Correo y opinión

Batalla de Salta, su Bicentenario

martes, 19 de febrero de 2013 00:00
martes, 19 de febrero de 2013 00:00

Desde el bicentenario de la Revolución de Mayo, el nacimiento de la patria, continuamos rescatando el bicentenario de los distintos acontecimientos que acompañaron este momento histórico decisivo para la lucha por la independencia y la liberación de los territorios sudamericanos. En esta ocasión se destacarán las causas y consecuencias de la batalla de Salta, con el objetivo de mantener presente nuestra historia y el sacrificio, esfuerzo y costo para poder lograr la libertad de nuestra patria, la que hoy en día disfrutamos.
Fueron triunfos consecutivos los de Tucumán y Salta, cabe recordar que Belgrano había desobedecido al Triunvirato, permaneciendo en Tucumán para organizar la defensa de las provincias del norte contra los realistas. Belgrano le había respondido al secretario del triunvirato Rivadavia lo siguiente: “Retirarme más e ir a perecer es lo mismo, y poner a la patria en el mayor apuro...”, luego se dirigió a orar ante el altar de la Virgen de las Mercedes, para después encarar la lucha y conseguir la victoria. Luego del triunfo en Tucumán, batalla en la que participaron tropas catamarqueñas, Belgrano encaró la reorganización de las tropas; se había capturado armamento a los realistas lo que le sirvió para las nuevas tropas, las cuales había duplicado en número. A partir de allí comenzó a movilizarse para enfrentar a Tristán; así el 13 de febrero junto a las tropas que se formaron a orillas del río Pasaje, prestó juramento de lealtad a la Asamblea Constituyente y a la insignia creada por él, la bandera celeste y blanca. Ante los movimientos patriotas el realista Tristán se fortificó en el Portezuelo, por donde se entraba a la ciudad de Salta desde el sudeste. Fue fundamental la valentía y conocimiento de la geografía por parte de los soldados salteños.
Guiados por el capitán Apolinario Saravia pasaron por la quebrada de Chachapoyas en cercanías del campo de la Cruz, por donde no existían reductos realistas, las fuerzas fueron beneficiadas por la intensa lluvia. Para el 18 de febrero se levantó campamento en la hacienda Castañares; al otro día seguía el movimiento de tropas hasta que en la mañana del 20, Tristán se enteró de los patriotas y alineando parte de sus fuerzas en una ladera del cerro San Bernardo, Belgrano ordenó la marcha del ejército, su reserva quedó al mando de Manuel Dorrego. El primer combate se lo llevaron los realistas, pero Belgrano ordenó el ataque de esas posiciones, conjuntamente con la artillería táctica que fue exitosa, las columnas al mando de Forest, Pico y Superí tomaron las calles salteñas, cerrando la retirada realista, concentrados en la plaza mayor de Salta, Tristán decidió rendirse. Las fuerzas realistas abandonaron la ciudad en formación y con honores de guerra, deponiendo las armas, demostrando Belgrano una actitud de caballerosidad y generosidad. Los prisioneros que se tomaron se intercambiaron con los que retenía Goyeneche en el Alto Perú. En la batalla de Salta se obtuvieron más de dos mil fusiles, espadas, pistolas, carabinas, artillería y el parque de guerra, principalmente se recuperó el territorio ocupado por los españoles y esta gran victoria logró acallar las críticas desde Buenos Aires.
En el Alto Perú se alegraron con la noticia de los triunfos de Belgrano, allí se realizaron sendos alzamientos patriotas, Enrique Paillardelle en Tacna y el de Juan de Peñaranda en Tarapacá, con la adhesión de las provincias de Potosí, Chuquisaca, Santa Cruz de la Sierra y Cochabamba, la vanguardia al mando de Díaz Vélez entró en Potosí el 7 de mayo y Belgrano el 19 de mayo, con el resto de las fuerzas patriotas, paso siguiente se eligieron los respectivos gobernadores para cada ciudad, el coronel Figueroa, coronel Álvarez de Arenales y el coronel Warnes. Luego fueron elegidos los diputados representantes del Alto Perú para la Asamblea General Constituyente en Buenos Aires. De este modo Belgrano logró la adhesión de algunas ciudades del Alto Perú a la causa patriota, en tanto los realistas comenzaron a organizarse nuevamente, esta vez al mando de Joaquín de la Pezuela, obteniendo el triunfo en los campos de Vilcapugio y Ayohuma para el mes de septiembre. Estas acciones fueron guiadas por Manuel Belgrano, y la bandera celeste y blanca flameó al frente de las fuerzas hasta la derrota en Ayohuma en noviembre de 1813.
Fue en Macha Bolivia, en 1885, cuando se encontraron dos banderas usadas por el Ejército del Norte; una se regaló a la Argentina y la otra permanece en Bolivia. En este año y por única vez se declara feriado nacional el 20 de febrero, en conmemoración del bicentenario de esta batalla. Como ciudadanos de esta patria tenemos la obligación de mantener presente nuestra historia, la que forma parte de nuestra identidad. Destaquemos en este proceso a Belgrano con sus ideales, acciones y valores para luchar por la libertad de los pueblos de Sudamérica, digno ejemplo a imitar, para la reflexión, sus palabras, las que tendríamos que poner en práctica diariamente en este complejo presente que nos toca vivir, así podremos seguir construyendo una patria más grande y justa para todos como lo anheló Belgrano.

“Fortaleza, ánimo, constancia, esfuerzo y no de los comunes son los que necesita la patria...” Manuel Belgrano

 

Prof. Roberto Sayes
Historiador

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