Parece navegar contra la corriente: cuando todos quieren atornillarse al sillón de dirigente gremial, impulsó el freno a la reelección indefinida en el SOEM (Sindicato de Obreros y Empleados Municipales) Capital. Hijo de Jacinto Alberto Arévalo y Ana María Yance, casado con María Eugenia Varela y padre de Valentina e Isabela. Se considera “incorrectamente católico, pero tremendamente cristiano”. Vendió zapallo por las calles y fue chofer de la línea 102. Hoy, tiene la palabra. Es el elegido del Cara a cara: Walter Alberto Arévalo, secretario general del SOEM. Para prestarle atención.

  -El año que pasó lo tuvo como protagonista de algunos acontecimientos que merecieron la más amplia difusión en los medios de comunicación. Uno de ellos fue haberle puesto límites a la reelección indefinida al cargo de secretario general del SOEM. ¿Por qué la iniciativa?

  -La razón fundamental fue por los antecedentes que tenemos aquí en el sindicato municipal. Aquí hubo una comisión directiva en cuya gestión no había nada y solamente hacían negocios con el gremio. Estoy hablando del año 1981, cuando estaba al frente un tal Vera, creo que le dicen “el santiagueño”. Esa comisión estuvo 28 años al frente del SOEM. En esa época tuvieron tremendos ingresos y manejaban millones que representaban una fortuna. Reconozco que hicieron obras, pero parece que después se confundieron: creyeron que el sindicato era de propiedad de ellos. Después de esos 28 años, vinieron otros 15 años de desgracia para el sindicato, a tal punto que estuvo al borde de la desaparición, fue cuando empezaron con las incontrolables cesiones de préstamos. ¡Casi lo quiebran para siempre al sindicato! Nosotros asumimos la conducción de una institución que estaba en estado de quiebra. Asumimos el 15 de abril de 2013 y ahí nomás nos visitó un martillero de la AFIP; a los dos días de gestión nos entró el primer embargo por 50 mil pesos…
 

  -Disculpe la interrupción: este periodista es amigo y tiene una alta estima por el señor Justo “Alo” Barros y otros gremialistas locales. Que ello no represente ningún impedimento para que se exprese con la más absoluta libertad.

  -Sigo: nosotros presentamos una denuncia por la forma en que encontramos el sindicato y soy un convencido de que a la gestión anterior la tiene que condenar la Justicia. Hice lo que tenía que hacer: denunciar. Ellos saben lo que hicieron; por eso hoy no están acá y estoy seguro que caminan por las calles con vergüenza. Yo también creí mucho en “Alo”, es más: fui delegado a los 22 en el SOEM. Después, por diferencias sindicales me tuve que apartar. En realidad, yo estoy aquí por “Alo” Barros y Raúl Jalil, porque cuando asumió en el 2011  el gobierno peronista en la provincia empezaron a perseguir compañeros y eso no me gustó. Querían armar una lista para meterse en el sindicato y “Alo” hizo lo mismo que había hecho: volvió a traicionar y nosotros ya no teníamos 22 años. Un grupo de Infraestructura Urbana se organizó y metimos una línea interna en el mismo sindicato hasta que logramos su intervención realizando una huelga de hambre frente a la delegación del Ministerio de Trabajo. Después ganamos las elecciones con el 47% de los votos, compitiendo con otras dos listas. Había 564 afiliados y hoy tenemos 2 mil.

   -Ya volvemos sobre el no a la reelección indefinida. ¿De qué manera se convierte en empleado municipal?
 

   -Entré al municipio en el año 1998, y no entré por favores políticos precisamente. Salí de la escuela de Tránsito que había creado (Eduardo) Brizuela del Moral. Había una competencia: los mejores diez promedios entraban favorecidos con una beca; yo estaba en sexto lugar y me gané una beca. En el ´98 entré en calidad de contratado y en el 2004 pasé a planta permanente. 

   -Hoy, ¿la casa está en orden?
 

   -Digamos que hoy el sindicato está en una línea ascendente. Se lo logró estabilizar, después de un tiempo de muchas deudas, muchos embargos y demasiadas preocupaciones. El gremio está en una situación estable; ya no tiene juicios y pronto pediremos que se levante el concurso de acreedores.

