La Revolución Rusa en el año 1917 causó un impacto sobre el movimiento obrero, la izquierda y la juventud toda, se podía creer en una revolución socialista a escala mundial, lo que se intento en varias partes del mundo.
En la Argentina algunos intelectuales simpatizaron con este lejano movimiento, la gran guerra también había causado ebullición social en el mundo, así se la cuestionaba por los resultados de la misma, consecuencia principal, el gran costo de vidas. Ello se expreso por medio de los cambios en la vida diaria, el arte, la literatura y en la universidad. En la provincia de Córdoba se plasmó esta ebullición, en 1918, con la protesta contra el sistema arcaico de la enseñanza vigente. Ese movimiento se lo conoció como La Reforma Universitaria; en él se planteó la renovación del elenco de profesores en la difusión del sistema de concursos para designarlos, la apertura de cátedras paralelas y lo fundamental para una verdadera vida universitaria democrática, la participación de estudiantes y graduados en el gobierno de estas casas de altos estudios.
Los grupos de profesionales de los sectores medios urbanos se enfrentaban desde comienzos de siglo con los miembros de la élite en relación con el acceso a las universidades, previo al ejercicio de las profesiones liberales. La Reforma primer acontecimiento de su tipo en Latinoamérica fue el símbolo de las futuras generaciones de estudiantes e intelectuales, llegando a ser la base del principal partido popular Peruano, el APRA, de Víctor Raúl Haya de la Torre.
Para comprender mejor la Reforma, debemos explicar las bases del movimiento estudiantil, entonces nos retrotraemos en la historia, con la organización de las universidades, que dio lugar a un importante debate político, con la Ley Avellaneda que fuera aprobada en 1885. En este contexto en el año 1870 comenzó a escucharse las voces de los estudiantes movilizados, que tuvo relevancia en la revolución de 1890. Para 1903 en la Universidad de Buenos Aires, se dio un conflicto estudiantil, extendiéndose a otras casas de estudios, los reclamos se dieron hasta llegar al periodo de reforma del régimen del gobierno universitario. Los centros de estudiantes comenzaron a organizarse en el año 1900, en la Facultad de Derecho, Ingeniería y Medicina de Buenos Aires.
En el año 1903 se realizó una huelga estudiantil por los turnos de examen, remoción de las academias, instancias docentes que dirigían las facultades y promoción de profesores con méritos científicos. La prensa abordó estos hechos con poca seriedad y el gobierno no quiso utilizar la fuerza. Debido a esto, los estudiantes comenzaron a tener presencia callejera, la Reforma Universitaria se encontraba en marcha, estas acciones estudiantiles estaban dirigidas contra los sectores tradicionales enquistados en las academias que dirigían las facultades, se opinan a los concursos y la participación de los profesores en el gobierno universitario. Así llegamos al hecho causal de estos acontecimientos, los que florecieron en aquel mes de Junio de 1918, donde estudiantes cordobeses levantaron la bandera de la Reforma Universitaria, teniendo el respaldo de organizaciones obreras y representantes intelectuales del momento, esta gesta modificó la vida en las casas de altos estudios de la Argentina y algunos de estos estudiantes participes, fueron protagonistas en la vida cultural argentina.
Para este año existían tres universidades nacionales, Córdoba, Buenos Aires y La Plata, más dos provinciales, la del litoral y la de Tucumán. La Revolución Universitaria en Córdoba se originó por detonantes de apariencia insignificantes: como horarios y supresión de un internado, pero ante esto existían graves problemas de fondo como: el gobierno en manos de vetustas académicos, el atraso pedagógico, los clanes familiares en cargos y la influencia de la iglesia, siendo un sistema antiguo y mediocre sin la libertad de pensamiento. Así los estudiantes organizados en centros y federaciones reaccionaron con el Primer Congreso Nacional de Estudiantes, presidido por Osvaldo Loudet.
