Prosperidad social o económica en Chile

jueves, 24 de enero de 2013 00:00
jueves, 24 de enero de 2013 00:00

Hace un tiempo atrás un artículo de The Economist planteó que Chile crece con descontento, aludiendo a la solidez económica y la creciente irrupción de movimientos sociales que posicionan un debate en torno a la educación pública, la falta de desarrollo de zonas extremas como Aysén y la defensa de un ambiente limpio y un desarrollo sostenible.
Es una paradoja que tiene su explicación no sólo en razones históricas, políticas y económicas, sino también culturales. La penetración del modelo neoliberal ha camuflado un tipo ideal de éxito personal exclusivamente asociado a la proyección económica. Sin embargo, la ciudadanía experimenta un profundo sentimiento de soledad y desconfianza.
El análisis del Índice de Desarrollo Humano (IDH), el Índice de Prosperidad del Instituto Legatum y la Encuesta de Latinbarómetro ubican a Chile en posiciones de avanzada. Sin embargo, preocupa que el índice de prosperidad, donde Chile ocupa el lugar 34 entre 142 países, esconda que sólo el 14,9% de la población chilena expresa confianza en el otro, lejos de Noruega (74,2%) o Dinamarca (64%). Coincidentemente, la encuesta Latinbarómetro advierte que sólo el 17% de la población chilena tiene confianza en el prójimo.
Estos indicadores, demuestran que en Chile lo económico se ha vuelto cultura, vaciando los valores, identidad y sentido en las personas y las organizaciones. Y por sobre todo, debilita el capital social de una sociedad.
Entonces, la tarea estratégica de la democracia es convocar a los ciudadanos para elegir políticas públicas que promuevan la solidaridad y la prosperidad colectiva. Este modelo comprende la integración ciudadana a través de la promoción de la participación en las decisiones públicas, una conducta ambientalmente responsable, la práctica de deportes colectivos, el acceso a oferta cultural de calidad, la defensa de empleos dignos y alta valoración por la historia del territorio.
Por lo tanto, debemos hacer un giro en el debate político de más Estado o más Mercado como eje de la diferencia política. Se deben garantizar el acceso a bienes públicos, las libertades individuales, la transparencia en la acción del gobierno y un mercado con mayor competencia que evite la concentración de la riqueza.
Sin duda, una nueva cultura ciudadana se está construyendo en Chile y aún no tiene expresión en el sistema político chileno. Aún tenemos un sistema electoral binominal y un modelo económico que permite que 7 familias concentren el 47% del PIB.
Está claro que la economía no puede gobernar nuestras vidas y tampoco asegura la prosperidad. Y Catamarca ¿a qué prosperidad aspira?

Cristian Sáez Cáriz
Licenciado en Sociología y Magister en Políticas Públicas
Región de Coquimbo, Chile
 

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