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¿Cárcel o ayuda?

La criminalidad juvenil no es un problema que está en los jóvenes, sino en toda la sociedad.
domingo, 8 de agosto de 2010 00:00
domingo, 8 de agosto de 2010 00:00

Sr. Director

La criminalidad juvenil está provocando intensos debates en toda Europa, convirtiéndose en muchos casos en tema electoral al solicitarse condenas más severas para los delincuentes juveniles.
A su vez, otros advierten que el problema no está en los jóvenes, sino en la sociedad.
Una propuesta lógica e interesante podría ser la de prevenir antes que curar, es decir, preocuparse de que los niños no lleguen a ser futuros criminales juveniles. Cada peso que se emplea para la atención y educación de los niños, no tendría que volver a emplearse más tarde en las cárceles para jóvenes.
Éste es el credo de los criminólogos, los que deben tener razón, puesto que la mejoría que obtienen los jóvenes después de cumplir condena en un centro de reclusión juvenil es mínimo, ya que el 80 por ciento de los jóvenes que fueron encarcelados vuelve a reincidir.
Que los jóvenes se vuelvan criminales no tiene que ver con que tengan una nacionalidad u origen determinados, sino que depende en primer término del ambiente en el que viven.
Los especialistas, asistentes sociales y también los empleados de las oficinas de investigación criminal han descubierto una relación directa entre un nivel social bajo y el aumento de la propensión a la criminalidad.
Por otra parte, el aumento de violencia a que están expuestos los niños y adolescentes a través de la televisión y de juegos de ordenador es considerable.
Un reciente estudio británico muestra como resultado que los niños, desde la edad en que empiezan a ver la televisión hasta los 18 años ven 80.000 asesinatos y 180.000 programaciones negativas.
Es decir, violencia, engaños y mentiras. Eso es lo que les es trasmitido por los medios de comunicación.
¿Y cuál es el polo opuesto?
¿Cuántas cosas positivas llegan hasta ellos ? ¿Cuántos programas sobre ética y moral existen?
Los jovenes apenas tienen ejemplos a seguir, tampoco los adultos les servimos.
Todos los conflictos en este mundo se resuelven con guerras.
Para solucionar los problemas se aplica la violencia.
Nosotros peleamos, guerreamos, discutimos, ensuciamos el medioambiente, somos crueles con los animales.
Es terrible para un joven el tener que seguir un camino semejante.
Los adultos tomamos poco seriamente a los jóvenes y los dejamos sin referentes donde mirarse, cuando nuestros valores morales y éticos deberían ser sus modelos a seguir.
Pero por suerte, existe un ejemplo, un modelo a seguir, un auténtico referente, Jesús de Nazaret, quien vivió con una ética y moral elevadas.
El nos dió ejemplo de pacifismo y de verdadero amor al prójimo. Jesús fue un revolucionario espiritual que no estuvo de acuerdo con la sociedad de entonces pero no cogió armas para derrocarla, no devolvió el golpe ni se volvió violento.
Jesus, fue un símbolo para todos, y nos dejó ejemplos prácticos para la vida diaria, también aplicables con éxito en la actualidad.
El enseñó, por ejemplo, que antes de ver la paja en el ojo de tu prójimo, deberías primero sacar la viga del tuyo; una buena ayuda para no enjuiciar, menospreciar o condenar al prójimo.


Maximiliano Corradi
DNI 27.090.991

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