Un notable error de los franciscanos

jueves, 24 de marzo de 2011 00:00
jueves, 24 de marzo de 2011 00:00
Por Joaquín Quiroga


Estábamos de visita en Salta, ya que mi hermano viajaba vía Bolivia a España por Aerosur, y en el clásico recorrido turístico del centro histórico llegamos a visitar la Iglesia de los Franciscanos, ese templo que cobijó muchos hechos memorables del pasado salteño, como ser: cuando el Caudillo Catamarqueño Coronel Felipe Varela, tomó la plaza de Salta, allí se refugiaron los integrantes del gobierno, incluido el gobernador don Sixto Ovejero.
El Coronel, que antes había liberado a uno de los detenidos, Odorico Esquiú, hermano del fray Mamerto, y que por eso después, el párroco, lo recibe en Tarija al caudillo rumbo al exilio. Sabedor de ese hecho llegó hasta la casa franciscana y haciéndole notar que conocía a qué figuras escondían, no tocó a nadie, perdonándoles la vida (que por aquellos tiempos correspondía degüello) con seguridad que les habrá temblado las carretas y aflojado el esfínter a más de uno, y sólo les pidió 40 rehenes, incluyendo al cura guardián para proteger la retaguardia, en su camino a Jujuy, que sería acosada por las tropas del General Navarro (que nunca se animó a alcanzarlo) y los fue liberando poco a poco, hasta dejar a los 40 a salvo.
Cabe preguntarse: ¿en que se basan los historiadores y folkloristas salteños para acusar al caudillo de que “matando llega y se va”, tamaña difamación y falsedad histórica con intención de catapultarlo, hoy los condena, ya que el revisionismo lo ha puesto en su justa dimensión de Prócer Americanista?
Hoy en todo el país lo reivindican poniendo su nombre a Aeropuerto (Catamarca), a un departamento de La Rioja, calles y plazas en casi todas las ciudades, bibliotecas, escuelas, agrupaciones gauchas, academias culturales, ballet folklóricos, escuelas de teatro, etc. Y, por otro lado, los condenó al olvido a los Taboada, Paunero, Navarro y otros entregadores del patrimonio provinciano, personeros del mitrismo y su política portuaria de Bs.As. en desmedro de las provincias, que con justicia defendía Felipe Varela.

Generosidad

Los Franciscanos de Salta, con mucho acierto, quisieron que llevara el nombre de Fray Mamerto Esquiú, el salón adyacente al templo (que guarda la línea arquitectónica del templo) destinado a venta de ilustraciones y souvenires, y sobre su portal de ingreso, como siempre, se graba el año de nacimiento y muerte del homenajeado. Allí cometen el grave error, ya que incrustan los años 1826 - 1976, cuando el fallecimiento del santo varón ocurrió en 1883, sin haber cumplido los 57 años. Dios dispuso llevarlo a su gloria y que no siga penando en este valle lleno de lágrimas, pero los Franciscanos le obsequiaron 93 años más de vida, me sorprende tanta generosidad y más viniendo de franciscanos, con lo mezquinos, austeros y ridículos de tacaños que son, rayan en la avaricia por el afán de poseer riquezas para atesorarlas, aunque en Catamarca el más preciado tesoro no supieron custodiar, el corazón de Fray Mamerto, su hijo más preclaro, santo y prócer; que su hermano Odorico retirara del Obispado de Córdoba junto a su pocas pertenencias, y en escala en Catamarca camino a Salta, los franciscanos le rogaran que lo dejara en el convento para ser custodiado como se merece, ya que la voluntad de fray Mamerto fue que su corazón descansara en Catamarca.
Nunca habrían pensado en la desidia, la negligencia y la falta de interés de los frailes actuales, que pese a que ya había sido robado en tiempos saadistas, no supieron tomar los recaudos necesarios para su absoluta seguridad y conservación, permitiendo que se cometa el crimen más ultrajante a los sentimientos de un pueblo devoto.

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