Ignorancia vestida de ambientalismo, codicia maquillada de humildad

viernes, 10 de diciembre de 2010 00:00
viernes, 10 de diciembre de 2010 00:00

Sr. Director:
Leo y no salgo de mi asombro. Me voy a referir a la carta publicada días atrás en la sección correo de lectores de su prestigioso diario, firmada por Fernando Mazzuco.
Fernando es un maestro de la pluma, pero en conocimientos no alcanza el rasgo de aprendiz. No lo culpo, pero tampoco lo disculpo.
Pero primero lo primero. También yo quiero solicitarle tenga a bien publicar la presente en donde explicamos algunos de los motivos por los cuales NO nos oponemos al proyecto Agua Rica:
- Si leyeran con detenimiento y sin sesgar tendenciosamente lo que dice la Declaración de Impacto Ambiental, verán que todo ha sido contemplado para preservar, mitigar y aún mejorar las condiciones ambientales durante y después de llevarse a cabo la producción en la mina. Y lo que no se observó desde la empresa, lo hizo la Secretaría de Minería que ahora más que nunca tiene el objetivo puesto en que las cosas se hagan bien; que se hagan, bien.
- ¿Quiere Sr. Director que me ponga a enumerar leyes y artículos y ordenanzas y reglamentaciones y declaraciones y explicaciones y constituciones? Le aseguro que puedo. Vengo de una familia minera académica (mi abuelo fue ingeniero en minas) y minera operativa (soy proveedor de cinco proyectos en el país). Tengo hecha carne la actividad, me paseo por minas en producción desde hace 23 años. Estoy sanito, no sufro enfermedades degenerativas, alérgicas, cancerígenas, respiratorias. Eso sí, estoy un poco gordo, pero el médico me ha dicho que mi patología es más de tenedor y cuchillo que de efectos colaterales de mi trabajo.
- Las argumentaciones de Fernando sobre ríos, cauces, ambiente periglaciar y el ya famoso estudio de la Universidad de Tucumán, no se pueden tomar en serio. Hacerlo sería rechazar toda otra biblioteca que dice lo contrario. Útil de verdad sería que Fernando invite a un abierto debate científico, hecho con científicos y profesionales que sean reconocidos nacional e internacionalmente para que, con herramientas de su oficio en mano, puedan dar muestras cabales de lo que dicen. No se puede citar tipo “versos en la boca” una infinidad de leyes y demás sin decir lo que expresan. Es poco serio.
Como dice Fernando: “La megaminería tiene grandes enemigos”. Pero ellos son la desinformación, la verosimilitud (el simil de la verdad), la indignidad y el contratiempo; y tiene aliados: la ignorancia vestida de ambientalismo, la codicia maquillada de humildad, la corrupción con velo de defensa del medio ambiente y la mentira de modus operandi.
Así yo también, con argumentos indemostrables y leyes inexplicadas y denuncias sin fundamento, puedo perfectamente apoyar u oponerme a cualquier cosa.
Prefiero, en cambio, invitar a Fernando a que discuta, debata, busque la verdad, y luego, ahí sí, exponga su posición fundamentada con explicaciones serias que excedan la enumeración indiscriminada de leyes y argumentos que no tienen correlato en documentos y avales de rigor científico.
Sin otro particular y esperando que la presente sea publicada en su totalidad, saludamos a usted muy atte.

Roberto Palacios
(rpalacios@gmail.com)

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