Correo de lectores

Peor el remedio

miércoles, 29 de septiembre de 2010 00:00
miércoles, 29 de septiembre de 2010 00:00

Los visitadores médicos denunciaron en el Congreso que las farmacéuticas “coimean” y “entregan prebendas” para que los médicos receten sus productos. Aseguran que hasta hay sorteos y “raspaditas”. Y mencionan firmas y profesionales con nombre y apellido. Aquí, la presentación del gremio y la defensa de los acusados.
Por Pedro Lipcovich

“Coimas, prebendas e irregularidades graves” denunció la Asociación de Agentes de Propaganda Médica “como prácticas recurrentes de la industria farmacéutica”. La presentación de los visitadores médicos, efectuada ante el Congreso de la Nación, incluye nombres de laboratorios y de conocidos doctores vinculados con ellos. “Contratan médicos líderes para promocionar nuevas drogas mediante notas pseudocientíficas”. También para los médicos comunes habría “contribuciones” (coimas), a veces bajo pretexto de supuestos estudios científicos, y “últimamente se hacen cosas mucho más guarangas” –señaló a este diario un directivo de los agentes de propaganda médica–: las guarangadas incluirían la participación en concursos, donde cada prescripción de determinado remedio aumenta las probabilidades de ganar un auto; también “raspaditas” y entrega directa de dinero. El control de que los médicos efectivamente receten lo solicitado se haría mediante “auditorías” efectuadas por los mismos laboratorios gracias a un acceso a información confidencial de obras sociales. La denuncia involucra a laboratorios nacionales e internacionales, nucleados en las tres cámaras empresarias. Algunas empresas extranjeras, a causa de que las normas de sus países de origen les impiden este tipo de procedimientos, tercerizarían la promoción de los productos nuevos en laboratorios nacionales, que no tienen trabas para estas prácticas. Los visitadores también dan precisiones sobre los recursos de amparo presentados por pacientes para que las obras sociales les provean determinado remedio: serían promovidos por los laboratorios mismos, a través de estudios jurídicos asociados, para promover medicamentos de altísimo costo (ver nota aparte). La entidad gremial reclama la intervención de los poderes del Estado.
(...) El secretario de Acción Social de la Asociación de Agentes de Propaganda Médica (AAPM), José Charreau, añadió algunos nombres: “Es difícil que se presente una nueva vacuna sin que, antes, aparezcan notas en los medios donde infectólogos como Daniel Stamboulián o Roberto Debbag hablan de las bondades del producto. El producto puede ser bueno, pero tal vez no sea lo más adecuado asignarle recursos públicos o de obras sociales que podrían ir mejor a otras enfermedades. Lo cierto es que esto no es gratis: de los laboratorios que venden vacunas o antibióticos, no hay ninguno que no tenga recibos por pagos al FUNCEI”, la Fundación Centro de Estudios Infectológicos, que dirige Stamboulián.
No se trata sólo de los médicos líderes, hay para todos. “La inducción económica a los profesionales de salud para la prescripción de productos se ha exacerbado a niveles increíbles –sostiene Charreau–. Antes, se trataba sólo de contribuciones para estudios, viajes, becas: hoy la coima es directa. Esto se aplica en especial a determinados productos que, por su alto costo, son de especial interés para los laboratorios: directamente se le ofrece al médico una suma, veinte, treinta, cincuenta pesos por cada prescripción.” (....)
“Vas a quedar renguito”
Estas modalidades no sólo conciernen a los fármacos, sino también a las prótesis traumatológicas: “No hay una sola prótesis que se coloque en la Argentina sin que el médico reciba ‘el vuelto’”, sostiene Charreau, y observa: “Si uno se comunica con un fabricante y pide precio por una prótesis, no se lo van a dar a menos que diga qué médico se la indicó: para establecer precio necesitan saber cuánto se lleva el médico.
(...) Para las prótesis, “el PMO (Programa Médico Obligatorio para obras sociales y prepagos) dice que la prescripción debe ser por nombre genérico y preferentemente de fabricación nacional, pero, supongamos, un paciente se tiene que hacer un reemplazo de cadera y el médico le dice: ‘Mirá, por tu edad y la patología que tenés, necesitarías esta prótesis: si la obra social no te la cubre yo te pongo otra pero por ahí vas a quedar renguito, o después de un año te voy a tener que operar de nuevo...”. Entonces el paciente va desesperado a exigir la prótesis en la obra social; ¿cómo explicarle al paciente lo de la ‘contribución’? Utilizan al más débil de la cadena, al enfermo”, cuenta el directivo de AAPM. (...)
El documento de la AAPM también denuncia los “tratamientos compartidos: el médico prescribe una droga recientemente aprobada y, junto con la prescripción, le da al paciente un número de teléfono del laboratorio: si el paciente llama, le enviarán otro envase del mismo medicamento, gratis. Esto nos lleva a la pregunta de cuál es el precio real del medicamento: si entregan dos por uno y siguen ganando, quiere decir que el medicamento fue aprobado con un valor de venta que es, como mínimo, el doble del real”.
La AAPM –adherida a la CTA– presentó su denuncia en la Comisión de Acción Social y Salud Pública de la Cámara de Diputados de la Nación, a la cual solicitó “una exhaustiva investigación del mercado farmacéutico” y “llamar a una audiencia pública nacional para discutir las gravísimas irregularidades del sector”. Los visitadores anuncian también “un paro de actividades” y “escraches a importantes laboratorios”.
Los acusados se defienden
“Soy director para América Latina del laboratorio Sanofi-Pasteur, uno de los fabricantes de vacunas más importantes del mundo”, aclaró el infectólogo Roberto Debbag, miembro de la Sociedad Argentina de Pediatría, de la Sociedad Argentina de Infectología y del Comité Científico de la Sociedad Internacional de Infectología (mencionado críticamente por los visitadores médicos). Y afirmó que “la educación médica en el mundo está apoyada por la industria farmacéutica, de la cual también reciben aportes las sociedades científicas del mundo”.
El infectólogo Daniel Stamboulián reconoció que la Fundación Centro de Estudios Infectológicos (FUNCEI), que preside, ha recibido sumas de laboratorios pero aclaró que es “por trabajos de educación médica: tomamos medicamentos, como antibióticos o vacunas, para establecer sus pros y sus contras, con independencia del laboratorio”; además, como presidente del FUNCEI no cobro un peso: lo cobra la fundación, que está controlada por las autoridades”.
 

Nota
Esta nota fue publicada por el diario Página 12 el 01/10/06. Allí se menciona a la FUNCEI y al Dr. Stamboulián.

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