La hermana del cadete Luis Oropel, quien se recupera en un sanatorio de Córdoba tras sufrir torturas en la Academia de Policía de La Rioja, dijo hoy que el sueño del joven de ser policías "murió" tras el entrenamiento salvaje al que fue sometido.

Lucía contó que Oropel "venía insistiendo desde hace tiempo en que quería ser policía y que quería capacitarse". Y agregó: "Finalmente había logrado ingresar y en el entrenamiento murió su sueño".

En diálogo con Cadena 3, la mujer sostuvo que su hermano le admitió que "sintió que su vida estuvo en riesgo y no quiere saber nada con volver a ese lugar".

En cuanto al estado de salud del cadete, Lucía señaló que durante las últimas horas ella y su familia recibieron "la buena noticia de la reacción de sus riñones". Según informó, ayer el joven no tuvo que recibir diálisis, lo que indica que "su riñón está recuperándose y funcionando de manera natural".

No obstante, Oropel continúa internado en terapia intensiva en el centro de salud de Córdoba al que fue trasladado por pedido de su familia.

La muerte de su compañero

Oropel, quien nunca perdió la consciencia tras el entrenamiento, se enteró en los últimos días de la muerte de su compañero Emanuel Garay (18), quien no logró recuperarse en el Hospital Vera Barros, donde estaba internado.

Emanuel Garay murió como consecuencia de un cuadro de deshidratación aguda.

La autopsia determinó que Garay murió tras sufrir un cuadro de "deshidratación aguda", lo que le provocó una "falla multiorgánica". No fue el único que sufrió las consecuencias del entrenamiento: en total fueron atendidos 18 jóvenes.

"Fueron más de nueve horas en las que los sometieron a un entrenamiento durísimo y sin hidratación, se les rompieron los músculos del cuerpo que empezaron a liberar toxinas, que se pegaron a sus riñones y paralizaron su funcionamiento", remarcó la hermana de Oropel.

La familia del aspirante internado en Córdoba ya presentó una denuncia en la Fiscalía actuante de La Rioja. Por el caso fueron detenidos cuatro comisarios que se desempeñaban como autoridades en la Academia y cuatro instructores de la Fuerza.

Además, la Justicia investiga -por pedido de la familia de Garay- a seis cadetes de años superiores, quienes habrían ejecutado las torturas sobre los alumnos que ese día comenzaban la carrera.