   -Ahora sí, volvamos al freno puesto a las reelecciones indefinidas.

   -Hoy tenemos 60 delegados en el gremio, que son los representantes de las bases. Mucho no creían que íbamos a llevar adelante este proyecto, que fue una promesa de la agrupación interna si llegábamos a la conducción, en el sentido de que modificaríamos esa parte del estatuto del sindicato. Tuvimos una asamblea con más de 400 trabajadores, a los que se les explicaron las razones de intentar impedir las reelecciones indefinidas, modificando el famoso artículo 36 del reglamento interno del sindicato. Así, no hay más reelecciones indefinidas desde el año pasado. 

  -¿Qué decidió para su futuro gremial?

  -Tengo la posibilidad de una sola reelección y nada más. Se me vence el primer mandato el 14 de mayo. La otra importancia de esta modificación fue la incorporación de las minorías a la conducción del gremio.
 

-Parece ir a contramano de algo que es una realidad: hay quienes llegan a la conducción de un sindicato para perpetuarse en el cargo. Usted, en cambio, le dice basta a la reelección por siempre. ¿Por qué?
 

  -Tengo el orgullo de decir que los seis o siete locos que estamos aquí metidos todos los días, ninguno cobra un peso.

  -¿No tiene una remuneración como secretario general del SOEM?

  -No. Porque todos renunciamos a un sueldo gremial. El gremio necesitaba que le pongamos el hombro para salvar la institución. Ese fue uno de los problemas de los exempleados del sindicato. Acá había algunos que cobraban más que el trabajador municipal. No queríamos echar gente y les pedimos un poco de austeridad.

-Otro hecho fue su renunciamiento a las aspiraciones de formar parte de la conducción de la CGT Regional Catamarca. ¿Por qué?

  -En un principio vimos la intención de querer cambiar la CGT local y nos involucramos con Leonardo Burgos, quien llegó diciendo que él no pretendía ningún cargo porque enseñaba en una universidad y le era imposible cumplir. Por eso caminamos juntos al comienzo con otros dirigentes; éramos mayoría respecto del otro sector, el de (Pedro Armando) Carrizo. Y aparecieron las “trenzas” y la verdad no tengo la capacidad de taparme la nariz para aguantar determinadas cosas. No podía estar en una misma mesa donde todos parecían pirañas capaces de sacarse los pedazos de cada uno. En realidad, los que hoy están en la CGT son los mismos de hace casi 30 años y nunca tuvieron la idea de formar nuevos dirigentes. Es como en el peronismo: hay una familia que se cree que son todos peronistas, como así también la hay en los radicales y con el derecho de ser los dueños del sello sin la necesidad de formar cuadros dirigenciales. Yo soy peronista, pero yo soy peronista-peronista, no necesito buscar cargos a través de mi peronismo. Así como el mejicano se identifica con el sombrero grande, yo me identifico plenamente con el peronismo  por mi forma de ser y pensar; pero no me destaco por andar afiliando gente, más bien insisto en destacar la importancia del peronismo en el marco del movimiento obrero. Creo que estos muchachos se confundieron: se creen dueños del movimiento obrero, por eso la carencia de nuevos dirigentes. No es de mi agrado esta CGT, formamos parte de ella, pero no estoy adentro de ese organismo. Miro con asombro cómo se hacen llamar dirigentes sindicales. Hay otro error aquí en Catamarca: cómo puede ser que haya dos secretarios regionales de CGT Catamarca que nunca discutieron paritarias. Por todo esto decidí irme de la CGT.

  -Hay algo que le toca muy de cerca: su esposa fue nombrada directora de Tránsito de la comuna capitalina. ¿Cómo lo tomó?

  -La verdad, no me incomodó para nada. Eugenia no era parte de la comisión directiva, era una colaboradora del sindicato. Sé que tiene una gran capacidad y se merece el cargo. No quiero entrar más en detalles, solamente decirte que ya le hicimos dos paros…esto sí me incomoda, pero yo respondo a las necesidades de los trabajadores; fue por el Ejecutivo, no le daba los medios a los trabajadores, y bueno…ella es parte del Ejecutivo.

