¡Cuántos actores!

Por Eduardo Aliverti.
jueves, 12 de julio de 2018 00:00
jueves, 12 de julio de 2018 00:00

Una marcha que volvió a producirse en medio de un ninguneo mediático vergonzoso. Antes, durante y después. 
Pero ahí estuvieron, sin cámaras masivas, sin flotas de móviles que los registraran, como si fueran invisibles.
Una cantidad de embroncados que debe medirse nuevamente por su intensidad, por ese carácter de minoría disruptiva, por ese símbolo que significa ganar la calle a pesar de tener casi todas en contra: el frío, la falta de liderazgo unificado, un formato de acto hecho más a las disparadas y desde la convocatoria en las redes que otra cosa.
Y aun así, aunque quiera medírselo desde drones ocupados en mostrar calles laterales raleadas o una multitud menor a la prevista habiendo como hay una malaria de aquellas, hubo muchísima más gente que los cuatro gatos locos incapaces de ser juntados por el mundo PRO.
Esa gente estuvo unificada contra un aparato oficial que ya ni siquiera se anima a timbreos programados. Es ineludible enfrentar la soledad de Macri en el tristísimo ceremonial de Tucumán, alucinando incluso que “el cambio empieza a producir resultados”, contra una intensidad de militancia y (mucho) gentío suelto que necesita encontrarle una salida a esta pesadilla que gobierna. 
El acto fue otra continuidad del parto acaecido en la noche del último 18 de diciembre, cuando un increíble número de sectores de clase media ganaron el espacio público, en forma espontánea, contra la reforma previsional. Desde entonces, se sucedieron varias manifestaciones imponentes, de diversos orígenes, que no estaban en cálculos de nadie; y, menos que menos, en los de un gobierno que tras las elecciones de octubre sacaba pecho de compadrito.
No hay de qué sorprenderse.
El macrismo, siempre concediendo que el “ismo” le quepa a una banda de truhanes de negociados, jamás enamoró. Lo constituyó el espanto ficcional contra la gestión anterior. Nunca el convencimiento popular. A la primera de cambio, una porción significativa de los derrotados en las urnas le demostraría que en esta sociedad hay enormes reservas de resistencia efectiva. Mucho más grandes que las que puedan encontrarse en el resto del mundo, por muy maximalista que parezca.
La tarde de este 9 de julio, por fuera de inútiles discusiones numéricas sobre el volumen de los marchantes, volvió a escenificarlo. Y tampoco son menores ciertas programáticas del documento leído antes del himno. Que se haya hablado de la nacionalización del comercio exterior, sin ir más lejos, marca un paso al frente discursivo e inimaginable hasta hace poquísimo tiempo. ¿Una mera consigna? Así sea que lo fuese, sirve para correr uno de los límites que se creían extinguidos. 
Macri lo hizo.
Salvo en este diario y en unos contados programas y medios, no existirá este 9 de julio en que los unos volvieron a nuclearse y los otros tuvieron que prescindir hasta del desfile militar. 
Dirán, como de hecho ya figura en sus portales, que todo consistió en el previsible cuasi lumpenaje motorizado por actores K. 
Vaya capacidad de llamamiento que tienen esos artistas. De piso, es notablemente más corpulenta que la de un tipo obligado a vallarse hasta para ir a un Te Deum.
 

6%
Satisfacción
6%
Esperanza
6%
Bronca
26%
Tristeza
13%
Incertidumbre
40%
Indiferencia

Comentarios

12/7/2018 | 20:08
#149006
Los actores K sueñan con tener de nuevo el INCAA, para vivir de joda gratis y producir películas pedorras de costos millonarios. Tan pronto nos olvidamos.

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