edición en 1967, y me fui con unos amigos al bar "El Lazo” (funcionaba en la calle Adán Quiroga, en lo que se conoce como la Manzana de Turismo). Tenía 17 años y ahí canté una zamba de su autoría. Antes nunca lo había visto a don Atuto. Recuerdo que se acercó a nuestra mesa y fue allí cuando me dijo que iba a componer un tema dedicado a mí. Es más, me hizo conocer que "enseguida te voy a dar a conocer las primeras estrofas”. Y así nomás fue. Al rato me llamó a la mesa que él compartía con su familia y otros amigos y me pidió que lo escuchara un momento. Ahí escuché: "Cantale chango a mi tierra, con todita tu alma, con toda tu voz”. Entonces me invitó para el otro día a un asado, en una casa ubicada por avenida Belgrano, donde me prometió que me haría llegar la letra de la zamba completa. Fue increíble, porque cumplió con su palabra y quedé asombrado por lo que había compuesto en tan pocas horas. Me informó también que después me acercaría la partitura, una vez que le ponga la música don Polo Giménez. ¡Hasta me envió una carta! (ver aparte). Y tuve la hermosa sensación de que nos habíamos hecho un poco amigos, y lo digo respetuosamente. Es una  historia simple y cortita, pero extraordinaria a la vez. Sin duda, estamos en presencia de un gran compositor y un gran hombre.
 
 
-¿Qué recuerdos tienes de la Fiesta Nacional del Poncho?
 
  -Actué en las tres primeras ediciones, es decir en los años 1967, 68 y 69. Era jovencito, y después, bueno…dejé de cantar un tiempo, me fui para otro lado. En realidad, en esa época fui operado de la garganta, me sacaron unos pólipos que tenía. Posteriormente, volví a cantar.
 
 
-Estás plenamente identificado con el barrio Villa Cubas.
 
  -¡Claro, hermano! Es que casi toda mi vida viví en Villa Cubas. Soy un villacubano de ley.
 
 
-¿Alguna vez formaste parte de algún conjunto o un grupo que te haya dejado algún recuerdo en especial?
 
-Después que cumplí los 18 años me incorporé a un conjunto paraguayo que interpretaba el arpa. Esos muchachos me llevaron por todo el Noroeste. Ellos tocaban el arpa y yo cantaba.
 
 
-Actualmente, ¿sigues cantando?
 
-No me animo a decir que ya no lo hago profesionalmente. Pero sí, siempre surge alguna invitación para una juntada con amigos o para cantar en alguna peña. Y nunca digo que no, siempre voy.
 
 
  -Sos zurdo para sacarle sonidos a la guitarra.
 
-(Sonríe) Es curioso: escribo con la mano derecha, pero a la guitarra le hago con la izquierda.
 
 
-¿Quién te enseñó a tocar la guitarra?
 
-Sinceramente, debo decir que nadie. Yo empecé cantando a los 5 años, en la recordaba LW7 Radio Catamarca. Recuerdo que en esa época cantaba canciones mejicanas. Después, a los 10 años, comencé a cantar nuestro folklore y el aprendizaje de la guitarra se fue dando solo, viendo a otros cómo tocaban. Digamos que, de la nada, fui aprendiendo a sacarle sonidos a la guitarra. En uno de los concursos que hacía la radio LW7, en el que participaban alrededor de 300 chicos, tuve la suerte de ganarlo y el premio fue una guitarra. Creo que el que me entregó el premio fue el gobernador Navarro. También gané otro premio en Tucumán, en un certamen de una emisora tucumana, donde además pude grabar un disco "78”. Lamentablemente a ese disco no lo tengo… ¡adónde estará! Te estoy hablando de la época en que tenía 10 años.
 
 
-Época en la que el folklore argentino tenía grandes figuras. ¿Quiénes eran tus preferidos?
 
-Recuerdo que era fanático de Carlos Di Fulvio y acá en Catamarca seguía de cerca lo que hacía Carlitos Martínez. Y tantos otros que ya no están entre nosotros. ¡Cómo no recordar las inolvidables noches de Flor de Tusca!
 
 
-Suponemos tendrás muchos festivales en tu carrera.
 
-Por suerte sí. Aquí en Catamarca y en Tucumán, por ejemplo. Lo más importante de todo es que cuando estaba en actividad, siempre me tuvieron en cuenta.
 
 
-Pasado el tiempo, ¿te arrepientes hoy de no haber continuado con tu carrera de manera profesional?
 
- Voy a ser sincero: el tema es que uno no tenía medios económicos. Fui un hombre de pocos recursos económicos, vengo de una familia humilde. Y esto lo digo con mucho orgullo. Pero bueno…las cosas no se dieron. Digo que son circunstancias de la vida. ¡A quién no le gustaría seguir una carrera artística, a través de la cual pueda demostrar sus condiciones! Volviendo a una pregunta de hace rato, quiero decir que en Catamarca, desde chico, he admirado a mucha gente que hacía folklore y no quiero dar nombres porque me puedo olvidar de algunos y sería muy injusto. Y en la actualidad hay muchos chicos que andan muy bien, algo que me hace recordar los tiempos en que yo era jovencito.
 
