Juicio a la educación. Parte I

Necesaria referencia sin hipocresías

Por Víctor Leopoldo Martínez (*)
miércoles, 17 de febrero de 2016 00:00
miércoles, 17 de febrero de 2016 00:00

“Ya nadie comprende

si hay que ir al colegio,

o habrá que cerrarlos

para mejorar”

Enrique Santos Discepolo

   (¿Que sapa, Señor?)

 

Para comenzar, analizar un sistema educativo implica partir del todo -Proyecto Político de País (PPP1)- y desde ahí dirigir la mirada hacia la particularidad -Proyecto Político Provincial (PPP2)-, único modo que el segundo sea funcional al primero en cuanto a la necesaria articulación con objetivos superiores que son los de la Nación misma; siempre respetando las particularidades y  necesidades provinciales en materia de desarrollo económico-social y fundamentalmente la preservación de su bien más preciado y valioso: el cultural. Lógicamente  todo esto –que no es poco- tampoco debería descuidar una integración articulada interprovincial en función del desarrollo del NOA en todos los aspectos y en relación a las necesidades regionales; o sea, son muchos los aspectos que un (PPPâ‚‚) debe tener en cuenta en el momento de su elaboración,  muchos los aportes que puede realizar y los beneficios que puede recibir el sistema educativo provincial (si todo esto aparece explicitado en los contenidos y formas de implementación) utilizando criterios asociados al sentido común. Como objetivo esto ayudará a evitar esa constante migración provincial interna e interprovincial hacia lugares alejados de la región y alimentaría el arraigo cultural y productivo en un marco de vida digna para la población en general.

Resulta muy evidente  que hoy la sociedad  está poniendo en tela de juicio a la educación en su conjunto, fundamentalmente en lo que hace a la cantidad y calidad de tratamiento pedagógico que el estudiante recibe  en  contenidos y  formación en un establecimiento educativo público.

Por esta razón voy a ofrecer humildes aportes, resultado de 40 años de estudios y trabajos empíricos en cuestiones pedagógicas a fin de acercar brasitas al fogón de una posible solución para el de por sí complejo tema educativo, en este caso en mi querida provincia.

La frase del título no es original; es el nombre de una obra de mi maestro Dr. Gustavo F.J. Cirigliano: “Juicio a la Escuela”, escrita en conjunto con Helba Forcade (Pedagoga y su brillante esposa) e Ivan Illich (crítico Austriaco del sistema educativo occidental) allá por 1973. Al tomarla prestada por lo acertada solo necesité expandirla; para eso reemplace “escuela” por “educación”. Dicha obra será eje referencial en esta reflexión que entregaré en varios capítulos.

Empiezo por aclarar que me resulta graciosamente necesario utilizar lenguaje Jauretchano (para  agregar una cuota de humor) de modo de hacer más digeribles algunas amargas realidades que a diario nos ofrece el sistema en cuestión. Por ejemplo, me voy a referir a los “chupa mortaja” de la educación, como Jauretche lo hacía con los “chupa mortajas de Sarmiento”, porque hoy por hoy se ve a tanto zonzo andar llorando por los rincones, rasgándose hipócritamente las vestiduras al tiempo que levanta la pancarta de “Soy defensor de la educación pública y gratuita” dejando caer lagrimones de cocodrilo mientras ve a su endiosada educación en un cajón de madera -conceptual- llevada a su última morada por ese séquito de “actualizados y progresistas  adoradores” que, al tiempo que dan cuenta de aquello: “Muerto el rey, Viva el Rey”, festejan alborozados la triunfal coronación del nuevo monarca educativo:  Los Medios de Comunicación.

