En la noche del 27 de enero 1990, en la localidad de El Rodeo se produjo un aluvión de similares características al ocurrido en enero de 2014. La diferencia entre los dos fue que en el primero no hubo que lamentar víctimas fatales y los daños materiales fueron menores.

Hoy se cumplen 25 años de aquel siniestro que fue -mirando lo acaecido en la noche del 23 de enero del año pasado- una premonición, un aviso que no fue tenido en cuenta. Tanta es la similitud con lo ocurrido el 23 de enero del año pasado, que de igual modo, la localidad de Siján también fue arrasada por un aluvión que destruyó varias viviendas.

Los temporales registrados con veinticuatro años de diferencia, muestran coincidencias en los perjuicios materiales ocasionados, entre ellos, la masa de agua, piedra, árboles y barro se llevó autos, la totalidad de las carpas y elementos que se encontraban en el autocamping. En el primer alud, el aviso de alerta temprana a las personas que se encontraban acampando en ese predio fue clave para que tuvieran tiempo de abandonar el lugar y no ser arrastrados por la correntada; mientras que el año pasado el fenómeno natural, no fue advertido a los turistas y produjo el fallecimiento de 11 personas y una que aún se encuentra desaparecida.

En cuanto a los daños en la infraestructura de la localidad, el alud del ‘90 destruyó el mismo puente que está en cercanías del camping y los puentes colgantes cercanos a El Mástil y Villafáñez, porque la cantidad de agua que llevaba el río superó la altura en la que se encontraban.

Los registros periodísticos que datan del año 1990, y por los que se puede conocer los hechos sucedidos, son los archivos de los diarios de la época.
Los testigos de ayer son los mismos de hoy. La Unión recoge entre sus testimonios la palabra de Adán Villafáñez -requerido por El Esquiú.com en su edición del domingo 25 de enero de 2014- quien explicaba los momentos de dramatismo vividos en ese histórico hospedaje y restorán.

En ese momento, Villafáñez explicó a La Unión que la creciente pasó por la parte de atrás de su negocio llegando a entrar incluso hasta la zona del comedor, provocando daños estructurales y haciendo entrar en pánico a los clientes que en ese momento se alojaban en el lugar. Las pérdidas fueron calificadas en ese entonces como “varias veces millonarias”.
En la zona del balneario municipal, el escenario de aquel entonces brinda razones para comprender la imprudencia con la que fue habilitado nuevamente, a pesar de las advertencias en contrario que se hicieron.

En 1990, ese lugar fue uno de los espacios más golpeados por la creciente del río Ambato. “En el camping rodeíno prácticamente nada quedó en pie”, reza un epígrafe que explica lo que se ve en dos fotografías en una de la varias páginas dedicadas por el medio a la cobertura del siniestro.

En ambas oportunidades que ocurrieron los desastres naturales, profesionales, autoridades y la sociedad en general analizaron las causas y la procedencia de los hechos. Al mismo tiempo, se debatió sobre la infraestructura existente y la necesidad de trabajar seriamente en la planificación de mecanismos de prevención que brinden seguridad a pobladores y visitantes de la villa ambateña.

Sin embargo, tiempo después de ocurrido el alud del ‘90, el autocamping volvió a ser habilitado y su estructura habría sido una de las causantes del desborde de la correntada que produjo algunas de las muertes de esa fatídica noche.

Puentes, el eterno debate

La construcción, ubicación y tipo de puentes que debería haber en la villa son algunos de los temas que mayores discusiones generaron luego del paso de ambos aluviones.
Mientras que los técnicos realizan estudios de todo tipo para ejecutar lo que consideran la obra más acertada, los pobladores exponen sus opiniones basadas en las experiencias vividas y el conocimiento del lugar.

Días atrás, se conoció que la comisión de Cuencas de Riesgo de Desastres Naturales de la provincia y especialistas en la materia de varias provincias, recomiendan la demolición del puente de El Mástil y reemplazarlo por un badén. La obra construida en 2010 fue cuestionada y considerada como uno de los factores que causaron las consecuencias fatales y destructivas del desastre ocurrido hace un año en la villa veraniega.

Por su parte, en declaraciones a la prensa, el ministro de Obras Públicas Rubén Dusso manifestó que aún no se ha decidido qué se hará y que procurarán que la medida final sea la más acertada.

Tal como explica el título principal de la nota del diario La Unión en su edición del lunes 29 de enero de 1990, el río Ambato creció y provocó serios daños. No hubo víctimas. En 2014, fueron 12: once muertos y una joven desaparecida.