A Barack Obama lo derrotó la economía

domingo, 7 de noviembre de 2010 00:00
domingo, 7 de noviembre de 2010 00:00

Obama tendrá que reinventarse tras la magnitud de la derrota cosechada en las elecciones legislativas, coinciden en señalar los analistas internacionales.
Los republicanos se han hecho con el control de la Cámara de Representantes, pero no han conseguido arrebatarle a los demócratas el Senado, lo que suaviza el alcance de su derrota.
El dominio de la Cámara permite al Partido Republicano ejercer un fuerte control sobre la Casa Blanca, lo que obligará al presidente a replantear su agenda e intentar acuerdos con el sector más centrista de los conservadores, que obviamente no está en el Tea Party.
Aún así, tampoco se puede olvidar que el sistema democrático estadounidense es fuertemente presidencialista, y el jefe del Gobierno cuenta con instrumentos legales a su favor para sacar adelante muchas medidas, independientemente de cuáles sean las mayorías que rigen en el Congreso.
Ha sido la peor crisis económica que vive Estados Unidos desde la Gran Depresión de los años treinta del siglo pasado, la que ha derrotado a Obama.
Según una encuesta reciente de Associated Press, el 80 por ciento de los votantes sitúa la economía a la cabeza de sus preocupaciones.
Y eso que el actual presidente no es el responsable de una crisis heredada de su antecesor inmediato en la Casa Blanca.
Durante los dos mandatos de Bush, la economía norteamericana ha navegado de burbuja en burbuja hasta el estallido de la inmobiliaria y, casi sin tiempo para un resuello, la de materias primas.
La explosión de la burbuja inmobiliaria desembocó en dos crisis que interaccionan entre sí: la que castiga a la economía real, y atañe a la construcción y a todas las actividades relacionadas con ella; y la financiera, temible porque afecta a los bancos más importantes del mundo, genera desconfianza en la inversión y el consumo, y ha reducido al mínimo el caudal de liquidez que necesitan las empresas para producir, y las familias para comprar.
El debate político sobre las medidas económicas que, de forma complementaria, deben aplicar la Reserva Federal y el Gobierno para evitar una recaída de la crisis que pase de la recesión a la depresión y de la inflación a la deflación, está en el punto alto entre quienes ponen más el acento en los planes de estímulo que en el recorte de déficit y quienes sostienen lo contrario.
Es ahí donde demócratas y republicanos, Casa Blanca y Cámara de Representantes, habrán de elegir entre buscar zonas de consenso o enzarzarse en un cuerpo a cuerpo que en nada ayudaría a mejorar la situación económica del país, agravada por el aumento del desempleo y el déficit comercial, y con el rumor creciente de una guerra de divisas como telón de fondo.
Además de conservar el Senado, la victoria de los demócratas en California, el mayor Estado de los Estados Unidos y la octava economía del mundo, confiere expectativas a Obama de que pueda renovar mandato presidencial en 2012.

Luis Pousa

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