“Esperamos tres años, podemos esperar 20 días más”

viernes, 7 de diciembre de 2012 00:00
viernes, 7 de diciembre de 2012 00:00

Que los camaristas le hayan regalado las tapas a Clarín y La Nación con títulos contrarios al 7D es, casi, una chiquilinada, un golpe de efecto que puede durar horas, tal vez días, acaso semanas. Es más difícil para los jueces involucrados en esta última maniobra dilatoria justificar las razones de su fallo, que hacerle entender a un chico de primaria que, en democracia, si una ley la envía el Ejecutivo, la vota el Legislativo y la valida la Corte Suprema de Justicia, es una ley constitucional, aplicable, con todos sus efectos. Lo único preocupante es que magistrados que deberían velar por el cumplimiento de las leyes consagran la desigualdad con absoluto desparpajo, desafiando a otros dos poderes del Estado, en alianza con grupos concentrados de la comunicación que quieren eludirla o burlarla.
El Poder Judicial debe ser independiente, también de los monopolios. La Corte Suprema de Justicia más prestigiosa de los últimos 29 años, impulsada por el kirchnerismo, no puede dejar de manifestarse en contra de las presiones y el lobby descarado del Grupo Clarín SA. No debe porque sería arrodillar a la República ante un monopolio. Y no puede hacerlo porque pondría al país en grave riesgo institucional. Tampoco pueden ceder a los caprichos de dos camaristas que desconocen el fallo de mayo pasado, donde los propios jueces supremos pusieron el 7D como fecha tope a las cautelares. Y, mucho menos, dejar que se viole el debido proceso: la recusación de dos representantes del Contencioso Administrativo no fue siquiera tratada. Acuciados por fallar antes del 7D, los que hoy hicieron feliz por unas horas a Héctor Magnetto se saltearon una instancia obligada. A veces, la urgencia produce errores como estos.
El Ejecutivo usará hoy el per saltum para que la Corte decida con la rapidez que ella misma le exigió por escrito a sus instancias inferiores. Mientras tanto, el juez de primera instancia, Horacio Alfonso, deberá expedirse sobre la cuestión de fondo, es decir, la constitucionalidad de los artículos 161 y 45 para el Grupo Clarín. Lo más probable es que los jueces supremos aguarden ese fallo para resolver este pleito, que parece eterno. Alfonso quizá lo haga hoy o dentro de un mes, nadie lo sabe.
Mientras tanto, los que apoyamos la Ley de Medios de la Democracia seguiremos festejando. El 7D no es hoy: comenzó hace tres años, cuando el Estado democrático decidió remplazar a la vieja ley de la dictadura cívico-militar, de la que Clarín fue partícipe y beneficiario directo, por una que garantizara la pluralidad de voces en democracia. Lo que sucedió ayer había sido anticipado por el ministro Julio Alak, el miércoles 5, en conferencia de prensa. No hay nada nuevo bajo el sol. Sólo la confirmación de que una corporación económica como Clarín hará todo lo que haga falta para evitar cumplir con una ley antimonopólica.
Que haya jueces que tengan debilidad por sus argumentos no sorprende. Antes había presidentes, diputados y senadores que también lo hacían. La diferencia es que eran mayoría. Ya no.
Antes lo hacían en las sombras. Hoy quedan expuestos al juicio de la opinión pública. La sensación es que cuando la Corte finalmente resuelva no podrá eludir su responsabilidad política e histórica. La gobernabilidad de un país es tarea de todos. También del máximo tribunal.

Roberto Caballero
Director de Tiempo Argentino

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