Es una pena

martes, 27 de enero de 2015 00:00
martes, 27 de enero de 2015 00:00

Días pasados hubo una discusión en el Facebook a partir de una foto que mostraba a un grupo de personas pisando el césped en la plaza 25 de Mayo. El autor que inició la conversación estaba profundamente molesto por la actitud de quienes no cuidan los espacios verdes de nuestro principal paseo público. Entre los comentaristas estaban los que compartían el enojo de quien disparó la discusión y otros que propiciaban un trato más cordial para con quienes atentan contra el patrimonio común. Estos últimos entendían que antes que sacar la foto y escrachar a quienes pisaban el césped, podrían haberse acercado a ellos y decirles que no lo hagan, explicándoles el valor que tiene esa vegetación. Entonces se les replicaba que hay gente que no entiende explicaciones, más si se tiene en cuenta que hay carteles que piden “No pisar el césped”, como uno que se veía en la foto publicada. La conversación remarcaba la puesta en valor de la plaza y su entorno, que realzó su belleza arquitectónica y es motivo de admiración de catamarqueños y turistas.
Luego de la procesión de la Virgen del 8 de diciembre, en este mismo espacio editorial, destacábamos el comportamiento de peregrinos y devotos de la Madre del Valle que habían respetado los vallados puestos alrededor de los espacios verdes y habían dejado intacta la plaza, salvo algún detalle menor totalmente subsanable. Fue una experiencia importante porque en el interés por ver la venerada imagen, pudieron avanzar sobre esos espacios y no lo hicieron.
Lamentablemente, ahora se conoció que la municipalidad de la Capital pondrá de nuevo esos vallados, porque el comportamiento reflejado en la foto de aquella discusión se repite, y a ello se suma que los llamados “trapitos” que limpian autos alrededor de la plaza, también invaden esos sectores. Es una pena porque, aunque sean vallas blandas, deslucen este paseo que después de las refacciones quedó tan armónico y bello.
Será necesario insistir con campañas y medidas de control, para corregir esos hábitos que dañan tanto el patrimonio común.

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