TESTIMONIOS

El Cordobazo: doble mirada

sábado, 28 de mayo de 2011 00:00
sábado, 28 de mayo de 2011 00:00

Por Jorge Bolívar*

Las crónicas del 29 de mayo de 1969 registran que miles de obreros abandonaron sus tareas y se encolumnaron en dirección al centro de la ciudad capital de la Provincia de Córdoba, que los estudiantes también marcharon en forma organizada y que muchos vecinos se fueron uniendo a la movilización que adquirió así un carácter gigantesco.
Las fuerzas policiales desplegaron tropas, carros de asalto y camiones hidrantes para dispersar a los manifestantes, pero no pudieron evitar que éstos, moviéndose por las calles de la ciudad, terminaran dominándola.
Sucesos de menor entidad, pero de igual rebeldía para la presencia del gobierno militar habían ocurrido previamente en Corrientes y en Rosario, con un muerto en cada una de esas represiones policiales.
Durante el Cordobazo hubo 20 muertos y cientos de heridos y detenidos. El hecho erosionó definitivamente al gobierno militar de Onganía abriendo así una nueva época histórica en el país.
Pero pasados los años puede advertirse que el Cordobazo integró con particular presencia una constelación de rebeldías de fines de los años 60 que aún hoy mantienen vivos algunos de sus significados secretos.
Pasemos un rápido avistaje a los hechos donde en la crónica histórica mundial aparece emparentado. Un año antes el mayo francés con su consigna de “prohibido prohibir” había producido una conmoción en un mundo dominado por las figuras paternalistas del poder.
Ese mismo año en los Estados Unidos se producen violentas manifestaciones contra la guerra de Vietnam y la lucha contra el racismo y la igualdad de los derechos civiles cobra una de sus más caras victimas: el pacifista negro Martín Luther King es asesinado.
En México, en la Plaza de Tlatelolco mueren cientos de estudiantes, profesores e intelectuales, ante sus masivas protestas por la violación de la autonomía universitaria, tras una brutal represión del ejército mexicano.
Los Checos en Praga se rebelan contra la dictadura comunista de la Unión Soviética y sus manifestaciones son brutamente reprimidas por el Ejército Rojo.
En China, impulsada por el viejo Mao, una revolución cultural desplaza a los viejos jerarcas del Partido Comunista dando lugar a una época de transición muy complicada que se agrava por la muerte en el año 1969 del anciano líder.
Perón, con relación a estas rebeldías que erosionaban las murallas que a veces construyen los poderes dominantes, enseñaba que ellas exigían siempre una doble lectura.
Tenían parte de su marcha al universalismo y, por tanto, contenían elementos comunes al espíritu de una época, sobre todo para las nuevas generaciones.
Por el otro, expresaban el rechazo de una situación política, económica, cultural o social que sólo podía ser comprendida singularmente, como experiencia y expresión de anhelos populares contra diversas situaciones de injusticias expresamente nacionales y situadas.
Así, por ejemplo, entre nosotros el Cordobazo expresó un enfrentamiento inequívoco a una dictadura militar que se negaba a democratizar el ejercicio del poder.
Las movilizaciones norteamericanas, en una democracia tan antigua, significaban el anhelo de vivir en paz y de terminar con un racismo doblemente centenario.
En Praga marcaron el rechazo a la opresión del Ejército Rojo custodiando un socialismo imperial de cuño soviético.
El mayo francés expresó a una juventud y a intelectuales que buscaban dentro de una filosofía de vida existencialista, formas más auténticas de vivir la relación entre lo social y lo individual.
En cada caso puede encontrarse claramente, ya pasados los años, los motivos locales y nacionales que movilizaban a jóvenes y a trabajadores.
Pero también puede advertirse que existe un sentido humanista que los vincula y les da ese carácter de constelación mundial.
Por eso, aunque ninguno o muy pocos de estos sucesos produjeron cambios inmediatos, los significados secretos que ellos portaban se transmitieron de generación en generación, y si uno mira hoy los lugares en que ellos se produjeron podrá advertirse que aquellas antiguas situaciones que provocaron las rebeldías ya no existen en cada uno de los pueblos donde ellos dejaron su marca histórica.
Por eso, hoy que vivimos un tiempo donde empiezan a crecer de nuevo rebeldías mundiales diversas, en los más variados continentes, conviene no perder de vista la doble mirada: una se sostiene ante una situación nacional injusta, la otra se eleva tratando de percibir y expresar las fuerzas espirituales de una época nueva.

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