Odorico: mi hermano, mi amigo

domingo, 21 de enero de 2018 00:00
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Para conocer la figura y la obra de Fray Mamerto Esquiú, ofrecemos una nueva entrega sobre aspectos de su vida, a través de la pluma del profesor Mario Vera. Hoy se refiere a su hermano Odorico, persona clave en la vida del fraile.

Dos detalles relevantes: Odorico fue quien trajo el corazón de Esquiú a Catamarca y uno de los principales promotores en la búsqueda, identificación, desmonte y conservación de la gruta donde fue hallada la imagen de la Virgen del Valle.

El tercer hijo de Don Santiago Esquiú y María de las Nieves Medina fue un pilar fundamental en la vida del venerable Fray Mamerto y de toda la familia.

Odorico Antonio Esquiú nació el 14 de junio de 1828 y fue bautizado en la iglesia de San José de Piedra Blanca.

Aconsejó y consoló al padre Esquiú en sus momentos más difíciles y en sus horas más angustiosas. Siendo niños, junto a él viajó a la ciudad de San Fernando del Valle para estudiar en el convento franciscano catamarqueño y juntos residían en la casa del maestro sastre Elías Núñez. 

Odorico Esquiú siendo muy joven viajó a la ciudad de Salta, donde se casó el 5 de mayo de 1857 con Margarita Jáuregui, con quien tuvo una hija llamada Margarita de las Nieves; enviudó a los pocos años.

Luego se casó el 8 de febrero de 1861 con Manuela Castellanos Figueroa. Con ella tuvo varios hijos: Francisco Santiago, Manuel Desiderio, Mercedes de Jesús, Dolores Serafina y Trinidad. 

Dedicado a la venta de libros, a la cría de ganado y a otros negocios, fue muchas veces el sostén económico de sus hermanas que quedaron en Catamarca. Incluso socorrió a sus cuñados cuando las persecuciones políticas y las confiscaciones eran frecuentes en la turbulenta historia catamarqueña.

Su hermana Josefa de Jesús Esquiú se casó con Agustín Delgado, el 10 de noviembre de 1855 y Justa Pastora Esquiú se casó con Facundo Itúrrez, el 18 de noviembre de 1855. Ambos matrimonios vivían en La Puerta, departamento Ambato. 

Mamerto consignó en su Diario de Recuerdos y Memorias: Viernes 8 de enero de 1864: “He recibido cartas de mi hermana Manuelita (era su cuñada, pero Mamerto le decía hermana), de Rosa y de Justa. Odorico ha hecho oficios de padre con las hermanas de Catamarca: las ha visitado, consolado, socorrido y salvado a los cuñados mandándolos a Salta. Gracias a Dios”.

Fue Odorico quien pagó al mejor baqueano de entonces, Don Saturnino Díaz, para que acompañe al padre Esquiú en su largo viaje desde Salta hasta Tarija en el año 1862, cuando decidió alejarse de su Catamarca natal buscando la serenidad para su espíritu. 

En la vida del venerable Esquiú, su hermano Odorico Antonio tiene una presencia permanente.

Estando en el convento franciscano de Tarija, Mamerto escribió en su Diario: Jueves 11 de septiembre de 1862: “Abrí la carta de mi Odorico y me encontré cartas de Rosa, de Justa, de Marcelina. Con la lectura mis ojos se llenaban de lágrimas”.

Varias semanas después escribió: Miércoles 28 de enero de 1863: “En este correo a nadie escribí. Ni aún a Odorico, el único en este mundo que comprende mi dolor y se compadece de mí, consolándome con sus cartas: es el hermano más tierno, el mejor amigo, el bienhechor generoso”.

El sábado 31 de enero de 1863, Mamerto escribe en su Diario: “Tengo recibidos tres consejos, que por su oportunidad y por la impresión saludable que me han hecho, debo creerlos preparados por la Divina Providencia.

El primero fue de mi querido Odorico: estando yo en el Paraná y avisándole yo por carta que sufría mucha tristeza, me dio este remedio sapientísimo de que “procure estudiar mucho y ejercitarme cuanto pueda en obras de caridad”.

El segundo fue de fray Manuel Medina y el tercero me lo dio un caballero francés”. El 8 de diciembre de 1863, manifiesta: “Recibí una carta de Marcelina en que me avisa haberse marchado el buen Odorico para Catamarca, venciendo muchos contratiempos por visitar y consolar a la buena Rosa, a las atribuladas Justa y Josefa, aconsejar bien a mis hermanos y a remediar las necesidades de todos”.

