Cara a cara

Un hacedor del periodismo

Hoy: Juan Antonio Boglione.
domingo, 10 de junio de 2018 00:00
domingo, 10 de junio de 2018 00:00


Pasó el día del Periodista. Pero la memoria no deja pasar así nomás los recuerdos de personajes que escribieron su página en la historia del periodismo catamarqueño. Nació en San Francisco (Córdoba) y su radicación hoy varía entre la Capital Federal y La Rioja (allí es presidente de Editorial Famatina, editora del diario Nueva Rioja), pero su tono de voz cambia cuando habla de Catamarca. Sabe que su paso por esta tierra no fue en vano. Forma parte de ese lote privilegiado en el que conviven los elegidos. Lo queríamos recordar y además recordar su obra, quizá desconocida por muchos. Una buena manera de celebrar el Día del Periodista: dialogar con otro periodista. Por eso el “Cara a Cara” de este domingo tiene como protagonista a un hacedor de la profesión: Juan Antonio Boglione.
  -Una de tus primeras creaciones en Catamarca fue Radio Ancasti, primer paso en el camino de las realizaciones.
  -Radio Ancasti fue concebida, si mal no recuerdo, entre los años 1984/85. Pero indudablemente que el gran impulso de la emisora se produjo algunos años después, con la llegada de Aldo Guisardi, desde Córdoba. Fue Aldo, sin duda, el que le dio la impronta profesional que tuvo la radio la convirtió en la líder de Catamarca. Fue una gran radio, con una programación y un servicio informativo que no existían en la provincia. Y en honor a la verdad, formó un gran equipo. Un grupo de gente que le fue dando identidad a un medio de comunicación que comenzó a escucharse en todo el ámbito provincial. No daré nombres por temor a olvidarme de alguno. Y sería injusto por cada uno de los que se iniciaron con Radio Ancasti y llegaron luego a ser reconocidos profesionales.
  -Después vino la etapa de fundación de diario El Ancasti.
  -En el proyecto del diario comenzamos a trabajar a finales de 1987 y vio la luz el 8 de julio de 1988. Un empresario local (se refiere a Silvestre Zitelli) realizó la inversión, pero los verdaderos fundadores fuimos Aldo Guizardi, Ricardo Iraztorza, César González y quien te habla. Fui el primer director que tuvo el diario, pero la base fundacional la dimos nosotros. Aquí sí hago nombres, porque esa es la verdadera historia del nacimiento del matutino El Ancasti.
  -La cadena de creaciones incluye al diario Nueva Rioja, en la vecina provincia.
  -Nueva Rioja nace inmediatamente después de la crisis de los años 2000/01. Allí, los que hicieron el gran esfuerzo que requiere la puesta en marcha de un diario fueron Eduardo Molas y Daniel Libardi. En honor a la verdad, yo me incorporé a esta patriada un poco después. La idea original era hacer un diario regional junto con El Ancasti, pero por distintas razones no pudo funcionar de esa manera. Hubiera sido lindo que esa creación alcanzara la proyección regional pensada inicialmente, que buscaba fundamentalmente la plena integración  de una zona importante del país. Este nuevo producto periodístico se puso en marcha el 17 de marzo de 2003, a pocos días de la elección presidencial que Carlos Menem le iba a ganar a Néstor Kirchner por apenas dos puntos de diferencia (24% a 22%), lo que obligó al balotaje que finalmente no se hizo debido a la deserción protagonizada por el exmandatario riojano. Ahora estamos recreando la idea de sinergia con Nueva Rioja y El Esquiú.com de Catamarca, algo que ya está dando los primeros pasos. Este reportaje es un ejemplo de ello.
  -¿Por qué crees que el “producto Ancasti” se metió rápidamente en la gente? ¿Será porque Catamarca estaba necesitando nuevas voces y nuevas plumas para escuchar y leer?
  -Considero que había una fuerte avidez por escuchar nuevas propuestas periodísticas y en tal sentido los medios de comunicación estaban en la mira de la opinión pública. Eran los años del despertar de la democracia y Catamarca, como todo el país, necesitaba y demandaba nuevas ofertas desde lo periodístico. Fue un momento especial de la Argentina y el periodismo jugaba un rol preponderante.
  - También formaste y formas parte de Adepa. ¿Cuántos años como miembro de la Asociación de Entidades Periodísticas de la Argentina?
