Hoy: RENÉ ARRÉGUEZ

Cara a Cara: Nacido para cantar

domingo, 3 de junio de 2018 00:00
domingo, 3 de junio de 2018 00:00

Por Kelo Molas


Imagínese una vivienda de uno de los pasajes de B° El Mástil, hace medio siglo. Suponga que se trata de un sábado a la tarde de hace cinco décadas.

Doña Balbina, la mamá de la casa le ceba un mate a Don Raúl, su esposo, mientras prepara el picadillo para las irrepetibles empanadas que al otro día, domingo, el resto de la familia y los amigos que tuvimos la dicha de vivirlo, compartirían al calor de la amistad.

1968: primer plano para el debutante cantor.

Un ritual que se repetiría a través del tiempo, por mucho tiempo. En uno de esos días, Doña Balbina le propuso a uno de sus hijos que vaya a aprender a tocar algún instrumento porque veía que la música lo había atrapado. Y para siempre. De aquello pasaron 50 años.

Hoy, aquel jovencito de 18 años tiene 68, está casado con Carmen Moreno, tiene dos hijos (Ignacio y Mario) y cinco nietos (Leandro, Uriel, Lautaro, Xian y Mía). Recuerda con afecto a sus hermanos: Orlando, Raúl, Ángel, Mirtha y Teresa (fallecida). Pudo haber sido futbolista, pero no pudo gambetear la pasión por cantar cosas que representen una caricia al oído.

El próximo viernes estará celebrando sus Bodas de Oro con ese arte de combinar los sonidos en un show especial en el Cine Teatro Catamarca.

Es sinónimo de música y protagonista del Cara a cara de este domingo: Raúl René Arréguez. El de la banda con nombre propio.

 

  -Medio siglo con la música: ¡Cuántas historias por contar!

  -Toda una vida. He puesto los mejores años de mi vida al servicio de la música, desde mi juventud. Comencé a los 18 años, una edad en la que antes te sentías un pibe realmente. Ahora, a los 18, se vive de otra manera, los tiempos han cambiado, es como que se acortó un poco el tiempo de la adolescencia. Queremos ser adultos cuando todavía somos chicos.

 

  -¿Hubo algo que te inclinó a dedicarte a la música?

  -En realidad, me sentí impulsado por mi mamá. Ella veía mi entusiasmo por cantar y con toda su humildad un día me dijo: “Tiene que aprender a tocar un instrumento; vaya, yo le voy a pagar el profesor”. Así, estimulado por mi madre, fui a la casa de “Ñico” Díaz, un vecino de B° El Mástil, que después fue un reconocido folclorista, integrante del conjunto Los Sembradores. También estaba José Díaz, el hermano, quien en definitiva me dio las primeras enseñanzas en la guitarra y ahí comencé a caminar la vida en compañía de la música. Desde entonces la guitarra fue un punto de referencia hasta el presente.

 

  -En determinado momento de tu juventud, ¿has tenido que elegir entre la música y el fútbol?

  -El fútbol fue quizá mi primera pasión, pero esto de la música fue más fuerte. Cuando empecé a tocar los primeros acordes en la guitarra, cambió todo y no tuve ninguna duda: me incliné por la música y el fútbol quedó atrás, no volví a practicarlo más. Me inicié como “4” en el Club Barrio El Mástil y después jugué en (Unida de Santa Rosa) en Juventud, época que compartía el deporte con grandes amigos como Julito Sánchez Reynoso, René Córdoba, Carlitos Vargas (llegó a jugar en el fútbol grande de la AFA), “Kechu” Reartes, “Moro” González, uno de los tantos personajes que había en el B° El Mástil, un lugar al que todavía llevamos en el corazón.
 

La formación actual de la banda: padre, hijos y nietos.

-Recordamos haberte visto por primera vez en lo que era el “tinglado mayor” de la Fiesta Nacional del Poncho (por avenida Colón al 300) imitando a Leonardo Favio. ¿Puede ser?

  -Justamente eso marcó los inicios de mi carrera artística. Como te decía, los primeros acordes me los dio en la guitarra José Díaz. Una vez, en una radio escuché la voz de Leonardo Favio. Corría el año 1968 y Favio sonaba muy fuerte con el tema “Fuiste mía un verano”; se me pegó mucho su timbre de voz y empecé a cantar sus canciones. Increíblemente, por esas cosas de la vida, digamos que tenía un parentesco con la voz de Favio. Recuerdo que me escuchó un amigo del barrio, al que llamábamos “Ficha” Avellaneda y me comentó que era muy conocido del locutor Carlos Javier Bravo y me animó: “Tenés que ir a la radio, va a ser un éxito”. Dejé pasar ese comentario hasta que después me confirmó que había hablado con Bravo y que tenía que ir a LW7 Radio Catamarca, al programa “Sábados estelares”. Un día antes me tenía que someter a una prueba y fui acompañado por dos amigos  con los que posteriormente integraríamos el grupo “Los Genios”: José Luis Vaca y Ricardo González. Ellos me hacían el coro y llamó la atención que con una guitarra criolla saliera cantando temas de Favio. La radio tenía una sala para el público y me fue muy bien, me aplaudieron mucho. Por ese programa desfilaban todos los artistas de esa época, como: Clarita Alsina, Selva Gigena, Carlos Bazán con Los Sembradores, Los de Catamarca y otros muy conocidos.

