Democracia entre países

viernes, 29 de octubre de 2010 00:00
viernes, 29 de octubre de 2010 00:00

El 30 de octubre se celebra el Día de la Democracia y aunque no se trata de la democracia en nuestro país, sino entre las naciones del mundo, considero interesante reproducir una nota publicada por el analista internacional Carlos Duguech en La Gaceta.
“Cada presidente o jefe de gobierno de 187 países de los 192 que forman Naciones Unidas, todos ellos como Estados miembro plenos, tiene en septiembre de cada año una única oportunidad de plantarse frente a la Asamblea General para expresarse. No importa cuán importante y desarrollado sea el país representado: Sudáfrica, Haití, Alemania, Afganistán, Japón o Albania -variedad de desarrollo económico y humano-, todos en la Asamblea General tienen un voto cada uno.
Sólo cinco países son distintos: Estados Unidos, Francia, Rusia, China e Inglaterra. Tienen triple privilegio: una butaca de por vida en el Consejo de Seguridad, mientras otros 10 del total de 15 miembros de ese cuerpo son rotativos. Y la tienen desde 1945, cuando se fundó la organización internacional por excelencia; tienen el irritante y exclusivo “poder de veto”; y por si no fueran del todo desmesuradas las prerrogativas mencionadas, baste saber que para toda reforma de la Carta de la ONU se necesita del voto de las dos terceras partes de los miembros de la Asamblea General y de los miembros de Naciones Unidas, según el artículo 108, que cierra con una frase que condensa el tercero de los privilegios: “incluyendo a los miembros permanentes del Consejo de Seguridad”. Conclusión de cuño tanto antidemocrático como insolente. En buen romance es como si dijeran sin tapujos que “la Carta de la ONU se puede reformar sólo si nosotros cinco estamos todos de acuerdo”.
Por otra parte, las reformas en el Estatuto de la Corte Internacional de Justicia, que nace con la ONU, se rigen por las mismas normas que se citan en la Carta (el artículo 108 mencionado). De este modo se anexa a los tres privilegios de la “pentocracia” del Consejo de Seguridad uno más: el de ser quienes decidan también en La Haya.
¿Qué hacer ante este círculo que se retroalimenta en su trazo en redondo? Una idea, aunque de difícil concreción, sería la rebelión de los 187. No que funden una nueva ONU (¿por qué no?) sino que exijan al mejor estilo gandhiano no asistiendo a la Asamblea General, por ejemplo, la que quedaría sin quórum, sin nadie al fin de cuentas, porque esos 187 países representan más del 97% de los votos. ¿Habrá legitimidad más auténtica en un verdadero sistema democrático?”

Julio Francisco Gómez

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