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A quince años de la muerte de un gran maestro santarroseño

lunes, 20 de mayo de 2013 00:00
lunes, 20 de mayo de 2013 00:00

Se llamaba Ramón Arturo Brizuela, nació en la localidad de “Las Tunas”, el 14 de junio de 1925. Esta localidad se encuentra ubicada a 8 km de Bañado de Ovanta -cabecera del Dpto. Santa Rosa. Cursó sus estudios primarios en la Escuela Nº327 de Las Tunas. Posteriormente se trasladó a la Capital para cursar sus estudios secundarios en la Escuela Normal “Fray Mamerto Esquiú”, donde obtuvo el título de “Maestro Normal Nacional” en el año 1944.
En 1949 fue designado juez de Paz del Dpto. Santa Rosa. Un año más tarde pasó a desempeñarse como maestro de la Escuela Nº8 de Bañado de Ovanta.
En el año 1958 fue nombrado director de la Escuela Nº42 de la Localidad de Pozo del Campo.
Inició sus actividades áulicas en un precario rancho que constaba de dos ambientes y una galería que tenía techo de paja. Después de once años de lucha y ardua gestión, logró que se construyera el nuevo edificio escolar.
En los primeros tiempos, para trasladarse desde Bañado de Ovanta, lugar donde vivía, hasta la escuela, lo hacía en “bicicleta”, recorriendo doce kilómetros de estrechos senderos, pues no había caminos. En esa época, en la región no había una municipalidad de primera categoría, existían delegados comunales en cada pueblo. El maestro Brizuela, al ser designado delegado comunal, logró que se hiciera el camino que une Bañado de Ovanta con Pozo del Campo.
Durante veinticinco años en los que desempeñó su actividad docente en la Escuela Nº 42, debió soportar adversidades, como tener que cruzar un brazo del río de Bañado de Ovanta en épocas invernales, para poder llegar a su escuela. En épocas de crudos inviernos, el maestro salía muy temprano con su bicicleta y su pecho cubierto con bolsas de cartón. Le quería ganar a la salida al sol, porque a esa hora era más dura la helada. Tempranito, antes de llegar a la escuela los perros ladraban y los vecinos decían “¡ya viene el maestro!”.
En su duro caminar le tocó superar el fallecimiento de su esposa, pero no pidió licencia, y logró obtener asistencia perfecta a lo largo de toda su actividad docente. En homenaje a su labor cumplida, y a quien fue su creador, a la Escuela N° 42 se le impuso su nombre. De acuerdo con lo establecido con la Ley Nº 4880 promulgada por Decreto Nº 860, el 27 de junio de 1996. Ese proyecto fue elevado a la Cámara por el exsenador santarroseño Mario E. Figueroa, y fue aprobado de forma unánime. Retirado de la actividad docente en 1983, después de la Dictadura Militar, fue elegido por el voto popular como el primer Intendente Constitucional del Depto. Santa Rosa.
El 17 de mayo de 1998, se extingue la vida de un gran maestro, verdadero ejemplo para la docencia de Santa Rosa y quzás también para toda la docencia de nuestra querida patria.

 

Carolina O. Brizuela
 

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