A partir de que se me detectó una severa patología en la que me debatí entre la vida y la muerte, no puedo menos que agradecer a una gran cantidad de personas que se preocuparon y se ocuparon para que pudiera superar mi problema, y en esta nueva etapa de mi vida pudiera seguir viendo crecer a mis hijos.
No hay un orden de prioridades en mi agradecimiento, por cuanto todos han sido verdaderamente importantes en mi recuperación. Vaya entonces mi reconocimiento a la Obra Social de los Empleados Públicos, en la persona de su titular, C.P.N. Julio Prieto, de la Dra. Flores, a la Dra. Villaroel, y a todo el personal que con celeridad e idoneidad concretaron la gestión para mi derivación al Hospital Italiano de Buenos Aires, a quien también transmito mi reconocimiento, en la persona del Dr. José Saadi y su equipo. Asimismo, a la Dra. Marina Andrada, excelente oncóloga catamarqueña que por su especialización y trámites se gestó mi derivación, al igual que al Dr. Bazano. Así también y en forma especial al presidente de la Cámara de Diputados, Néstor Tomassi, y su señora esposa Palmira, a los diputados Fernando Jalil, Marcelo Rivera, Gabriela Velazco, Carmen Verón, Cecilia Guerrero, a los secretarios parlamentario, Dr. Augusto Barros, y administrativo, C.P.N. Hugo Moya, a la Sra. Tesorera C.P.N. Vanesa Vargas. A Meli y Vanesa, que estuvieron a mi lado en Buenos Aires en momentos muy especiales, a mis compañeros de trabajo en la Cámara de Diputados, a mi familia y a todos los que constantemente estuvieron dándome fuerzas para que pudiera sobreponerme a este trance que es muy difícil de sobrellevar. Pido a Dios que derrame todas las bendiciones que merecen a todos aquellos que hicieron que se cruzaran en mi camino para poder bendecirme para que pueda seguir disfrutando a mis hijos.

Hebe Adriana Bracamonte