Tanguero de ley

jueves, 10 de febrero de 2011 00:00
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Como estamos en febrero y Catamarca es una provincia tanguera, quisiera evocar en estas líneas a Genaro Espósito, quien justamente nació y murió en febrero (1886-1944). Este destacado músico, pionero entre los que formaron las primeras orquestas típicas, nació en el barrio de San Telmo de la ciudad de Buenos Aires. Lo mismo que sus colegas del fuelle, aprendió a tocarlo de oído con el maestro Antonio Solari, uno de los primitivos “descubridores” del instrumento y pionero en su enseñanza. También de oído fue que aprendió el piano y la guitarra. Recién cuando viajó a Europa, en 1920, adquirió conocimientos musicales académicos.
“El Tano Genaro”, cuando aún no tenía sólidos conocimientos musicales, fue maestro de dos grandes bandoneonistas: Anselmo Aieta y Ricardo Luis Brignolo.
«El “Tano Genaro” representa el despertar de la zurda de los fuelleros “guardaviejistas”, junto al “Alemán” Bernstein, que tenía un notable dominio de ambas manos», nos dice Oscar Zucchi en su libro “El Tango. El bandoneón y sus intérpretes”.
Su primer conjunto, con el violín de Federico Lafemina y la guitarra de Torres, data de 1908, y lo formó para tocar en reuniones barriales. Dos años más tarde, debutó en el café “La Marina”, de Suárez y Necochea, en el pintoresco barrio de La Boca, integrando un trío con el violín de Agustín Bardi -el “Chino”-, y la guitarra de José Camarano, el “Tuerto”.
En 1911, pasó a un café de San Telmo, reemplazando a Bardi por Enrique Muñecas. Con los mismos músicos actuó en “La Buseca” de Avellaneda (suburbio de Buenos Aires), para volver a “La Marina” en 1912, esta vez con Alcides Palavecino en violín y Harold Philips en piano.
Ese mismo año fue contratado por el sello Víctor para grabar con un conjunto integrado por bandoneón, violín, guitarra y clarinete, bajo el rubro “Orquesta Típica Gennaro Espósito”, no se conoce el nombre de los integrantes.
Su primera grabación fue el tango “Ya vengo”, de Julián Robledo. En el acople del disco, nº 63712, está el vals “Las violetas”, primer registro también, de Ignacio Corsini.Después de realizar una exitosa gira por las provincias de Córdoba y Tucumán, volvió en 1918 a Buenos Aires para actuar en el teatro “Roma”, con su hermano Carlitos como segundo bandoneón, Alcides Palavecino en violín y Vicente Gorrese “Kalisay”, en piano. Con ellos y con otros elementos registró para el sello Telephone sus últimas seis grabaciones en la Argentina.
En 1919 pasó a integrar la orquesta de Eduardo Arolas en la ciudad de Montevideo y fue figura de atracción en el café “Zunino” de esa ciudad. Estas fueron sus últimas actuaciones en Sudamérica.
El año clave en la carrera del “Tano Genaro” fue 1920, porque partió rumbo a Marsella, en un barco de carga, junto al bandoneonista Manuel Pizarro y al violinista francés Víctor Jachia. El “Tano” y Pizarro tocaron puerto francés el 6 de agosto de ese año, pero solos, ya que Jachia murió en la travesía.
Tras una corta actuación en Marsella, viajaron a París, en 1921, donde la orquesta Genaro-Pizarro fue contratada para actuar en los dancings “Fontaine” y “Pavillon Dauphine” y estaba integrada por los músicos Güerino Filipotto y Celestino Ferrer, los demás eran franceses. El conjunto se disolvió cuando Pizarro regresó por una temporada a Buenos Aires en 1922.
Genaro Espósito siguió actuando en Europa con mucho éxito hasta el estallido de la Segunda Guerra Mundial en 1939, con su “Orchestre Argentine Genaro Espósito”, presentándose en locales de fama internacional como “El Garrón”, “Le parroquete” y en el foyer del “Casino de París”.
También grabó discos en Francia, para los sellos Columbia (entre 1924 y 1927), Fotosonor (1931), Decca (1935), M.A.X.S.A. y Gramophone (1931).
Su obra autoral es extensa. Entre sus tangos más representativos se encuentran: “La percanta”, “Receta médica”, “Bijou”, “La montura”, “Eulogia (Los de la banda)”, “Manuel Lema”, “Juan José”, “Mon petit Claude”, “El crack Larrea”, “Pare la música”, “El goruta”, “Don Machado”, “La cubanita”, “El manantial”, “Conflicto”, “La pelada” y “Mi negra”. Los valses: “Pienso en ti sin cesar”, “Amor desesperado”, “La flor del pago”, entre otros y la polca “La cantinera”.
Falleció en París, el 24 de enero de 1944, en pleno conflicto bélico. «Fue, sin duda alguna», nos dice Zucchi, «uno de los más grandes propulsores del tango en Europa... a quien se debe, en buena medida, el auge que nuestro tango alcanzara en el viejo continente».
Agradeceré la deferencia de publicar esta sencilla evocación, e invito a recordar otras figuras tangueras.

Manuel Torres

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