Hombres que dejan huella

jueves, 13 de diciembre de 2012 00:00
jueves, 13 de diciembre de 2012 00:00

Subof. Mayor (re) Alfonso Gerardo Alaniz (Fuerza Aérea Argentina)

Belicho de nacimiento, Londrino, para más datos, inquieto y emprendedor como pocos, pero con la particularidad de que este emprendimiento no estaba dirigido a beneficiar a su persona, sino por el contrario, cuando el Gran Creador lo puso en el sendero de la meteorología y la Fuerza Aérea lo destinó a su Catamarca, allá por la primera mitad del siglo XX, se hizo el propósito de crecer cotidianamente. Así fue que el Servicio Meteorológico Nacional lo distinguió como el modificador de una pluma que revolucionaría todo el aparataje de ese servicio en todo el país, o sea, desde su oficina en el viejo aeródromo de Choya se proyectaba por su capacidad a la comunidad; por todo ello no sorprendió su designación como Jefe del Aeródromo Catamarca de esos tiempos, así es que se fue mimetizando con toda la actividad aeronáutica de entonces, que de por sí era intensa, la actividad de los Aeroclubes, los clubes de planeadores, los clubes de paracaidismo, los festivales aéreos, que le daban el realce a esta actividad, lo vieron continuamente en sus comisiones, pero fundamentalmente arremangándose y poniéndole todo el esfuerzo en sus concreciones. La actividad por ese tiempo era más intensa que en la actualidad, la Fuerza Aérea volaba más y la actividad se proyectaba mucho más a la comunidad, así, por su intervención nacieron más vocaciones, más gente se sumó a la idea de incursionar en la actividad desde la incorporación a la Fuerza, como específicamente a la aeronavegación. Él también se hizo piloto civil y con cada palabra, enseñaba y nos entusiasmaba con la magia de los grandes.Pero su gran concreción estaba por venir, en la década del ‘60 apareció la gran idea de un nuevo Aeropuerto para Catamarca, es allí que unido al diligenciamiento del por entonces vicecomodoro Vergara, quien se desempeñaba en el Edificio Cóndor en Buenos Aires, fueron los únicos mentores de las instalaciones del Felipe Varela, que en principio sería la pista realizada por la Fuerza Aérea Argentina, y el edificio más el personal provisto por la Provincia de Catamarca, pero a pesar de haber cumplido con la pista y de haber sido puesto en servicio el 3 de Enero de 1974, el edificio fue sólo una casilla de chapa que lo acompañó hasta el día 23 de abril de 1987, fecha de inauguración del actual edificio que también fue construido por la Fuerza Aérea.
Desde mi humilde lugar en el Aeropuerto no quería dejar pasar más tiempo en publicar estos conceptos; pienso que hombres como Don Alaniz deben recibir su homenaje en vida, su obra es palpable, está allí, por ella pasaron presidentes, políticos, personajes de alta jerarquía, pero fundamentalmente salvó vidas con los vuelos sanitarios nocturnos y de traslado de órganos, y todo esto no puede adjudicárselo a un sector político, ni a otros personajes influyentes, sino a una persona de claros ideales, que lo merece y todavía está entre nosotros, camina nuestras calles con la humildad de los grandes. No quiero esperar más, pues se cometería un gran desatino, también quiero aprovechar la oportunidad para recordar a grandes amigos y compañeros de esa época, como son, en torre de control Félix Col, Ramón Soria, Ramón Isidoro (Alberto) Martínez, los hermanos Claro y Berto Castro, Charles Faubre, Emilio Lobo Molas, Noé Olmedo; en el Servicio Meteorológico, Gregorio Rivera, Segundo Vega, Alejandro Andreatta Perea, Miguel Figueroa, Carlos Tejeda; los técnicos Miguel Rodríguez, Silvio Musuruana; los administrativos Francisco Melo, Luis Garaventa, Gustavo Reyes, los Brizuela, Carranza, Sapalchuc y los que lo sucedieron en la Jefatura, S.M. Emilio Segura, vicecomodoro Daniel Soria, vicecomodoro D. Mendy y vicecomodoro Ramón Salinas, y tantos otros que quizás olvide, algunos ya no están pero estoy seguro que viven en el corazón de Don Alfonso Gerardo Alaniz.
Hoy, que ya es todo Administración Nacional de Aviación Civil, no podía olvidar esta hermosa realidad que vivimos desde el viejo aeródromo de Choya con los viejos Avro 747, con los grandes vientos de la época, con los equipos a válvulas, pero con el calor de una gran familia. Jefe, que tenga Usted una buena vida.

Enrique J. Ferreyra
Jefe Aeropuerto Felipe Varela
 

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