 

  -Seguramente ese hecho marcó un antes y un después en tu carrera.

  -Sí, digamos que lo mío fue muy rápido. Ese día de “Sábados estelares” me escuchó Jorge Nieva, que lideraba un conjunto llamado “Los hippies”. Se puso en contacto conmigo y me dijo que el grupo hacía música instrumental pero que andaban buscando un cantante. Me hizo la propuesta y dentro de mi timidez, acepté, como para probar. Las cosas de la vida: me contó que ellos estaban actuando en la terraza del club Defensores del Norte, que era atendida por “Lucho” González. ¡Increíble! Cincuenta años después, casi en la culminación de mi carrera, hoy estoy tocando con mi banda en “El rincón de Lucho”, el mismo González de mis comienzos. El debut en esa terraza y ante mucha gente fue un verdadero éxito, los temas de Favio gustaron mucho.

Tiempo de “Los Genios”.
 

 

  -Así comenzó a escribirse una historia extraordinaria.

  -Estuve dos años con “Los hippies”. Después me salió otra propuesta, de un grupo cuyo representante era Don Rodolfo “El avión” Rodríguez, alguien muy conocido en el ámbito deportivo, especialmente el futbolístico; uno de sus hijos, Ángel, fue un gran jugador de Defensores del Norte y de la Liga Catamarqueña.

 

  -Nombrar a un personaje como “El avión” Rodríguez es aludir directamente al pasaje Madueño.

  -¡Claro! En esa casa ensayábamos con la formación “Jugo de fruta”, en la que estaban “Ñato” Sandivares, “Ringo” Aragón en batería, José Luis Vaca. Con “Jugo de fruta” tuvimos mucho trabajo y un gran éxito; era una banda que se metió rápidamente en la gente, con la cual estuve un par de años…

 

  -Perdón por la interrupción: a esa altura de los acontecimientos, comienzos de la década de los  ´70, había una fuerte competencia. Estaban “Grupo Of King” con Tony Ferreyra, Los Morgan con René “Cariño”  Ruiz, Huguito Segura y otros.

  -¡Exactamente! Cuando comencé en 1968 ya estaba el “Grupo Of King” (luego se llamó “Punto y coma”), Los Morgan con Lito Oliva a la cabeza y Roberto González; era la época de “Mochi” Centeno, “Potoco” Ortiz,  Alberto Robledo, Gustavo Luna. Después vinieron “Los genios”, una banda que me dio muchas satisfacciones durante un largo tiempo, acompañados por un grupo de músicos de mucha calidad. Tal vez me olvido de algunos compañeros de ruta en esto de hacer música, pero realmente es una larga historia con muchos protagonistas en el medio.

Recibiendo el premio “Fray Mamerto Esquiú”.
 

  -También estaban los bailes de moda: Club Pelota Paleta, Pileta de San Isidro, Club Sarmiento, Hotel Ancasti, Casablanca y otros.  

  -En ese entonces, cuando apareció la onda  “bolichera”, estaba “El entrepiso” del Hotel Ancasti. Funcionaban a pleno los clubes: Villa Cubas, donde se hacían los famosos carnavales con el recordado Manuel Flores; lugares como Loma Cortada; el famoso El Parquecito en Valle Viejo; Casablanca, donde era la Sociedad Española y adonde vinieron por primera vez Los Ángeles Negros. Se hacían bailes en la famosa Pileta de San Isidro, Obreros y San Martín de San Isidro.

 

  -Mirando la película de tu carrera, por la época que estamos recordando ya habías elegido la música como medio de vida.

  -Sí, siempre tuve a la música como un medio de vida. Una expresión musical que dedique su vida para llevarla adelante, necesita cobrar para hacer inversiones en equipamiento. Todo se va haciendo de a poco, por supuesto dentro de los niveles económicos que se manejan en Catamarca. Por eso insisto: claro que la música fue y es un medio de vida para nosotros; hay épocas en que se gana un poco más y otras en que los ingresos merman, pero hay que seguir trabajando para mantener al día todo lo que corresponde a la compra de elementos musicales.

 

  -Al margen de la música, has tenido otras actividades laborales.

