Por qué el tránsito es un caos

lunes, 29 de noviembre de 2010 00:00
lunes, 29 de noviembre de 2010 00:00

He estado cuatro días en la ciudad de Córdoba, desde el 18 al 21 de noviembre. Mi intención era investigar hasta qué punto los cordobeses conocen y ponen en práctica las normas viales. La idea era intentar comparar con lo que en nuestra capital de San Fernando del Valle de Catamarca se está llevando a cabo. El resultado no me fue para nada satisfactorio. Me dio la sensación de que muy pocos acatan lo que exige la Ley de Tránsito. El denominador común de lo que ocurre acá, allá y en todo el país es la ausencia de una decisión por parte de los argentinos de querer hacer las cosas bien, de querer cumplir a rajatabla con la Ley, de querer respetar la vida propia y ajena, de tener en cuenta los derechos de los demás.
Ahora vuelvo al pensamiento inicial. Quizá porque llegué justo cuando había un enfrentamiento de los agentes de tránsito con la decisión del Ejecutivo municipal; los medios hablaban de que el tránsito esos días era un verdadero caos; de que no funcionaban los controles.
Ya en la provincia de Córdoba, desde Quilino, la ruta estaba en refacción. En algunos tramos había tierra removida y obreros trabajando. Eso nos hizo demorar nuestra llegada a la ciudad.
Al cruzar las ciudades notaba poca presencia de controles y pocos retardadores de velocidad.
Ya en la ciudad de Córdoba, noté una falta acentuada de inspectores de tránsito en calles y avenidas. Es cierto que esos días había un conflicto de tipo salarial de aquéllos con el Ejecutivo. Pero tampoco la policía provincial hacía acto de una presencia efectiva. Los patrulleros eran pocos. Esporádicamente noté alguna pareja de policía caminera en motos.
El resultado de todo ello significaba poco control o simplemente calles y avenidas convertidas en tierra de nadie. En alguna intersección de avenidas, en la misma ciudad Capital, inclusive, falta señalización.
¿Y las víctimas? Todo daba a interpretarse como que los peatones no son tenidos en cuenta. En muchas intersecciones no tienen siquiera marcadas las sendas peatonales.
Ello era fácil de comprobar porque la mayoria de los conductores hacía caso omiso de lo que supuestamente habían aprendido en los cursos de capacitación: vehículos lanzados a velocidades extremas en avenidas, (superando los 60 km), vehículos en estado deplorable de seguridad, algunos con escapes libres, estacionándose de manera incorrecta, taxis deteniéndose muy separados del cordón cuneta o deteniéndose en cualquier lugar, para subir o bajar pasajeros o sobre la senda peatonal, bocinazos en cantidad, exceso de gases contaminantes, etc.
Los motociclistas son pocos. Son pocos también los que no llevan casco. En general no llevan más de una persona.
Los conductores de vehículos, la mayoría, se cíñen el cinturón de seguridad. Noté, sin embargo, que algunos conductores de taxis o remises conducen con el cinturón simplemente echados sobre sus faldas, como haciendo creer que lo tienen sujetos.
Fui a la Dirección de Tránsito municipal para averiguar sobre la modalidad de cómo se hacen los cursos y evaluación de los interesados para obtener la licencia para conducir.
Allí se dan los cursos, pero con la exigencia de muy pocos días de capacitación. Me dieron el dato de que a los niños les dan clases de educación vial y que reafirman sus conocimientos en un circuito de unos 3.000 m2 de superficie.
Pregunté si allí tomaban la práctica de manejo también a los adultos. Me respondieron que no; que ese circuito era para los niños; que a los adultos se les tomaba el examen de práctica en un sector de la ciudad con poco movimiento de vehículos.
A este punto, desplegué los planos de lo que estamos haciendo aquí en nuestro municipio capitalino y les hablé de que ya hace más de un año que estamos exigiendo cursos de dos semanas de duración, en dos turnos, de tres horas cada uno. Y que la tercera semana la utilizamos para tomar los exámenes de teoría. Algunos tienen que recuperar. La cuarta para el de práctica.
Por supuesto que le di detalles de la construcción del Circuito Modelo y que ya está en marcha.
Igualmente aclaré a los presentes sobre las características de dicho Circuito, único en su género en el país, con origen en los circuitos japoneses. Todos los que me escuchaban coincidían en que ese tipo de Circuito debería ser una exigencia corriente en toda ciudad de más de 10.000 habitantes.
La información relacionada con la decisión del Intendente Ricardo Guzmán de materializar el proyecto de la Creación de la Escuela de Conducción Vehicular y del Circuito la llevé, también, al diario La Voz del Interior y a Cadena 3, una radio que se escucha en todo el país.
Conclusión: Por el momento debo considerar una gran satisfacción el hecho de que con la Escuela de Conducción y el Circuito Modelo estamos haciendo algo inédito y que servirá para que la sociedad catamarqueña, por ahora, y luego toda la provincia y el país todo, tomen en seria consideración la importancia de un emprendimiento que merece un aplauso unánime, inclusive el del señor Gobernador.
 

Juan Servera
Presidente de la Fundación Don Bosco
y Asesor de Seguridad Vial Municipal.

De El Esquiú.com
El lector muestra lógica satisfacción por los avances que está logrando el municipio capitalino en materia de tránsito, con el aporte de su experiencia y conocimientos.

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