Entre promesas y la estupidez, la realidad

jueves, 28 de diciembre de 2017 00:04
jueves, 28 de diciembre de 2017 00:04

A 2 años de gestión, el “CAMBIO PRO”, hoy por hoy, es un hecho. Se lo puede comprobar en el deterioro de esa economía que afecta a una porción importante de nuestra sociedad y al sistema productivo todo. Graciosamente los “tecnócratas PRO” lo  presentan  como  “saneamiento de la economía nacional” ya que en sus diagnósticos aparece el “exceso de distribución peronista en su versión kirchnerista” por parte del Estado de las riquezas que produce la parte activa de la sociedad como un mal símil cáncer. ¿Cómo lo solucionan?  Con  un brutal ajuste sobre los trabajadores y jubilados  y una simple articulación de resortes clave de la economía para conseguir mejores negocios para amigos y familiares, todo con dinero ajeno –en este caso del Estado- en materia de Obras Públicas; endeudamiento interno y externo para introducir las “divisas”  en la timba financiera y luego sacar las ganancias del país colocándolas en paraísos fiscales, para por último transferir sus pasivos al Estado vía “estatización” para que sus deudas las paguemos todos.
¿Se benefician los argentinos con este saneamiento? ¡Claramente no!  Sólo lo  hacen  los grupos que la operan. Pero además cuentan con un “plus” extra: esto es vendido mediáticamente como esa entelequia construida con acertijos indescifrables disfrazados de un cientificismo matemático bastante burdo por lo absurdo y a todas luces engañoso pero que en lo concreto viene beneficiando desde hace 2 años  -¡y vaya cómo!- a los sectores  más privilegiados de nuestra sociedad; y  en un plazo récord. 
La supuesta eficiencia de la gestión gubernamental de Macri y sus funcionarios y legisladores, recitada en esa letanía  exasperante  de generalidades vacías  de contenidos pero llena de simples promesas y/o expresiones deseos, sólo puede conformar a esa marcada ignorancia  instalada socialmente. 
Gobernar políticamente un Estado jamás se lo puede equiparar con “administrar” empresas. Estas últimas nunca tuvieron como objetivo distribuir la riqueza producida por los que trabajan en ellas; por el contrario, siempre buscaron la mayor rentabilidad posible para sus propietarios y/o accionistas  al más bajo costo laboral y con la menor inversión que se pueda. En nuestra Argentina esto fue una constante desde hace 150 años. Un empresario argentino jamás abrió ni abriría las contabilidades de sus empresas; menos las haría públicas. Muchos de ellos, como formadores de precios suelen ser  generadores  de “crisis” para luego emitir “comunicados” sobre supuestas “pérdidas”, que nunca son tales ya que no se conocen –en nuestro país por lo menos- exgrandes empresarios que hoy sean mendigos de puertas de iglesias. 
El gobierno de Macri comenzó su gestión desfinanciando al Estado, favoreciendo a los sectores económicos concentrados. ¿Cómo? Devaluando la moneda, eliminando retenciones al agro y a las mineras, suprimiendo impuestos a los ricos y a los grandes empresarios, facilitando la concentración de los medios de comunicación,  reabriendo la timba financiera con el festival de bonos y  lebac y volviendo a colocar al país a la cabeza de los países endeudados externamente en la región. Además, pretende que los trabajadores y los jubilados acepten mansamente las reformas laborales y previsionales, sino las balas y los palos de la ministra Bullrich serán el castigo por desacato. La “grieta” social que prometió cerrar, Macri la agrandó. 
Macri, además, es el único de los 5 mandatarios a nivel mundial que sigue en el poder después del escándalo internacional de los “Panama Paper”. El Gobierno argentino de los últimos 2 años es considerado por la prensa internacional como el más corrupto a nivel planetario junto al de Brasil. Los medios adeptos sólo hablan de la corrupción “k” (que seguramente existió pero que no puede ser pretexto para encubrir la actual). El supuesto “asesinato” de Nisman montado de manera circense por el juez más corrupto –Bonadio-  sirve para “entretener a la gilada” (lo aseguran los propios funcionarios PRO en voz baja).  Estas son algunas muestras de un modo de entender la política (con fuerte represión como las del 14 y 18 de este mes) y un estilo de hacer  política basado en falsas promesas, engaño permanente, todo con un solo fin: encubrir los  grandes “negociados” con dineros ajenos llevados adelantes por los amigos CEO y Ruralistas de este gobierno. Estoy describiendo ni más ni menos que a la vieja y tradicional oligarquía que inescrupulosos como Julio Bárbaro (hacedor del menemismo) y “Chiche” Duhalde niegan que hoy exista.
¿Alguien puede refutar estos datos y hechos concretos sin acudir a esas harto conocidas letanías comparativas  con la corrupción “K”? No son  pocos los “k” que hoy están presos… pero no así algún corrupto “M”; incluido el propio Macri.

Por Víctor Leopoldo Martínez - Escritor, cineasta, periodista.           

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