  -He trabajado en diferentes lugares, especialmente en la parte privada, hasta que pude lograr entrar en Vialidad Provincial, repartición en la que finalmente me jubilé. Allí trabajé durante 32 años y logré jubilarme. Ingresé en 1984 y hace un par de años me salió la jubilación. Tengo muy buenos recuerdos de mi paso por Vialidad por los compañeros que tuve.

 

  -De pronto, llegó el día de pensar en una agrupación propia y nace la “Banda de René”. ¿Cómo fue?

  -Venía trabajando con “Los genios” en el Club Obreros de San Isidro. Por esas cosas de la vida, llegó un momento en que se cumplió un ciclo. Un amigo, Oscar Tejada, presidente de Obreros por aquellos años, me tiró la idea de conformar una banda propia. Y la verdad es que no lo dudé, porque ya venía masticando la idea de que se había cumplido un ciclo en mi carrera artística y que había que comenzar algo nuevo. Los ensayos y el ritmo de trabajo ya no eran los mismos. Estoy hablando de fines de los ´80, porque con “Los genios” anduve más de 15 años. Entonces, acepté el desafío de formar una nueva agrupación. Ignacio, mi hijo mayor, ya venía tocando el saxo desde los 12 años y después aprendió a darle al teclado; desde muy chico se pegó a mi carrera, hasta el día de hoy. Recuerdo que le pusimos de nombre “La banda de René” y cuando teníamos que debutar un sábado no lo pudimos hacer porque por esos días (noviembre de 1988) había fallecido monseñor (Alfonso) Torres Farías, que había sido obispo de Catamarca, de manera tal que suspendimos el debut.
 

-¿Recuerdas la primera formación de “La banda de René”?

  -Mirá…digamos que los que nunca se fueron de la formación fueron los hijos. El primero fue Ignacio, después se sumó Mario (bajo), también estaban los muchachos Torres, Gómez.

 

-Después, vienen nuevos desafíos.

  -Claro. Al poco tiempo de comenzar con “La banda de René”, nace un nuevo emprendimiento en los inicios de la década de los ´90: una empresa familiar. Se inicia algo así como “la era de los Arréguez”. Es  como ver coronado uno de los sueños que uno tiene en la vida y para el cual le ha puesto tanto empeño: hace dos años aproximadamente la nueva formación está integrada por los hijos y los nietos. La banda actual está integrada por mis hijos Ignacio (saxo, teclado y voz) y  Mario  (bajo), más mis nietos Leandro, Uriel y Lautaro, responsables de todo lo que tiene que ver con la percusión y yo, que canto y toco la guitarra. Este es el grupo que estará tocando en la presentación que haremos en el Cine Teatro Catamarca para celebrar los 50 años con la música.

 

  -¿Qué va a pasar en la sala “Julio Sánchez Gardel”?

  -Ya estamos en la cuenta regresiva y los nervios nos están devorando. Será el próximo viernes 8 desde las 22 y será mi primera experiencia como productor: todo está hecho a pulmón. Y aquí quiero decir algo: existe la idea que todo hay que hacerlo con los fondos del Estado, pareciera que todo acontecimiento artístico o deportivo tiene que pasar por el Estado. Para esta oportunidad logré la colaboración del Cine Teatro Catamarca, pero debo destacar fundamentalmente el apoyo del Centro Empleados de Comercio, a través del señor Roberto González. También debo resaltar que fueron muchos los medios de comunicación que me están dando una mano con la difusión del espectáculo.

 

  -¿Será una noche con invitados especiales?

  -(Poco predispuesto a dar detalles) Será una noche especial. Vamos a tener varias sorpresas…va a estar lindo.

 

  -Una característica de “La banda de René”: la ejecución de varios géneros musicales.

  -Como todo, también la música a través del tiempo va incorporando cosas nuevas.  En nuestro caso, los jóvenes que son mis hijos y mis nietos te van inyectando cosas nuevas desde lo musical y desde lo tecnológico. Y eso va cambiando el repertorio y generando la necesidad de la búsqueda de nuevos estilos. Hoy por hoy hacemos música del recuerdo, tango, folclore, cumbia, cuarteto, vals, chamamé y pasodobles, como en los viejos tiempos de las grandes orquestas. Esa fue mi línea y la voy a seguir manteniendo: hacer todo tipo de música.
 

-La pregunta que quizá no tenga respuesta: ¿hasta cuándo René con la música?

  -(Sonríe abiertamente) Es una incógnita…la gente no me entró a despedir todavía y no deja de apoyarme. Creo que a eso del final lo va a disponer Dios. Ojalá, eso así, pueda seguir un largo tiempo más. Hoy, 50 años después, puedo decir que valió la pena el esfuerzo.
 

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