Opinión

A cada 55 le llega su 17

lunes, 7 de octubre de 2019 00:02
lunes, 7 de octubre de 2019 00:02

Con las mismas mañas pero con nuevos métodos, añorando la ejecutividad de aquel decreto 4161 de Aramburu con el que se intentó hacer desaparecer el peronismo, marcha y bombo, nos ha tocado transitar estos 4 años.

Mientras los exégetas del añejo gorilismo nacional se dejaron de afeitar y salieron a cazar, éramos testigos quienes entendemos a la justicia social como el fin de un gobernante, que la prioridad era el toma y daca con los mercados.

¿Y el pueblo ? Era el blanco al que la inflación, el desempleo y la pobreza lo castigaban en forma impiadosa.
Consecuentemente, la fiesta duró mientras la plata de la usura estuvo. Fue hasta como dice el tango, cuando “la suerte empieza a fallar”, no repararon que la “selva” ya no es la misma. La fauna (ex cabecitas negras) ya tiene conquistas. Allí es adonde la soberbia los llevó a equivocar. Vuelven a desconocer que no se le puede generar amnesia a la memoria colectiva de un pueblo al que se le otorgó conquistas laborales y sociales.

 

 Comodoros al ataque

Esta vez no se dedicaron a bombardear con naves de Cristo vence. Lo hicieron con el desembarco de fuerzas del cuartel de Comodoro Py, apoyados con fulgurantes titulares y operetas mediáticas, corporizaron el verso de la nueva política. Nos inundaron con sus camisas celestes sin corbata e inflando globos.

¿Cómo no nos dimos cuenta y nos salía más barato? El PRO es aire en una bolsa de látex. Se confiaron en una nueva versión del homo videns de Sartori, en donde la sociedad se alimenta de lo que ve sin analizar mucho. Aderezaban con post verdad las redes sociales y al que osaba defenderse era atacado por un ejército de trolls rentados al que, generosamente, alimentaban con un gasto público que, como afirmaron a los cuatro vientos, venían a reducir.
Esta vez la batuta no la tuvieron los milicos golpistas, sino timadores financieros cuya premisa era, fundamentalmente, llevarse la “biyuya”. Quisieron, como buenos publicistas, simplificar los males que manipulaban y endilgarles todos a esa nefasta letra K.

 

El reino de las excusas

Hoy pocos se hacen cargo de aquel “concilio” de Gualeguaychú en el que se armaron los evangelios para el relato, generando el sacha predicador al que mandaron al ruedo a pesar de su marcada dificultad para articular palabras. Lo hagamos couchear con parábolas meteorológicas habrán pensado, pero lo hicieron ir a una eyaculación verbal precoz, no entendiendo que en política, como en la vida, uno es esclavo de sus palabras y dueño de sus silencios. Así se terminó construyendo el reino de las excusas y, como dice Baltasar Gracián, “en boca del mentiroso, hasta lo cierto se hace dudoso”.

Buena gente estos CEOs. Sabrán de calculadoras y de excel, poco de historia. La gente no come finanzas y menos versos. El hambre ha sido el motor de las grandes cambios en el mundo desde la Revolución Francesa, aquel germen de la “República” a la Rusa, semilla del comunismo. Cuando la hogaza de pan falta en las familias truena el escarmiento a quienes manejan sus destinos. Otra vez el pueblo tuvo que saltar las tranqueras y cruzar el río. Esta vez no estaba la fuente de la Plaza de Mayo, sino las urnas. No hubo que buscar al general del hospital, sino a los gobernadores, dirigentes comprometidos y acordar. Ya todos éstos conocen la máxima de que si el pueblo sufre, todo se pone en marcha… con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes.

 

55% de inflación y 40% de pobres

Con estos números ya era suficiente. Lo tragicómico es ver cómo, con el último hálito de esperanza, intentan su conato defensivo con chaqueteros que tiraron por la borda años de política. Sin embargo, loable la tarea del converso. Siempre su fundamentalismo es más fuerte. Hoy la banda está en fuga y se revolean argumentos de sus espadas económicas en un espectáculo similar a una pelea marital, a la que le falta aún la separación de bienes entre los tres socios de esta entente.
Si bien esta vez mejoraron y asumieron democráticamente, algún día se deberá echar luz sobre quienes fueron los verdaderos responsables de dar aval, para el des-manejo de un país, a quienes se presentaban como el mejor equipo de los últimos 50 años.
El análisis debe ser más profundo aún. Es que tenemos actores sociales dispuestos a destruir un país si con eso se logra el objetivo de hacer desaparecer nuestro movimiento Justicialista.

 

Guillermo Eduardo Andrada

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