Gustavo Prellezo tenía 35 años cuando asesinó a José Luis Cabezas. La misma edad que su víctima. Fue el 25 de enero de 1997. Hoy tiene 48. Y José Luis no está. Durante estos años en prisión pudo ver a su hija, a su familia, a sus amigos. Pudo vivir. José Luis no.
Pasaron 13 años desde que, 74 días después de haberle disparado dos tiros en la cabeza al fotógrafo de la revista Noticias, Prellezo quedó detenido el 9 de abril de 1997. El 2 de febrero del año 2000 lo condenaron a reclusión perpetua, por el agravante de ser policía. Hoy, diez años después, esa perpetuidad se hizo finita. Y por “motivos de salud” lo autorizaron a cumplir la pena en el calor de su hogar. Con su familia, sus amigos. ¿Hace falta aclarar las diferencias de destino con José Luis?
Según la Justicia –cuando hizo justicia- Prellezo (con la instigación del empresario Alfredo Yabrán y su jefe de custodia, Gregorio Ríos) fue quien reclutó a la banda de “Los Horneros” –cuatro forajidos que colaboraron con el secuestro- y, con la ayuda de otros policías y la “zona liberada” por el comisario de Pinamar, Alberto Gómez, ejecutó por la espalda a ese padre de tres criaturas. A ese entrañable esposo, hijo, hermano y amigo.
Hoy un asesino vuelve a acechar a los vecinos de La Plata. Dicen que estará preso en su casa. Eso dicen. El resto de los condenados corrieron la misma suerte. Ya no hay presos por el peor crimen contra la libertad de prensa desde el retorno democrático.
Lo único que hay es una víctima inocente. Una familia destruida. Y un país sin justicia.

Gabriel Michi
Periodista

Respuesta
Agradecemos a Michi esta carta. Michi era compañero de Cabezas y ese fatídico verano cubrían juntos la información. Actualmente es presidente de FOPEA.