Correo y opinión

La corrupción

lunes, 25 de marzo de 2013 00:00
lunes, 25 de marzo de 2013 00:00

Hasta donde alcanza la memoria política y, desde ahí, escuchamos en todas partes cómo es que se impone esta práctica negativa de la psicología de la conducta de la especie humana, aquí y en todo el mundo, “en los capitalismos de última etapa” (Keynes, 1926). Con sentido político de crítica cartesiana, o sea constructiva, en 1987 publicó la imprenta oficial de nuestra provincia mi trabajo “La comuna autónoma popular”, que en su artículo 23º dice: “Los intendentes municipales, concejales, funcionarios, antes de prestar su juramento de práctica democrática para llegar al cargo designado, obligatoriamente presentarán declaración jurada de sus bienes personales, económicos y financieros como conditio sine qua non para cumplir con esta ley, de lo contrario no podrán acceder al cargo político y público correspondiente”.
Aquí y, dada la naturaleza del estudio, está limitado al ámbito municipal, pero esta actitud honrada debe extenderse desde la presidencia de la nación y vice, jueces, ministros, legisladores nacionales y provinciales, gobernadores, jefes de las FFAA, policiales, proveedores del Estado, empresas mineras y constructoras de obras públicas, dirigentes deportivos y apoderados de deportistas; ellos, vosotros, nosotros, él, tu y yo podemos sumar unos cuantos más que vemos y conocemos, y así es como poco a poco se depurará la función pública, tan llena de tentaciones financieras para obtener “el ascenso social de los trepadores de pirámides y buscadores de prestigio de los artífices del derroche” (Vance Packard).
Ya lo planteó José Hernández en su Martín Fierro: “… muchas cosas pierde el hombre –a veces la puede encontrar- pero les debo enseñar y es preciso que recuerden – que si la vergüenza se pierde, jamás se volverá a encontrar”.
En 1848, los creadores del socialismo científico pronosticaron, en pleno ascenso del capitalismo, que este sistema dentro del cual vivíamos lleva en sus entrañas el germen de su propia destrucción, porque la producción tiene un carácter social, y la apropiación de la ganancia tiene un carácter individual, razón por la cual, en el transcurso del tiempo, en la inmanencia de la historia trascendental, existirán muy pocas personas que tendrán mucho capital y, por el otro polo, muchas personas que sufrirán crisis, depresión, estancamiento, desocupación, hambre.
La revista internacional de economía Forbes se refiere a personajes que han acumulado riqueza en dólares, y cita a: Carlos Slim con 730.000.000.000; Bill Gates con 670.000.000.000; Amancio Ortega con 57.000.000.000; en nuestra patria son citados: Carlos y Alfredo Bulgheroni, 55.000.000.000; Edmundo Eurnekian con 1.800.000.000; Gregorio Pérez Companc con 1.500.000.000; MI La Fuente Lacroce con 1.280.000.000; Alberto Roemmers con unos 1.100.000.000. Pero veamos un poco más de cerca la acumulación financiera de “los dueños de la Argentina” que con la política económica aplicada por el reciente finado José Martínez de Hoz, desde 1976, volteado el gobierno justicialista con su plan del 2 de abril, en siete años llevó, elevando la deuda pública –interna y externa- de unos 7.500.000.000 dólares a los 45.000.000.000, con el agregado de que siendo presidente de la nación el Gral. Viola, ministro de Economía el frondizista Dr. Whebe y presidente del Banco Central el Dr. Cavallo, estatizaron esa deuda privada que la seguimos pagando todos y todas los argentinos.
El P.E.N. alfonsinista -“no supimos, no pudimos, no supimos”- no pudo auditar esta tremenda -“deuda injusta, impagable, incobrable” (Vicente Saadi)- como lo quería su ministro, el Dr. Grinspun, y pusieron de ministro al neoliberal Sourruille, que nos encajó el Plan Austral en 1985 con préstamos eternos al FMI, Club de París, Banco Mundial, y otros buitres externos e internos, deuda pública que para 2004 llegaba en dólares a 191.000.000.000; o sea el 170% de nuestro PBI. De la Rúa y Caballo siguieron la línea de Martínez de Hoz-Menem-Cavallo. Recién en 2005, por la acción política económica de Kirchner y su ministra Feliza Michelli, nos sacamos al FMI con un costo en dólares de 9.810.000.000 y, desde ahí venimos ganando, ahora con la compañera presidenta Dra. Cristina, independencia económica, soberanía política, y justicia social y, como ellos dicen, “sabemos que falta mucho”.
Ahora la deuda pública está en proporción al PBI en un 40%; antes de Kirchner-Michelli estaba en unos 170%; ya no tenemos a los buitres externos y a los caranchos internos que nos anoten qué es lo que debemos hacer con nuestra política económica, en este capitalismo en crisis mundial, que para Karl Galbraich, considerado el más grande historiador de la economía política, el capitalismo fue progresista hasta 1913. Hagamos memoria: guerras interimperialistas de 1914 a 1918 y 1939 a 1945, de las cuales salió como único acreedor los EE.UU.; crisis actual desde 2011; guerras de Corea, Vietnam, Argelia, Sudáfrica, el bogotazo de 1949; la revolución mejicana desde 1919 a 1920; la revolución de los Tai-ping y la de los Boxer en China… etc.. Y, en casa, la huelga ferroviaria de 1917, la semana trágica de Vassena en 1919; la represión en la Patagonia en 1921 y, los golpes cívico-militares de 1930, 1945, 1955, 1966, 1976. Ya en 1926, Lord Keynes había escrito “De los capitalismos de última etapa”, y antes “Los peligros de la Paz” después del famoso tratado de Versalles, cuando a la derrotada Alemania se la obligó a pagar 280.000.000.000 de francos.

Humberto Adolfo Salas
 

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