 
-Te marcó para siempre el diminutivo de "Pepito”. Por algo será…
 
-Así me identificaron desde que tenía 5 años, cuando papá me acompañaba para actuar en la radio. Y cada vez que me presentaban lo hacían con el nombre de "Pepito”, y así quedó hasta ahora. La gente me conoce de esa manera, a pesar de que soy una persona mayor. Tengo mis años, pero el "Pepito” quedó para siempre. Será también que algunos me quieren un poco y muchos otros que ya se acostumbraron a llamarme de esa manera.
 
 
  -Otra marca registrada en tu persona es que te relacionen de forma permanente con una figura enorme como es Atuto Mercau Soria.
 
  -Es un honor para mí. No te puedo decir el orgullo que siento. Además, no te imaginás lo feliz que me siento cuando hablan de la zamba que hizo don Atuto para mí. Es mucho para mí, toda mi vida estaré agradecido y feliz. ¿Qué más puedo pedir?
 
 
-¿Alguna vez tuviste la oportunidad de cantar en un conjunto de Catamarca?
 
-Lo mío fue siempre cantar como solista, no tuve otras mayores pretensiones. Alguna vez estuvimos a punto de armar algo con el changuito Díaz Martínez y Julito Quiroga, en la idea de unirnos en un trío; incluso tuvimos algunos ensayos, pero luego Julito eligió su carrera de humorista y todo quedó en la nada.
 
 
-Oportunidades no te faltaron para afirmarte como artista profesional.
 
-La verdad es que las tuve, es cierto, pero como te decía anteriormente, ya está, las circunstancias de la vida  quisieron que las cosas fueran así. Por ejemplo, cuando tenía 10 años, la gran Selva Gigena, que cuando venía a Catamarca paraba en la casa de su hermana Rosa, a una cuadra de donde vivías vos, por avenida Colón, me quiso llevar a Buenos Aires. Pero mis padres no me dejaron, era muy chico todavía. En definitiva, no me fui y quizá haya perdido una linda oportunidad. No sé, no se dio.
 
 
-Al margen de lo artístico y sus intermitencias, ¿cómo te has ganado la vida durante todos estos años?
 
-Trabajando en uno u otro lugar, en fábricas y en los últimos años en la Municipalidad de la Capital, donde me jubilé hace un año; soy un jubilado municipal. Recuerdo con mucho cariño a los compañeros municipales.
 
 
  -¿Qué te gusta y qué no de los festivales folklóricos de Catamarca?
 
  -¡No! No hay nada que no me guste. Por el contrario, nuestros festivales son hermosos, todos. Por distintas razones no asisto a muchos de esos espectáculos, pero los sigo de cerca a todos los encuentros, ya sea por la radio o lo que comentan los diarios y por los mismos comentarios de la gente. Tenemos valores muy buenos para animar esas convocatorias.
 
 
-Si tuvieras que elegir un amigo a los 67 años de vida, ¿a quién elegirías?
 
  -(Sonríe francamente) La verdad es que tengo un montón de amigos, a muchos de los cuales no los veo muy seguido, pero los sigo queriendo como siempre. En la actualidad sigo ligado a mucha gente amiga. Si nombro a uno en especial sería medio feíto de mi parte. Soy muy feliz de sentirme querido y respetado, sentimientos que intento devolverles en todo momento.
 
 
  -¿Cómo y dónde fueron tus primeros pasos en la vida escolar?
 
  -Inicié mi ciclo escolar en la escuela 57, la que está en las esquinas de Mate de Luna y 9 de Julio y después en la escuela de Villa Cubas, donde terminé la primaria. Luego me atrapó el canto y la guitarra. Me hubiese gustado seguir una carrera ligada a la música o alguna otra cosa, pero como te dije: mis padres eran de muy pocos recursos económicos, y primero había que darle lugar al trabajo.
 
 
  -¿Cuánto ha cambiado aquel barrio Villa Cubas de la infancia a este presente?
 
  -La barriada siempre fue muy grande y hoy ha crecido de una manera impresionante. Villa Cubas ha tenido y tiene grandes personajes en lo que busqués. Te acordás que teníamos la Fiesta del Poncho en nuestro barrio y en las primeras ediciones era hermoso ir, encontrarte con amigos y conocer a algunos artistas famosos, escucharlos cantar en los ranchos. Con el paso del tiempo me quedaron amigos que siguen al lado mío, como Marito Bazán, el Dr. Mario Mayorga, Carlitos Trejo y Juan Roldán, por ejemplo. Y que me disculpen los otros changos si no los nombro, pero ellos saben que los quiero mucho a todos.
 
 
-¿Has llegado a cobrar un dinero importante cuando estabas en actividad como cantor?
 