Pasada las elecciones provinciales y nacionales con un fuerte revés electoral en estas últimas para el “modelo” que  venía implementándose desde el Estado Nacional en los últimos 12 años, ahora invito a reflexionar con tonos de respetuosos señalamientos sobre notorios errores en temas educativos de la gestión Kirchnerista (Señalamientos para nada nuevos ya que en nuestro caso vinimos haciéndolos desde el 2005 en las páginas de EL EMILIO –revista en su versión impresa, hoy digital editada en la C.A.B.A.), errores que, para los que contamos con cierta  experiencia, eran muy visibles; señalamientos que jamás fueron tomados en cuenta pese a las notorias evidencias de “fracasos” que en los últimos 4 años iban apareciendo y que a lo largo de este trabajo serán enumerados.

Por empezar debemos decir que hoy todo se presenta como mucho más difícil –pero para nada imposible- ya que a un gobierno provincial Peronista con políticas inclusivas como eje de gestión, articular con un gobierno nacional de neto corte neoliberal, ubicado en las antípodas del pensamiento filosófico en materia político-social, le va a demandar a sus actores mucha muñeca y destreza en materia de negociaciones.

La educación es una herramienta de aprovechamiento social  y por ende un hecho político.

No pocos  candidatos y políticos a nivel nacional vienen desde hace unas cuantas décadas hablando de educación; lo hicieron y hacen con total desconocimiento del tema, y como tales  -para nuestra desgracia- prometieron en esta reciente campaña electoral seguir infringiéndonos más suplicios en la materia. Peor aún; el actual presidente de la Nación M. Macri, a través de su inseparable  ministro  del área que ya lo acompañó en su gestión como gobernador, piensan retrotraerlo a nefastos períodos – la última dictadura y los “90”- donde la pauperización de la educación se asentaba en perimidos y decadentes modelos europeos. La fundamentación esgrimida por el actual ministro de Educación de la Nación y que aparece en su discurso es de una “necesaria modernización”. ¡Nadie sabe a qué llama “modernización”! El proyecto educativo implementado por este señor en la C.A.B.A. fue claramente desastroso solo vendido como exitoso por el paragua mediático que Macri tuvo y tienen desde su aparición en la política Nacional por parte de los medios hegemónicos. Tratando de ser benévolo,  no caben dudas que estos mismos y jóvenes personajes –los funcionarios Macristas- son incapaces de reconocerse  como un producto más, como víctimas del ritual de escolarización vacío de contenido y formador de híbridos culturales que desde 1955 se vino implementando en el país, con fuerte aplicación en la época de la última dictadura militar y en el Menemato.  Quieren  trasladar  el modelo “porteño” implementado por Bullrich en su gestión de 6 años en la C.A.B.A. a todo el país. El mismo tiene ahora como eje e intensión diferenciar al argentino del resto de los latinoamericanos usando como espejo –un tanto roto- el modo y estilo de vida europeo. Esto salta claramente en la construcción de sus discursos elaborados para el tilingaje de clase media porteña y de grandes urbes del interior, consumidor de pensamiento cipayo. De otra manera no seguirían diciendo tantas incoherencias incongruentes con el hecho educativo de formar argentinos con Conciencia Nacional. 

¡¿Quién con dos dedos de frente puede estar en contra de la escuela pública y su gratuidad?! Pero… ¿Queremos seguir con esta escuela pública manejada por docentes formados dentro del neoliberalismo dictatorial, formación continuada en la era menemista y no cuestionado ni   revisado por la gestión Kirchnerista? Hasta el propio Filmus estuvo como asesor del Consejo Federal de Educación en el menemato. Haga usted señor lector algunas cuentas relacionadas con la edad de los “nuevos” docentes y comprobará que de nuevo no tienen nada. Es más, fueron formados en el apogeo de aplicación del neoliberalismo y son los que están hoy al frente de educandos en todos los establecimientos de enseñanza. Quien  piense que esas políticas no “rozaron” a la educación, seguro que jamás se reconocerá como otro zonzo que compró el verso que sostiene que la educación siempre fue y debe ser apolítica, aséptica y asexuada (producto que con dicho envoltorio todavía hoy se vende hipócritamente en todos los quioscos terciarios ý universitarios de formación docente).

(Continúa)

 

                                               

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