Correo & opinión

América Latina y Francisco

viernes, 29 de marzo de 2013 00:00
viernes, 29 de marzo de 2013 00:00

Los pueblos creyentes de América latina con sus diversas manifestaciones religiosas vieron en la elección y posterior entronización del papa Francisco un alivio espiritual. Las prometidas manifestaciones de cambio en la iglesia católica llenaron espacios escritos y orales en el mundo entero. Desde la sencillez y austeridad, hasta el aggiornamiento necesario con cambios estructurales profundos son el tema cotidiano. La posición política del nuevo pontífice ante los grandes temas internacionales crea especulaciones de diverso tipo y abre expectativas e incertidumbres. “Cambia, todo cambia” dice la canción que se ve reflejada en las aspiraciones de un continente que hace tiempo lo viene reclamando.
La historia de la cobriza América latina a través de sus quinientos años de historia colombina espera una reparación de parte de la iglesia católica que jugó un papel discutido y controversial en todo este proceso de saqueo cultural, étnico, económico y político a que fue sometida.
Por sus venas abiertas la América latina muestra su descuartizamiento. Allí van Tupac Amaru y Juan de Calchaquí, aquí están Monseñor Romero, Angeleli y Mujica, representando a los desposeídos de entonces y de ahora. Muchos son los religiosos que abrazando la doctrina social de la iglesia quedaron en el camino denunciando las injusticias sociales a que siempre estuvieron sometidos los pueblos americanos. Los mineros del Potosí de ayer, las reservaciones residuales de los pueblos originarios, los marginados de las villas y los expulsados de sus tierras por el avance del pregonado progreso sojero y minero con el consecuente resultado de deforestación y contaminación representan a los desposeídos de hoy que deben ser socorridos por la declamada nueva iglesia.
Las guerras y el neocolonialismo que el primer mundo impone generan muerte y millones de excluidos e indignados que deben ser acompañados en su desigual lucha por sus derechos arrasados.
Los jóvenes sin futuro deambulan con la utopía de un porvenir incierto. Una iglesia con coraje, de servicio y de los pobres, como lo dice Francisco, es la deuda que la misma tiene con los pueblos latinoamericanos. Jesús es verbo, no sustantivo. Francisco I, bienvenido a nuestra patria grande, sufrida pero con memoria y esperanza. La lucha es difícil pero los pueblos pobres te esperan y te acompañarán en el camino por un mundo mejor.

Alberto Cerda Espósito
 

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