En la sede de calle 25 de Mayo, a pocas cuadras de avenida Alem, hacia el sur de la ciudad, permanecen alertas durante las 24 horas del día ante cualquier llamado de emergencia.

 

Son los integrantes de la Brigada contra Incendios Forestales, que depende de la secretaría de Estado del Ambiente de Catamarca, al mando de Armando Zavaleta.

Sus inicios se remontan al año 1998, cuando "en la provincia se comienza a reclutar gente a través de los planes nacionales. En ese entonces, la Brigada estaba conformada por gente becada, únicamente trabajaban seis meses y eran retribuidos al año siguiente”, comentó el jefe del grupo, Cristian Velárdez.

 

Y continuó su relato: "A medida que los incendios forestales se fueron incrementando, tanto a nivel provincial como nacional, se fue tomando conciencia y vinieron desde nación a capacitar más gente. En ese momento ya existía la secretaría de Estado del Agua y el Ambiente, que pertenecía a la dirección de Recursos Naturales. Era un grupo reducido, pero tenían conocimiento en cuanto a capacitaciones en incendios forestales a nivel nacional. En esos años tuvieron incendios importantes, pero no contaban con los medios y equipos necesarios para empezar a combatir”. 

En el arranque eran pocos, novatos, con muy pocas herramientas, sin vehículos y sin medios aéreos.

 

A medida que fueron pasando los años, a partir de 2002, 2003, la provincia empezó a prestarles mayor atención.

 

Se creó un departamento de la Brigada y continuó el reclutamiento. Esta vez hubo que pasar los exámenes teórico-prácticos y psicofísicos, que determinan si un aspirante es apto para ser combatiente de incendios forestales. 

En 2007 hubo un salto en el reconocimiento a la labor que realizan, cuando "la provincia empezó a pasarnos a planta permanente, ya con un poco más de recursos tanto de infraestructura como herramientas, sobre todo elementos de seguridad”, comentó Cristian.

 

Sobre este aspecto, es dable destacar que los brigadistas son empleados públicos, pero su trabajo es diferenciado. Es por ello que años atrás se elaboró un proyecto de ley en el afán de lograr un régimen especial acorde a las características de su desempeño.

"Es una tarea de alto riesgo -sentenció Cristian-, nosotros tenemos otro tipo de preparación. Todo el personal está capacitado para volar en avión o helicóptero, trasladarse a distintos lugares como el cerro Ambato o el Ancasti. Ese tipo de tarea no la realiza cualquier empleado público. Si bien estamos dentro de ese régimen, nuestra tarea es diferente”. Por eso "esperamos que el proyecto de ley existente sea considerado, ya que hay provincias que han sancionado leyes para los combatientes, teniendo en cuenta más que nada la parte de riesgo, salubridad y todas esas cuestiones. En el sur tienen la ley”, afirmó.

 

Actualmente son 30 combatientes, distribuidos en distintos turnos para atender las demandas de la población. 

Operativamente, al recibir una denuncia se registra en el libro de guardias, se identifica al denunciante y se informa al plan nacional.

 

Luego se toman las coordenadas, a través de las imágenes satelitales se ubica el foco y se traslada al personal. 

"Lo primero que tratamos de hacer es sofocar el incendio y averiguar si fue por negligencia, intencional o natural”, explicó Cristian. 

Hay épocas cruciales para los guardianes de nuestros campos: la denominada temporada alta, que corre desde el 1 de julio hasta el 31 de enero, cuando se dan los índices extremos, que se miden por la velocidad del viento, muy frecuente en Catamarca.

 

 

En la temporada baja, que va del 1 de enero al 30 de junio, trabajan en la concienciación, prevención y capacitación. Recorren los distintos departamentos para capacitar y comprometer a los empleados que puedan colaborar, asistir.

 

"Esto nos facilita mucho por las distancias que separan los departamentos, son grandes y hay que recorrer varias horas. Necesitamos tener gente que pueda hacer un ataque inicial hasta que lleguemos al lugar”, afirmó Velárdez.

El año pasado brindaron cursos en El Rodeo, Los Ángeles, Pomán, Andalgalá, Belén, Recreo, Chumbicha, La Puerta, Los Varela, entre otros pueblos del interior.

 

Hoy existen casi 300 combatientes capacitados por la Brigada en los distintos municipios.

Estas cuadrillas son provistas de herramientas para que puedan actuar, porque los municipios no pueden hacerlo. En esto ayuda la nación.  

 

 

Los grandes incendios afectan la flora y la fauna y tienden a trasladarse a otras zonas. 

A veces los lugares afectados son de difícil acceso.

 

"Si bien en el Valle Central llegamos rápido, cuando tuvimos fuego en los bosques de arrayanes hicimos casi 12 kilómetros y la única manera de acceder era caminando, son entre seis y siete horas”, explicó el jefe de los brigadistas, enfatizando que están apuntando a la difusión, para reducir esta cultura de la renovación de pastura. 

También "buscamos al lugareño para que nos indique por dónde es el ingreso y las vías de escape, identificando un punto de anclaje, una línea de escape donde debemos tener la zona segura”, indicó. 

 

 

Actualmente, las instalaciones donde funciona la Brigada son alquiladas y fueron acondicionadas para la ubicación de las unidades hidrantes y de traslado, que están en comodato a través de convenios con los organismos nacionales.

Es por eso que están a la espera del edificio propio para el funcionamiento de la base de la Brigada, que estará ubicado en el predio del Centro Administrativo del Poder Ejecutivo (Cape).

A través de este espacio vaya nuestro reconocimiento a los combatientes de hoy y a los que pasaron por las filas de la Brigada. Gracias por ser los guardianes de la madre naturaleza, de nuestra casa común.

 

 

 

 

Matías Gutiérrez, uno de los combatientes más jóvenes, que ingresó en 2012, se refiere al esfuerzo que demanda esta tarea: "Cada vez que vamos a un incendio, son situaciones diferentes. Uno necesita estar despierto y trabajar mucho; es un esfuerzo constante. Son momentos peligrosos, en los que se pone en riesgo la vida. A pesar de este peligro, hago este trabajo como un servicio. Uno se siente orgulloso de poder salvar las plantas, los animales, la naturaleza”.

 

30 brigadistas

300 combatientes capacitados en municipios

3 camiones hidrantes.

1 camión Astra con una capacidad de 7.000 litros de agua. 

2 camiones Scan, con una capacidad de 1.500 litros.

Cada unidad tiene su baulera para llevar herramientas de mano.

Mayormente se usan herramientas de mano; son pocos los incendios donde se utiliza el agua.

 

1 avión hidrante. Hace el disparo en dos segundos.

1 avión vigía (monitoreo).

 

 

 

Incendios entre el 1 de enero y el 7 de febrero de 2017.