  -Sí, no me puedo quejar… ¡no era mucho que digamos! Es cierto que no llegué a ser famoso como artista, pero algún dinerito venía para el bolsillo.
 
 
-En la próxima Fiesta Nacional del Poncho vas a cantar en la noche inaugural, acompañado al piano por el talentoso músico Lito Vitale. ¿Qué tal?
 
  -¡Qué te parece! Me llena de orgullo y me alegré mucho cuando me enteré. No tengo el gusto de conocer al maestro Vitale, pero todo el mundo sabe lo que vale.
 
 
-¿En qué otro lugar te hubiese gustado vivir, que no sea Catamarca?
 
-¡No hay mejor lugar que Catamarca! Si no me fui cuando era joven para probar suerte en otro lado, menos ahora. ¡No! No se me cruza por la cabeza pensar en otro lado; estoy y estaré ligado por siempre a Catamarca.
 
 
-¿Guardas alguna guitarra, en especial la que ganaste en el concurso de radio LW7?
 
-No tengo guitarra. Aquella que gané en el concurso me duró durante muchos años y una vez, después de actuar en la "Plaza de la Estación” (Plaza 25 de Agosto), me la robaron del auto de un amigo. He llegado a tener varias guitarras, pero las regalé y hoy no tengo ninguna. Encima están caritas para comprar una, pero siempre tengo a mano la guitarra de Carlitos Trejo. Por ahí nos contratan para animar una fiesta y nos tiran unos mangos, pero hay que pensar primero en la familia.
 
 
-Volviendo a la actuación con Lito Vitale en el Poncho. Se supone que vas a interpretar "Cantale chango a mi tierra”.
 
-No. No voy a cantar esa zamba.
 
 
 -No esperábamos esa respuesta. ¿Se puede saber por qué?
 
 -Te voy a confesar una cosa: como solista no la canté nunca. No sé…pero creo que no me pertenece cantar una zamba que don Atuto la hizo pensando en mí. Él hombre dice cosas en esa zamba que sinceramente yo no podría transmitirle a los demás. Por supuesto que la siento y la llevo en el alma a esa zamba, me enorgullece y se me pone la piel de gallina cuando grandes cantores la cantan y se acuerdan de mí. No la canto por respeto a ese gran hombre que fue don Atuto y lo digo de corazón, con un gran sentimiento. No sé si estará bien o mal mi decisión, pero yo lo siento así…don Atuto se inspiró en mí y le estaré eternamente agradecido, pero es mejor que la canten otros, que seguramente lo harán mejor que yo.
 
 
-Apelamos a tu simpatía por River Plate. Si viene River a jugar en Catamarca y te invitan a un asado y guitarreada con amigos, ¿qué elegirías?
 
-Soy hincha de River, gozo cuando gana y sufro cuando pierde, pero me quedo con la guitarreada con amigos. Aquí no tengo ninguna duda.
 
 
-¿Qué significa para vos la amistad?
 
-Todo. Es mucho lo que significa para mí: el cariño, el respeto, el afecto por la gente amiga es todo. Cuando podés dar algo a un amigo sin esperar nada a cambio, es realmente hermoso. El tener amigos es mi fortuna, es lo mejor que te puede dar Dios. 
 
 
Un recuerdo invalorable
 
La carta de Atuto
 
Con fecha 2 de septiembre de 1969, desde La Plata, el enorme Atuto Mercau Soria escribió una carta a un comprovinciano. Textualmente dice: "Querido Pepito Coria. Estábamos en deuda contigo respecto a nuestro obsequio del ejemplar de la zambita `Cantale chango a mi tierra`. Hoy, cariñosamente te lo remito, descontando que en tu voz y en tu expresión será un éxito. En Catamarca te lo tenía para entregártelo, pero anduve de aquí para allá, razón por la cual me desencontré contigo. Creo que esta pequeñita obra musical andará bien. Por de pronto ya está grabada por Margarita Palacios y Los Chalchaleros. Creo que en esta semana la graban Los Cantores de Quilla Huasi y yo diré las glosas en el disco. Aparte, me la pidieron ya Los Tucu-Tucu y Los Indios Tacunau. También mi querido Naco Rueda la grabará. Esperamos con Polo (Giménez) tener muchas satisfacciones con esto que hicimos de todo corazón. A las líneas que me entregaste en el tinglado, con esas tan cariñosas expresiones de tu querido padre, las conservaré siempre. A él le haces llegar mi afecto y agradecimiento. A Catamarca iré en cualquier momento y entonces tendré el gusto de estar contigo y de conocer de cerquita a tu gente. En La Plata tienes una casa, de modo que si algún día vienes no haces más que correrte hasta acá. Bueno mi querido Pepito, cumplido contigo y rogando por tus renovados éxitos, te abrazo cariñosamente. Tu amigo y comprovinciano: Atuto Mercau Soria”. Posdata: Pepito Coria conserva el original de la misiva, entre los tesoros que guarda en su archivo personal.
 
En el primer Poncho, 1967.


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