Correo y opinión
Sobre la visita de River
Sr. Director:
Me resulta grato dirigirme a usted, respetuosamente, y por su intermedio a la sección “Correo & Opinión”, que tiene entre sus páginas ese prestigioso medio periodístico, a fin de hacerle llegar una inquietud que intento se haga pública porque nació de lo más profundo de mi catamarqueñismo, bien entendido con un profundo sentido de pertenencia de todo lo que tiene que ver con Catamarca y sus deportistas.
Quiero expresar -lo estimo, sin temor a equivocarme- que la reciente visita del C.A. River Plate, a competir por la Copa Argentina, la dirigencia deportiva y especialmente de quienes ocupan espacios de poder dentro de la Secretaría de Estado de Deportes, dejaron escapar la gran OPORTUNIDAD (Sazón, conveniencia de tiempo y lugar, según la definición incluida en la última edición del Diccionario Sopena) de reconocer en un estadio absolutamente colmado, a exjugadores que fueron profesionales tanto en River Plate como en Estudiantes de Caseros, tal los casos de Carlos Acosta (“El Amarillo”) y Ramón Alberto (“El Beto” o “Recreíto”) Salas que pasaron por el club de Núñez, y de Víctor Jalil y Elías Pérez (“El Gringo”) que lo hicieron por el “albinegro”.
No pretendo ser el justiciero o algo que se parezca, sí critico la frialdad con la que actúan algunos dirigentes comprovincianos que han tenido la hermosa oportunidad de decirle al país que en Catamarca se reconoce, de alguna manera, a quienes transitaron el fútbol profesional, demostrando sus aptitudes con la sencillez de los hombres del interior. No hablo de plaquetas, que pueden resultar onerosas para las arcas del Estado, pero sí la entrega de un simple pergamino en el tiempo o intervalos de un fallido espectáculo artístico que lo vivieron unos pocos.
Estoy convencido de que se ha derrochado una ocasión para decirle a los catamarqueños, estamos presente con quienes se destacan fuera de la provincia en algo tan puro como lo es el deporte; me atrevo a asegurar que hubiera sido un gesto plausible y elogiado. Algunos de los miles de niños y jóvenes que estuvieron en el Bicentenario, seguramente habrían salido reconfortados pensando en que mañana podrían ser ellos los agasajados o reconocidos.
Muy agradecido por el espacio que el señor director me otorga, aprovecho para renovarle mi respeto y distinción.
Hugo Luis Berrondo