Hace un mes, a los 95 años

Se marchó de este mundo Carlos Miguel López, figura cumbre de nuestro fútbol

lunes, 26 de enero de 2015 00:00
lunes, 26 de enero de 2015 00:00

Debió transcurrir casi un mes para que el periodismo catamarqueño se ocupara de informar que el 26 de diciembre pasado dejó de existir Carlos Miguel López, el más grande arquero de fútbol que diera nuestra provincia, hasta el día de hoy, más allá de que algunos otros llegaran a defender los prestigios de importantes clubes a nivel nacional. En una encuesta que concreté hace un tiempo, requiriendo las opiniones de guardavallas de varias generaciones, el nombre de Carlos Miguel López trepó a la cúspide sin discusión alguna. Recuerdo que Luis Guillermo Toloza (“Lucho”), uno de los candidatos a quedarse con la premiación mayor, fue el primero en expresar que López fue el precursor, en nuestro medio, del arquero jugador, es decir el encargado de apoyar con su accionar personal los movimientos de los dos zagueros centrales.

Habitante de la zona Norte de San Fernando del Valle de Catamarca, sus inicios en el más popular de los deportes tienen origen en el Club Deportivo Mitre, pasando luego al Club Sportivo Villa Cubas, donde brilló a gran altura, mientras que posteriormente alistó en filas del Club Defensores del Norte y en el seleccionado de la Liga Catamarqueña de Fútbol. Durante su apogeo, López marcó claras diferencias a su favor, a sabiendas de que nuestra provincia entregó a través de su historial futbolístico una larga lista de excelentes arqueros, realidad que obligó a los eventuales entrenadores o directores técnicos de la selección de la Liga Catamarqueña de Fútbol a hilar demasiado fino o quizás a echar mano, vía sorteo personal, azar o cábala, para elegir a quien ocuparía la titularidad bajo los tres palos.

Aseguran los más memoriosos y entendidos en el tema, que el Amadeo Raúl Carrizo del balompié local, sin lugar a dudas fue Carlos Miguel López, un verdadero adelantado en el difícil e ingrato oficio de evitar los potenciales goles adversarios. Merced a su agudeza mental, inteligencia e innata aptitud para el puesto, se convirtió en el primer arquero-defensor que se vio por estos lados, deslumbrando a propios y extraños. No puede sorprender, entonces, que a la hora de una concienzuda evaluación de virtudes y defectos, la mayoría de los guardametas, de ayer y de hoy, lo califiquen como el mejor de todas las épocas, aún cuando siempre será un tema discutible en el mundillo deportivo lugareño.

Uno de los que avaló esta opinión, repito, es Luis Guillermo Toloza, el hombre que más años defendió el arco del seleccionado, sin que ninguno de sus colegas pudiera pelearle la titularidad, teniendo en el banco, en calidad de suplente, nada más ni nada menos que a Luis Alberto Burgos (“Mortadela”), a quien él considera que, después de López, fue el más completo de los cotizados porteros que pasearon su calidad, prestancia y personalidad por los campos de juego de nuestro medio. Como lo sabe el aficionado seguidor del más popular de los deportes, López se desempeñó en filas del Mitre, Sportivo Villa Cubas y Defensores del Norte, mientras que Burgos descolló en el Atlético Policial y Toloza anduvo por Vélez Sarsfield, Atlético Sarmiento y Defensores del Norte, entre otros clubes. “Carlitos” López, como siempre lo identificaron los habitantes del tablón y la platea, fue propietario
absoluto, en su momento, de la portería de la selección capitalina, teniendo como relevos, entre otros, a Ronald Tapia (“Chueco”).



EL MÁS GRANDE. Carlos Miguel López (cuarto desde la izquierda, parados) es considerado el más completo de todos los tiempos. A su izquierda posan Ronald “Chueco” Tapia (arquero suplente), Manuel “Yareta” Salcedo y Alberto “Patón” Cárdenas. Abajo, segundo desde la derecha, aparece Américo Ávila, cotizado delantero local. Fue uno de los seleccionados de la Liga Catamarqueña de Fútbol que hizo historia.


“Lucho” Toloza, quien entre los años 1996 y 1997 sufrió la amputación de sus dos piernas (afección diabética), es decir esas sólidas bases de sustentación que tuvo durante toda su carrera deportiva, con admirable lucidez mental, recordaba que atajó en el once de la Liga capitalina, las cuatro veces que River Plate de la AFA vino a Catamarca, una de ellas en el año 1966, en ocasión de las inundaciones que afectaron la localidad de Chumbicha, en el departamento Capayán. El conjunto “millonario” accedió a un pedido especial, para jugar en el viejo estadio del Norte este encuentro a beneficio, precisamente, de las familias damnificadas. “River nos ganó en esa oportunidad por tres a uno, en un interesante match que contó con el marco de una gran cantidad de aficionados, algo habitual cuando algunos de los clubes grandes de la Capital Federal nos visitaban”, acota.

Creo que en la selecta lista de los “número uno” locales debe tener un espacio propio, por su enorme trayectoria dentro y fuera de la provincia, Francisco Javier Gerónimo (“Chicho”), un hombre que si bien se inició en el Atlético Sarmiento de nuestra ciudad, su etapa cumbre se desarrolló en la provincia de Buenos Aires, donde defendió con altura e hidalguía los colores de Platense, Gimnasia y Esgrima de La Plata y San Lorenzo de Almagro. Platense lo contrató en ocasión de la presentación del seleccionado catamarqueño en un torneo Argentino realizado en la metrópoli. Durante el mismo, el arquero local recibió varios goles, pero a pesar de ello causó una gran impresión a los directivos “calamares”. Según datos que obran en mi poder, llegó a sumar un total de 286 partidos durante el tiempo que militó en las mencionadas entidades afiliadas al grupo superior de la AFA.

También es justicia ponderar las condiciones y campañas de otras figuras que se destacaron en esa posición o ubicación dentro de un campo de juego, la mayoría de ellos arqueros que actuaron en la selección de la Liga Catamarqueña de Fútbol. Entre los mismos, es digno mencionar a Manuel Roque Cuello (“Quito”), Luis Alberto Díaz (“Rupachico”), Luis Ríos (“Loco”), Miguel Humberto Ortiz (“Lungo”), Guillermo Paucará, Juan Roberto Coronel, Bruno Paz Galván (“Gato”), Antonio Orlando Coria (“Loco”), Lucas Ibarra (“Tero”), Julio Oviedo, Luis Narciso Vega (“Lucho”), Adolfo Quiroga (“Quiroguita”), Antonio Belisario Coronel (“Charo”), Raúl Juárez (“Loco”), Jorge Eduardo Agüero (“Sordo”), Humberto Molina (“Mate”), Hugo Villagra, Héctor Bertaina, Carlos Fuembuena, René Evasio Sierralta (“Chileno”), Omar Orellana y Hugo Soria.


Leo Romero

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