Feliz de ir a misa

miércoles, 16 de febrero de 2011 00:00
miércoles, 16 de febrero de 2011 00:00

Esta carta está dedicada a mis queridos hijos y sobrinos y a todos esos jóvenes que creen que han descubierto ya todas las verdades de la vida.
Muchas veces, hablando con ellos de estos temas me han dicho: no, si yo si que creo en Dios o en Jesús, o: si yo soy cristiano, pero eso de ir a Misa, ¿para que?
Voy a tratar de contestarles un poquito desde aquí.
A mí lo que me preocupa de verdad es que mis hijos y mis sobrinos sean ‘buena gente’, que respeten a los demás, que piensen en cómo sus actos afectan a los que los rodean, que sean amables y solidarios, que sean conscientes de la suerte que ellos han tenido y que muchas otras personas no han sido tan afortunadas, que ayuden en lo que puedan, que no sean egoístas…; que si todos hacemos un poquito, ¡podemos cambiar el mundo!
¿Y cómo podemos encargarnos de todo esto si nos pasamos todo el día corriendo de un lado para otro y no paramos un momento? Estudiar o trabajar durante el día, salir con los amigos hasta altas horas, necesidad imperiosa de viajar y de hacer muchas cosas, etc.
Pues mi receta personal es muy fácil, se trata de ir a Misa al menos una vez a la semana. Yendo a Misa:

- Escuchamos la Palabra de Dios, normalmente sobre temas de ‘rabiosa actualidad’ como se dice vulgarmente: el egoísmo, la prepotencia de unos sobre otros, la falta de caridad… Nos abre los ojos para entender cómo deberíamos comportarnos los unos con los otros, siguiendo el ejemplo de Jesús.

- Podemos reflexionar sobre lo que hemos hecho bien y mal durante la semana: en el trabajo, con la familia, con los amigos, con el resto de la gente…
Podemos pedir al Señor su perdón por las cosas que podríamos mejorar y fuerza para hacerlo mejor la próxima vez.

- Podemos meditar y hacernos buenos propósitos para la semana que empieza; pensar en las cosas que nosotros SÍ que podemos empezar a cambiar con un cambio de actitud por nuestra parte, y en las personas que queremos.

- Podemos en fin, Rezar. Rezar por todos aquellos que queremos.
Rezar por los que ya no están con nosotros, para que sean felices en el cielo y que no se olviden de echarnos un ‘ojillo’ de vez en cuando para asegurarse de que seguimos por el buen camino.
Rezar por los que vemos que son infelices o que tienen problemas, rezar para que Dios ilumine a los que toman decisiones que afectan a la vida y la muerte de muchas personas.
Rezar por nosotros, para que se nos ‘ablande’ el corazón y seamos sensibles ante tantas cosas …

- Y ya si creés profundamente (no es fácil, lo sé), podemos recibir al mismo Dios en la Eucarística. Esto es como recibir una ‘recarga completa’ de tus ‘baterías’ que te dará la energía para hacer lo que debés hacer durante toda la semana.

Resumiendo estos párrafos, no hace falta ser Cristiano para ser una ‘buena persona’, pero serlo e ir a Misa, ayuda bastante.

Y luego está el ‘qué dirán’, mira a éste que va a Misa y tal.
Ser Cristiano nunca ha sido fácil, desde los tiempos de los romanos hasta ahora. Pero hay que ser valiente y coherente con tus ideas.
Al respecto yo sigo lo que dijo el Papa Juan Pablo II: ¡No tengáis miedo! Antes tenía miedo y vergüenza de hasta cantar en Misa, pero desde que el Papa dijo estas palabras a mí se me quitó el miedo y toda esa vergüenza. Ahora soy un sinvergüenza.

Carlos B.

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