Correo de lectores

Lo normal y lo extraordinario

lunes, 2 de agosto de 2010 00:00
lunes, 2 de agosto de 2010 00:00

Sr. Director:

Entre lo bueno y lo deseable, siempre existe la esperanza por el “mañana será distinto”.

En medio de los anhelos de un pueblo hay una construcción previa, que cabalga todas las acciones del hombre, más allá de su generación. Esta expresión es la Cultura.

Ella tiene el valor de establecer marcos regulatorios, de carácter social, como así también el desafío de construir más “Libertad”. Pero falta la polea de transmisión y eso es una Empresa Comunicacional.

La comunicación es una herramienta de la Cultura. Por ende de la Libertad.

Si de eso se trata, Fray Mamerto Esquiú dice con un fuerte componente sobre la legitimidad de la organización que: “Las Legislaturas nombradas por el pueblo, deberán ser el contrapeso de las tendencias al absolutismo del Poder Ejecutivo. Ellas deben ser el santuario de la Ley , el amparo del oprimido y en ellas deben cifrar principalmente la libertad, las garantías y ventajas del gobierno republicano. Si esto no se cumple, estaríamos hablando de Legislaturas a manos de la política, y por ello la corrupción sería muy honda y los gobiernos habrían tiranizado a los pueblos descaradamente, deslegitimando el espíritu de la Republica”.


El daño producido a la voluntad popular, en nuestros días, se expresa en el alto nivel de corrupción existente.

Y si hay que revisar, empecemos por el medio de comunicación más importante del último siglo y medio: “La televisión”.

Seguramente podremos discutir si la televisión es la madre de todos nuestros males. O no. Lo que no podremos discutir es que los canales ciudadanos al derecho de la petición no funcionan.

Por lo tanto, la ciudadanía termina legitimando toda injusticia frente a una cámara de televisión de una manera casi impúdica.

Y aquí está la importancia de la comunicación. Hay grandes secciones y títulos elocuentes, como el remanido “La voz de los sin voz”. Ojo con las frases hechas: no debemos pecar de inocentes.

“El Esquiú” llega en el momento donde la ciudadanía no acepta la suma del poder público y a veces no sabe cómo expresarlo.

Ojalá haya más comunicación que nos permita dejar de promover “lo normal, como excepcional”.

Construyamos mayor libertad.

Hector Pianetti
DNI N° 7.629.662
Director Teatral
 

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