  -Si hoy se hicieran las elecciones generales, ¿a quién votaría?

  -A algún compañero del Partido Obrero. Pero ojo: que sea obrero, porque hay dirigentes del PO que dicen representar a los trabajadores y no trabajan en ningún lado. Soy peronista pero no comparto para nada con el gobierno de Lucía Corpacci. Tiene alrededor a muchos vagos peligrosos…a mí me robaron dos veces la casa.

  -Pensamos que nos respondería: “Raúl Jalil”.

  -Tengo muy buena relación con Raúl Jalil. Lo respeto porque es el intendente y él me respeta porque yo soy honesto. Nunca recibí algo que no corresponda de Jalil. 

  -¿Todo dirigente gremial tiene precio?

  -Yo no tengo precio. Hacer las cosas bien, ése es mi valor. Vengo de una familia pobre, con un viejo laburador, que hasta el día de hoy se levanta a las 5 de la mañana.
 

“Todo lo que está haciendo Macri está mal”

En un tramo de la entrevista, le preguntamos: ¿Aciertos y errores del presidente Mauricio Macri? Walter Arévalo respondió sin dudar: “Para mí, todo lo que está haciendo Macri está mal. Soy peronista y lo digo así. Haber endeudado el país de la manera que lo está endeudando, la cantidad de puestos de trabajo perdidos, la familiaridad con los medios para pretender hacer ver algo que no es real. Mucha mentira. Macri es eso: el cartelito de una mentira y los problemas siguen sin solucionarse. No me gusta nada de lo que hace Macri”.

El nombre de la biblioteca “Patricio Scolamieri”: algo que nos toca muy de cerca
 

Un jueves del mes de marzo del año pasado, el autor de este espacio de todos los domingos fue invitado a participar del acto de inauguración de la Biblioteca Virtual Universitaria y la Sala Informática del SOEM, ubicada en el segundo piso del edificio ubicado en la intersección de calles 1° de Mayo y La Rioja, en una de las esquinas de la plaza 25 de Agosto. Consultado sobre la razón de  la imposición del nombre de Patricio Scolamieri a este saludable logro gremial, Arévalo contó lo siguiente: “Son casi 50 metros cuadros destinados a la biblioteca, espacio en el que hay 12 computadoras para los hijos de los afiliados y para los afiliados que tengan ganas de estudiar. Ahora comienza el tercer curso; la intención es también que el lugar sirva para dictarles cursos a los trabajadores, para su capacitación. El nombre de la biblioteca tiene una pequeña historia. Cuando nuestro sector estaba en el armado de la otra CGT, queríamos que lleve el nombre de Patricio Scolamieri; era una idea del compañero Sachetti. De ahí me quedó grabado el nombre, no conocí la vida de Scolamieri y un día leí un reportaje en el Cara a cara del diario El Esquiú a la hija, (Ana María) ´Bochi´. Hay una parte de la nota que me hizo soltar una lágrima: cuando ´Bochi ´cuenta el momento de la despedida cuando los milicos se llevaban al padre a la cárcel. Terrible. Yo tengo dos hijas, ¿me entendés? Recuerdo cuando hicimos la huelga de hambre que te conté frente a la delegación del ministerio de Trabajo; una de mis hijas me llamó a las 3 de la mañana y me dijo hablando bajito: ´Papá, comé algo ahora que no te ve nadie´. Además, un compañero, Juan Carlos Lugones, contó que su padre era amigo de Don Patricio, que era un tipazo, que era un gran hombre. Eso me hizo reflexionar: por ´Bochi´, por la tremenda historia de su padre, el peregrinar para verlo en la cárcel de Sierra Chica (Olavarría, Buenos Aires). Creemos sinceramente que nuestro gremio necesitaba tener la referencia de una figura gremial como la de Scolamieri. Hoy, junto a Agustín Tosco, Scolamieri es uno de mis referentes sindicales. De esa manera nuestra biblioteca lleva su nombre”. Por nuestra parte sólo nos resta agregar que además de destacado dirigente sindical, Scolamieri fue diputado nacional y un ciudadano muy respetado.