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Agraviarla a ella es agraviar a todas

domingo, 3 de febrero de 2013 00:00
domingo, 3 de febrero de 2013 00:00

Muchas veces nos preguntamos por qué a mayor empoderamiento logrado por las mujeres en su lucha por conquistar igualdad y derechos, la violencia de género se ejerce más brutalmente.
Es que el sometedor, el que quiere poseer a la otra como un objeto, el que envidia lo que la otra tiene, muta su impotencia en hecho violento. Cristina es un símbolo de lo que una mujer puede lograr. Logró por segunda vez el cargo político electivo más importante del país, alcanzó un liderazgo regional y global de envergadura, demuestra sensibilidad, inteligencia y valentía.
Y, además, es linda y atractiva.
Agraviarla a ella es agraviarnos a todas.
Del Sel mutó su impotencia en violencia de género.
Ninguna de sus expresiones constituyó una crítica política sino que apuntó directamente a epítetos referidos a la condición de mujer de Cristina, aún cuando, paradójicamente, aluda a un órgano masculino, (tal vez el suyo propio. ¡Viva el psicoanálisis!).
Pero resulta que este Del Sel tiene ambiciones políticas pretendiendo cargos electorales. Y resulta, también, que para ellos la Constitución Nacional requiere, entre otros recaudos, idoneidad y apego democrático.
La violencia de género, también la verbal, conceptualizada largamente en normas internacionales y locales, integra el núcleo inhibidor de los requisitos de idoneidad que el cargo que Del Sel aspira, exige.
Y es, en este sentido, que el pueblo debe analizar para repudiar las expresiones del machista y vetar con su voz y voto al violento.
No violentó solamente a la presidenta. Nos violenta a todas. Violenta a la democracia.

Diana Conti
 

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