Más allá del Presupuesto

domingo, 4 de noviembre de 2018 00:00
domingo, 4 de noviembre de 2018 00:00

Por Julio Cobos (*)

Argentina necesita tener una inflación de un dígito, algo que no ha ocurrido más que en contadas ocasiones a lo largo de los últimos 70 años. Para que esto suceda es necesario recuperar una de las variables económicas más importantes: el superávit fiscal, es decir que los egresos del Estado no superen a sus ingresos.

El Presupuesto que hoy estamos discutiendo en el Senado persigue lograr el equilibrio entre la relación egresos-ingresos, donde estos últimos se conforman sobre la base impositiva que deben tributar las empresas y los trabajadores. En lo que hace a los egresos, se prorratean conforme a los lineamientos políticos que debe afrontar el Estado para atender sus responsabilidades. De ejecutarse en la forma estimada, alcanzaremos el superávit fiscal tan deseado.

Cuando tenemos una inflación tan elevada y constante como la que sufre nuestro país, ésta actúa como un impuesto sumamente distorsivo, generando por un lado pérdida del poder adquisitivo y por el otro, emisión y endeudamiento. Además, desalienta las inversiones en nuestro país, que encuentran condiciones más favorables en países vecinos con inflaciones cercanas al 3%.

Frente a este panorama, las alternativas para la Argentina son claras: o seguimos engañándonos con una alta inflación o la corregimos para que la solución no sea aumentar impuestos, sino generar inversiones que produzcan crecimiento económico, paso previo a un desarrollo económico perdurable en el tiempo. En este difícil contexto, buscamos sancionar esta herramienta política y legislativa que define el accionar del gobierno y de las provincias.

El Gobierno ha decidido acelerar el equilibrio de las cuentas, por ello el Presupuesto 2019 propone lograr equilibrio en el resultado primario de la Administración Pública Nacional. Para lograrlo, debemos reducir el déficit el año próximo en 2,6 puntos porcentuales del PBI, lo que se conseguirá fundamentalmente con el aumento de ingresos por 1,2 puntos por el aumento de retenciones a las exportaciones y la reducción de 1,5 puntos en los gastos primarios; principalmente en subsidios económicos para servicios públicos (-0,7 pp.), inversión pública (-0,5 pp.), transferencias a provincias y gastos de funcionamiento (-0,3 pp).

No cabe duda que la realidad exige a todos esfuerzos muy importantes, entre ellos al sector exportador y por otra parte, la disminución del ritmo en la obra pública. Sin embargo, debemos destacar que, ante el complejo escenario que enfrentamos, el presupuesto intenta brindar equilibrio, resguardando las partidas que resultan más sensibles a los sectores sociales más vulnerables.

(*) Senador nacional por la UCR-Mendoza.

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