  -Más de 25 años integrando esa prestigiosa institución que representa a los medios gráficos de todo el país. Conozco, a través de esta asociación a casi todos los medios y no puedo negar que allí he recogido experiencias muy importantes que he podido volcar en los diferentes proyectos periodísticos en los que me tocó actuar. En la actualidad sigo en Adepa, exponiendo con claridad los inconvenientes que tiene la prensa argentina para funcionar con la libertad que merece tener el periodismo independiente. Sabemos que se trata de un tema complejo que merece un análisis profundo y un debate en el que se pongan sobre la mesa todos los pensamientos y de esa manera tratar de alcanzar el justo equilibrio a la hora de emitir una opinión. Tiene a su vez, esa importante dinámica de expresarse libremente y de aprender en el ida y vuelta.
  -Te has ganado, por sobrados motivos, el rótulo de “hombre de los medios”: lo mejor y lo peor de la profesión de periodista.
  -Lo mejor de este oficio es poder participar de una dinámica de interrelación con otras personas, algo único. Nos permite relacionarnos y conocer todo tipo de seres humanos de las más variadas profesiones, credos y oficios. Lo bueno y lo malo. Lo positivo y lo negativo. Lo que te hace feliz y lo que te impulsa el rechazo total. La vida misma, en síntesis. Eso da una adrenalina muy especial. Te cuento: en la agenda de mi celular, después de tantos años, atesoro cerca de dos mil contactos. No exagero ni hago alarde de ello.
  -¿Cuánto de culpa –o no- tiene el periodismo en el tema que se conoce como la “maldita grieta” en el país?
  -(Con enfático gesto) ¡Un montón! Perdón por el vulgarismo, pero lo uso a propósito. Y puedo decir que Catamarca es un buen ejemplo, negativo por cierto, de esta cuestión. No olvidemos que hubo dueños de medios que trabajaron de manera permanente cavando esa grieta. ¡Y la hicieron más profunda que la Zanja de Alsina!
  -¿Estás de acuerdo con el periodismo militante, algo que siempre existió pero que ahora es como que está más expuesto?
  -Debo decir que la expresión “periodismo militante” no me agrada. Pero sostengo que la prensa nace para que los hombres expresen sus ideas en el espacio público. Y esos hombres fueron y son militantes de sus propias ideas y conceptos. Y si pueden expresar esas ideas en un marco de absoluta libertad, mucho mejor.
  -El periodismo en el país, la región y el mundo: ¿evolucionó o, por el contrario, involucionó?
  -Sin duda que evolucionó a otros formatos y mecanismos, sobre todo a partir de las nuevas tecnologías. Fuimos de Gutenberg a Bill Gates, Jobs y Zukerberg. Es fascinante y apasionante a la vez. Y agradezco a la vida poder vivirlo. Mi hijo más chico, que vive en el exterior, me envía fotos instantáneas desde arriba de los trenes que utiliza. Imaginate.
  -Pro y contra del avance de la tecnología en la comunicación.
  -Los pros los conocemos todos. En cuanto a los contras, considero que los daños se pueden realizar con total velocidad. Y es algo que lo estamos viendo a diario.
  -Con las nuevas tecnologías: ¿estamos más o menos comunicados?
  -No tengo dudas: estamos muy comunicados. Cada vez más.
  -Aprovechando tus lugares de residencia: los premios que se entregan en Capital Federal (los “Martín Fierro” o los “Gardel”, por ejemplo) en nombre del periodismo y el espectáculo: ¿es la expresión más acabada del centralismo porteño?
  -Sí, absolutamente. Lo es, entre otras expresiones igualmente dañinas.
  -¿Cuál es a tu juicio la diferencia entre el periodismo porteño y el periodismo del interior?
  -El periodismo porteño participa con mucho entusiasmo del show, del espectáculo, en desmedro de la calidad misma. En cambio, el periodismo del interior no sube a la alfombra roja. Y eso hace a la diferencia.
  -¿Se salva algún político cuando buscamos culpables de la pobreza, la inseguridad y la crisis por la que atraviesa actualmente el país?
  -Muy pocos, en realidad. Pero a los que vos aludes como “políticos”, digamos que surgen del seno de una sociedad que tiene los mismos defectos y las mismas virtudes. No tenemos una sociedad virtuosa y políticos que no lo son.
  -¿Es la Argentina un país atrapado por la droga? ¿Tiene o no tiene salida del problema?
  -La droga está muy presente, representa todo un flagelo, es muy cierto. Pero confío en que hay salida del problema. Depende de las medidas a aplicar. Ojalá esas medidas sean las más acertadas. No hay margen para el error.
  -¿Cómo hacer para dejar de ser “el país del River-Boca”?
  -La sociedad argentina es una sociedad desintegrada, cada vez más. Ese es el desafío más grande: lograr una mayor integración. Pero para ello hay que redistribuir, hay que compartir más lo que tenemos. Pero hay sectores que no están dispuestos a hacerlo.

