Hasta siempre, Miguel

lunes, 4 de diciembre de 2017 00:00
lunes, 4 de diciembre de 2017 00:00

Quiero despedir a un gran amigo. Expresarle mi admiración, respeto y un inmenso cariño. Su espíritu se elevó a Dios, fuente de amor, paz y todo bien, mientras su familia y sus amigos nos sostenemos en la esperanza, aún en medio de lágrimas inevitables.


Muchas, muchísimas cosas se pueden destacar de su trayectoria empresarial, de su paso por la política o de la hermosa familia que, lejos de su Buenos Aires natal, formó en Catamarca. Pero yo quiero recordar especialmente lo que motivó mi amistad con él: su amor por la radio.

Creció escuchando radio, descubriendo estilos, formas, matices, registrándolos todos en su prodigiosa mente.

En 1994, se lanzó a una de las creaciones más admirables de su vida: fundó radio Pucará, una emisora que en menos de dos años se posicionó entre las líderes, quizás la primera en audiencia, porque supo ponerle la impronta de agilidad, credibilidad y presencia en casi todo el territorio provincial, más el sur tucumano y el norte cordobés.


Yo tuve la gran oportunidad de sumarme al equipo de aquella recordada emisora en 1996 y permanecí allí hasta que los coletazos de la crisis del 2001 le permitieron sobrevivir, esto fue más o menos en 2003.

Pude trabajar a conciencia, con entera libertad, porque jamás interfirió para imponer a quién entrevistar o a quién no, qué preguntar o qué decir.

La sabiduría suya estaba en sumar periodistas que pensaran distinto, que tuvieran diferentes puntos de vista en temas políticos, sociales, culturales, etc., y que al aire se percibiera el libre debate, lo cual posibilitaba aquella preciada credibilidad que todo medio de comunicación quiere tener.


Es tanto lo que Miguel Haarscher hizo por Catamarca a través de aquella radio, que ese aporte lo posiciona entre las personas que hicieron historia y merecen un destacado lugar entre sus páginas.
Mi abrazo fraterno para su amada esposa y gran amiga mía, Susana Ortega, sus hijas y toda esa hermosa prole que se va extendiendo en esta tierra de la Virgen del Valle.


Que la Madre Morena, en estos días de sus fiestas, le haya abierto las puertas del Cielo de par en par para darle la bienvenida.

 

Orieta Vera

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