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Los pesos que le sobran a Pedro

domingo, 6 de enero de 2013 00:00
domingo, 6 de enero de 2013 00:00

Pedro no tiene urgencias económicas. Trabaja bien como jefe, con 30 personas a cargo, en una empresa de servicios; su exesposa también. Tienen dos hijas, a las que él les da con algunos gustos, “pero siempre en su justa medida”, aclara. Se considera un tipo austero, sin grandes gastos ni ganas de comprar todo eso que muestran las publicidades. “Soy hasta vago para tomarme el tiempo y disponerme a hacer unos arreglos en la casa”, se define. Gana arriba de los 16 mil pesos de bolsillo y forma parte del 10 por ciento de la población que más ingresos percibe en la Argentina, según los recientes datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). Si a toda la población se la divide en tramos de 10 partes iguales, el decil superior concentra ingresos superiores a 10.151 pesos por hogar, con un promedio de 45 horas trabajadas por semana. Éste es, en líneas generales, el único sector de la población que tiene algún margen de ahorro, como sucede con Pedro.
Pero lo cierto es que él no sabe qué hacer con esa plata. Tiene un plazo fijo de 25 mil pesos y otro monto parecido en su cuenta sueldo. Acaba de cobrar salario, aguinaldo y premios extra que este año repartió su empresa. No quiere tecnología ni quiere cambiar su auto modelo 2000. “Anda perfecto y me van a dar dos mangos”, se ataja. Pensaba contratar un crucero a Río para él y sus hijas.
Lo cierto es que este modelo económico castiga el ahorro y premia el consumo, mejor si es a cuenta de la plata que no se tiene. Por el plazo fijo, el banco le paga 14 por ciento anual, poco más de la mitad de la inflación real. Si lo midiera en términos de poder de compra, con ese ahorro que tiene en el banco compra hoy el 89 por ciento de lo que hubiese comprado hace un año. Por supuesto que es apenas un promedio, todo depende de qué se compre: el ladrillo común subió 27 por ciento en un año y la costeleta, el 9,5 por ciento.
Por los 25 mil pesos que tiene en caja de ahorro le pagan menos del uno por ciento al año. De hecho, figurativamente, esos 25 mil pesos que tiene hace un año equivalen a unos 18 mil pesos de ahora. Pero él no se da cuenta.
¿Qué podría hacer Pedro con su plata, un tipo común que no sabe ni le interesa apostar por alguna inversión más sofisticada? Poco. Prestarle plata a YPF podría haber sido una opción, pagaba 17 por ciento a 365 días a quien comprase Obligaciones Negociables.
Lo único sensato que puede hacer hoy, con estas reglas de juego, es gastar. Destinar todos sus ahorros a un auto, a una refacción en la casa, a instalar una pileta, a comprar un inmueble y financiar el resto... Es más, al viaje que tiene pensado debería pagarlo con tarjeta de crédito y afrontar las cuotas con lo que le sobre mensualmente de su salario. La agencia le respetará el dólar oficial y le financia en 12 cuotas sin recargo. Si pagara de contado, no tendría beneficio adicional.
Lo que para Pedro hoy representa una disyuntiva personal es gravísimo para el país. El crecimiento genuino se genera con inversión: es cuando la Pyme levanta otro galpón, toma cinco personas y aumenta 20 por ciento su producción. Eso sería un salto: cinco salarios más en la calle que alimentan la rueda de la economía y que le compran a otros que, a la larga, terminarán comprando lo que fabricó esa Pyme. Pero para hacer el galpón la Pyme no tiene crédito.
En la década, la Argentina casi ha duplicado su economía. Pero el 70 por ciento de ese crecimiento se explica por consumo, por quienes han decidido no guardar un peso en el bolsillo. Tipos como Pedro terminaron perdiendo y la Pyme, sin su galpón y sin sus cinco trabajadores.

Laura González / La Voz del Interior

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