Opiniones

Cuando le preguntamos a nuestro entrevistado sobre la suerte del  seleccionado nacional en el mundial de fútbol a jugarse en Rusia, no dudó un instante y pronunció una sola palabra: “Campeón”. Después, nos entregó su opinión sobre algunos personajes de la política nacional:
  *Mauricio Macri: “Esperemos que concluya su mandato”.
  *Carlos Menem: “Un grande”.
  *Sergio Massa: “Una expectativa”.
  * Elisa Carrió: “El delirio místico en la política”.
  *María Eugenia Vidal: “Una esperanza de muchos”.

 

Eduardo, ese gigante de la vida

Aprovechando las vivencias que tuvo en nuestra provincia, le preguntamos a Juan qué había dejado y qué se había llevado de Catamarca. No dudó un instante y advirtió: “Aquí me voy a explayar un poco. Y voy a dar algunos nombres, a título de homenaje”. Y dijo: “En la provincia dejé parte de mi vida y de mi corazón. Y me llevé afectos, cariños, momentos imborrables. En esa época, recuerdo, hice una vida hacia afuera, tanto del diario como del lugar donde vivía. Eso me permitió conocer mucha gente y el calor humano entrañable de los catamarqueños. Hoy, lo único que lamento es no poder visitarlos seguido. Me vienen a la memoria Don José Panepucci, del diario La Nación; ‘El Flaco’ Alejandro Serra; Oscar Castrelos; Arturo Arona y los amigos de Córdoba que ya nombré anteriormente. Ellos fueron el basamento de radio y diario El Ancasti. Sinceramente, pido disculpas por alguna omisión. Luego, en la continuidad, estuvo el aporte de (Roque) Eduardo Molas, Carlos Ferreira, (Kelo) “El Negro” Molas y Daniel Libardi. Lo que hicieron fue gigantesco. Tanto por el aporte profesional brindado como por todo lo que debieron soportar para llevar el diario adelante. Por momentos, era como cruzar el Cabo de Hornos. Y todos los días”. Le recordamos que de los nombrados, Roque Eduardo Molas es el flamante presidente del diario El Esquiú. Com. Con mucho de nostalgia expresó: “Eduardo Molas es un gigante de la vida, un gran tipo. Con él vivimos momentos difíciles, sin embargo supimos preservar el afecto, el respeto y, sobre todo, la amistad que forjamos aquellos días cuando las papas quemaban. Valoro mucho su coherencia. Hace un tiempo, una persona muy conocida y querida de Catamarca me dijo que yo le di nada menos que un diario a la provincia. Una exageración. Bueno, Eduardo Molas le dio dos”.

Agradecido, a pesar de todo

Soy sincero: vi un hueco y me metí. Cuando Juan me nombró entre sus recuerdos de la historia del diario El Ancasti, sentí la necesidad de escribir unas líneas en los días que, por suerte, nos saludan muchos por el Día del Periodista. Y siento sensaciones encontradas de mi paso por El Ancasti: el medio del que fui su director durante tres años, en coincidencia cuando estalló el caso Morales, en 1990. El mismo medio que posteriormente, cuando fui director de otro diario –La Unión-, me denostó con un ensañamiento increíble durante largos meses. Humildemente digo: creo haber aportado algo en favor del crecimiento de El Ancasti, junto a gente muy valiosa. Muchos se empeñan en desconocerlo, pero hay una historia que no deja mentir. Hoy, cuando camino la vida estrenando la miserable (expresada en números) pero a su vez dignísima jubilación, y masticando bronca porque algún empresario se olvidó de hacerme los aportes previsionales correspondientes, siento la tranquilidad de conciencia de no guardar rencor alguno. Aprendí a perdonar, de la misma manera que aprendí a hacerme cargo de mis errores. Señor Silvestre Zitelli, dueño de El Ancasti: siempre le estaré agradecido porque ese diario me permitió “recibirme” de periodista, título que no supe o no pude buscar en la universidad. Parafraseando a Amado Nervo: “Porque fui el arquitecto de mi propio destino”…nada me debe. Yo estoy en paz, más aun después de expresarle mi eterna y sincera gratitud. Espero la sepa valorar. 


Kelo Molas
 

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