Los postulados fueron; la autonomía universitaria y una plena democratización, con el objeto de separarse de la influencia de la política criolla, cogobierno; en contra de las camarillas, concursos; para designar a los profesores mas aptos académicos y con experiencia en docencia de esos que forman escuela, para descartar a la “leva hereditaria”, todo ello debía ser en función y a favor de la sociedad, atendiendo las urgencias del pueblo, que es quien sostiene a la universidad, además gratuidad de los cursos; con apertura y acceso a la mayoría, la investigación como misión universitaria, la docencia, la extensión, el seminario, la práctica, en definitiva: excelencia y ética, sumadas a la libertad de opinión, la libertad ideológica y la gratuidad de la enseñanza.
Así los reformistas vieron que la universidad es parte imprescindible del proceso político, por esto no dudaron ni temieron saltar a la acción cívica. Dicha acción estudiantil estalló en Junio el día 23, Alfredo Palacios encabezó una manifestación cercana a los diez mil estudiantes, convocados por la Federación Universitaria de la provincia mediterránea, teniendo un gran impacto en todos los niveles sociales y gubernamentales. Así se conformaron huelgas, toma de facultades y fuertes choques con la policía y autoridades eclesiásticas, el país era gobernado por Hipólito Yrigoyen, que estaba a favor de los estudiantes reformistas además de respaldar el movimiento. Las asambleas se multiplicaron en las universidades del todo el país, la reforma interesó a todos los sectores y trascendió a países de Latinoamérica con igual problemática que la universidad argentina, como Uruguay, Bolivia, Perú y México.
Para 1921 se reunió en México el Primer Congreso Internacional de Estudiantes, donde se celebró el triunfo del estudiantado argentino. Del 21 al 31 de julio la Federación Universitaria Argentina, deliberó en medio de un clima represivo, así el gobierno decidió la intervención Federal de la Universidad, ejercida por el propio Ministro de Educación, José S Salinas. El 31 de julio del 18, el Presidente Radical Hipólito Yrigoyen, envió al Congreso el proyecto de ley orgánica de instrucción pública, situando a las universidades dentro del espíritu nuevo. Estos estudiantes que cambiaron la universidad argentina e influenciando a las de América Latina, se dirigieron “a los hombres libres de América del Sur”, aunaban la tradición de San Martín y Bolívar, para 1919 la universidad de La Plata se adhirió a la Reforma, plegándose a la de Buenos Aires, Litoral y Tucumán. En 1920 Yrigoyen, procedió a nacionalizarlas como lo pedía el estudiantado, se logró la modificación en los planes de estudio la simplificación en los criterios de ingreso, paso trascendental fue la creación de nuevas universidades, dando la posibilidad de ingreso a nuevos sectores sociales.

Manifiesto de la reforma

“¡Muera la Oligarquía!, afirmando: Hombres de una república libre, acabamos de romper la última cadena que, en pleno siglo XX, nos ataba a la antigua dominación monárquica y monástica. Hemos resuelto llamar a todas las cosas por el nombre que tienen. Desde hoy contamos para el país una vergüenza menos y una libertad más. Los dolores que quedan son las libertades que nos faltan. Creemos no equivocarnos, las resonancias del corazón nos lo advierten, estamos pisando sobre una revolución, estamos viviendo una hora americana”. (Deodoro Roca, 21 de Junio 1918. Dirigente Estudiantil). De este modo recordamos aquella gesta que cambio la visión y función de la universidad, enmarcada dentro de la sociedad, siendo un servicio a favor de ésta, mantengamos viva la llama revolucionaria de los jóvenes estudiantes del 18, que no se apague y que sea un ejemplo de participación y compromiso que ahora tanta falta nos hace, dejando de lado la apatía, así fortaleceremos la construcción ciudadana y la Democracia. Defendamos la educación pública, gratuita y sin ningún tipo de restricciones.

Prof. Roberto Sayes