Durante su campaña contra los unitarios, el 10 de octubre de 1867, Felipe Varela toma la ciudad de Salta. No saquea ni mata a inocentes como dice aquella zamba escrita por la oligarquía salteña, pero sí toma armas y caballos que necesitaba para su ejército.

Entre los prisioneros está Odorico Esquiú, que vivía en la calle Córdoba, a la vuelta de la plaza principal y por entonces estaba casado con Manuela Castellanos Figueroa, mujer integrante de una de las principales familias de Salta.

Odorico es llevado atado en un caballo hasta el Campo de la Cruz, en las afueras de la ciudad. Luego de varias horas de cautiverio, solicita hablar con el jefe. Ya frente a Felipe Varela le manifiesta que se dedica a la venta de ganado, que frecuentemente viaja a Chile, que era casado y con varios hijos. Pero el caudillo federal permanecía inmutable.

Entonces Odorico, tal vez temiendo por su vida, dice ser catamarqueño y que tiene un hermano fraile llamado Mamerto de la Ascensión Esquiú.

Al escuchar esto Felipe Varela lo miró fijamente, cambió la expresión de su rostro y ordenó a sus subalternos que lo liberaran. No sólo le perdonó la vida, sino que sin sacarle ni un centavo, lo hizo escoltar hasta su casa.

A fines de 1873 Odorico, con su hijo Santiago viajan a la ciudad de Tarija, donde hacía más de once años vivía Mamerto. Habla con él y lo convence de regresar a su Patria y al seno de su familia. Al respecto, en su Diario de Recuerdos y Memorias, Fray Mamerto expresó: Domingo 23 de noviembre de 1873: “Llegó a este colegio de Tarija, a horas siete de la noche, mi incomparable hermano Odorico con su hijito Santiago. Vive en este colegio”. Jueves 11 de diciembre de 1873: “Hoy se fue Odorico. El Señor premie la caridad que ha hecho conmigo. Salieron al principiar una tormenta, pero no pasó mucho sin serenarse el tiempo”.

 ¿Cuál era la caridad que menciona Mamerto? Fue Odorico quien solventó los gastos del viaje que el padre Esquiú hizo por Europa y Tierra Santa, desde febrero de 1876 hasta mayo de 1878 y que dejó profundos recuerdos en nuestro Venerable.

El 10 de enero de 1883 muere el obispo Esquiú. Durante la autopsia que se le realiza a su cuerpo y en los magníficos funerales que se le realizan en la ciudad de Córdoba, allí está su fiel hermano. Luego de permanecer cuatro meses en aquella ciudad pudo obtener el incorrupto corazón de su hermano Mamerto. Viaja a Catamarca a visitar a sus hermanas y trae en una cesta blanca de mimbre el corazón del Padre Esquiú y lo donó al Convento Franciscano.

Odorico atesoró en su casa de Salta la mayoría de los papeles públicos y privados y la correspondencia que el Ilustre Fraile envió y recibió durante toda su vida.

En abril de 1900 tiene un enorme gesto de generosidad al permitir revisar esos valiosos papeles y regalar gran parte de ellos al historiador Fray Mamerto González que estaba iniciando la investigación sobre la vida del virtuoso catamarqueño. Fruto de esa generosidad e investigación son los libros “La vida pública de Fray M. Esquiú” y “La vida privada de Fray M. Esquiú”, publicados en 1910. 

Debemos recordar también que fue Odorico Esquiú uno de los principales promotores en la búsqueda, identificación, desmonte y conservación de la gruta, ubicada en Choya, donde fue hallada la sagrada imagen de la Virgen del Valle. 

 Odorico Antonio Esquiú falleció el 31 de enero de 1901 en la ciudad de Salta. En sus momentos de alegría y de regocijo espiritual; en sus momentos de dudas y de tristeza, Mamerto siempre le escribía, recibiendo a la vuelta del correo las palabras justas y sabias y los mejores consejos de este hermano, confidente y amigo.

En una de las páginas de su Diario de Memorias y Recuerdos, Mamerto dice: “Odorico es un verdadero padre de huérfanos y necesitados. Tal hermano suelo siempre reputar como uno de los bienes más preciosos que debo al Señor en el orden de la naturaleza”.

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