Opinión

La Batalla de Chacabuco y los héroes olvidados de la Cuesta de Chacabuco

viernes, 15 de febrero de 2019 00:00
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El 10 de agosto de 1814, el Coronel José Francisco de San Martín fue nombrado Gobernador Intendente de la Provincia de Cuyo, cuna del Ejército de los Andes. Sus planes de cruzar la Cordillera con un contingente de pocos escuadrones de caballería, cambiaron radicalmente, cuando a los pocos días de asumir se produjo la derrota de Rancagua y con esto el arribo de los exiliados chilenos. “Yo salí a Uspallata, a recibirlos y proporcionarles personalmente cuantos consuelos estuviesen en mi posibilidad”, escribió San Martín.


Como consecuencia de Rancagua, planificó un gran ejército para liberar el territorio chileno y continuar al Perú. Puso manos a la obra, tarea que fue posible porque contó con casi toda la adhesión y apoyo de la provincia de Cuyo.


Aquello que el 25 de Mayo de 1810 comenzó como el anhelo de una minoría se había transformado, a fines de 1814, en un reclamo consensuado por la inmensa mayoría de los habitantes.


El ejército necesitó hombres, los cuales, blancos, mestizos o negros, no vacilaron en ingresar a los batallones que comenzaron a organizarse en las ciudades de San Juan, Mendoza y San Luis. Sin embargo esto no fue suficiente, razón por lo cual se determinó incorporar a los esclavos a quienes previamente se les compró la libertad. Hacia 1816, eran escasos los antecedentes en la historia mundial sobre la utilización de esclavos para fines bélicos. En la historia del Imperio Romano, la situación de transformar esclavos en soldados ocurrió una sola vez; luego de la derrota de Cannas, los romanos con los esclavos movilizados batieron a los cartagineses, en proximidades de la ciudad de Bénévent.


San Martín, convencido de que los hombres valen únicamente por sus méritos y no por el color de su piel, dio el paso adelante y reunió a los esclavos, completando la organización del Regimiento N° 8, uno de los más numerosos del ejército que se estaba creando.

Velo y engaño antes de la campaña

Lo que se conoció corno “la guerra de zapa” fue la principal estrategia que empleó San Martín, consistente en enviar falsos rumores, tácticas de engaño, espías y “falsos espías”, reuniones con los pehuenches en el sur de Mendoza, etc., con la finalidad de crear confusión y distracción al oponente. El jefe español Mariscal Francisco Marcó del Pont, era un experimentado militar, veterano de las guerras en Europa, por lo que era necesario inducirlo a desplegar sus importantes fuerzas a lo largo de las principales vías de invasión conocidas. Viendo el dispositivo adoptado por éste, las estratagemas usadas por San Martín, causaron el efecto buscado; no tenía el esfuerzo principal defensivo en el lugar adecuado.


Y para San Martín era muy importante encubrir el centro de gravedad del ataque y elegir el lugar para dar batalla, minimizando las desventajas que tenía, pues luego de dieciocho días de esforzadas marchas en un terreno tan dificultoso como lo era la Cordillera de los Andes, se sumaba el desgaste de sus hombres y la demora que se le había presentado a la columna que por el Paso de Uspallata llevaba los víveres y la artillería pesada. Si vencer Los Andes constituyó un triunfo, no lo fue menos las jornadas del 8, 9, 10 y 11 de febrero de 1817 porque en esos días se reorganizó el ejército para librar, el 12 del mismo mes, la batalla de Chacabuco.


Previo al enfrentamiento se desarrolló un álgido intercambio en el campo de las ideas ya que se publicaron proclamas por parte de ambos conductores. Las del Libertador para convencer a la población a que se adhiera al fin libertario, logrando con ello incrementar también el apoyo logístico necesario para garantizar los desplazamientos. Es que hubieron demasiadas pérdidas de ganado, en especial los caballos de pelea, menos resistentes que el mular, excelente éste para el transporte de hombres, cañones y todo tipo de cargas; se llevaron a lomo de mula dos altares portátiles que en los descansos de las tardes - noches, permitían celebrar la santa misa en los vivac. Hasta eso pensó el Libertador para mantener la moral de sus soldados.


En la mañana del 12 de febrero, los primeros rayos del sol se insinuaban desde el Este, detrás de aquellas montañas vencidas por el Ejército de los Andes, que ya estaba concentrado. Nada había sido librado al azar. Ni en lo militar ni en lo logístico ni en lo ideológico. Con todas estas armas, los patriotas fueron seguros a librar la Batalla de Chacabuco.


Numerosos y de gran calidad han sido los trabajos que se han redactado sobre esta Batalla, pero qué mejor que darle la palabra al propio conductor de las operaciones patriotas, José de San Martín, quien tuvo un momento para enviar un informe desde Santiago, a su amigo Manuel Belgrano, unas horas después de la contienda, con estas sencillas palabras:
“Después de una marcha de dieciochos días por la asperísima sierra de los Andes, asomó a Chile la cabeza de mi ejército el 4 del corriente (febrero) dispersando la guardia enemiga de Achupallas camino de los Patos.... El doce estuvimos en las llanuras de Chacabuco; el enemigo en número de más de dos mil sostuvo un vivo fuego de fusil y cañón, pero él fue absolutamente derrotado, dejó en el campo de batalla más de seiscientos muertos, quinientos y tantos prisioneros entre ellos treinta y más oficiales, mil y más fusiles, dos piezas de artillería, cantidad inmensa de municiones. Los que murieron de los nuestros no alcanzan a cincuenta...En fin la campaña ha concluido cuasi antes de empezar. Hoy ha entrado nuestro Ejército en esta capital en medio de las aclamaciones de un pueblo que aún no cesa su admiración”.

Los héroes olvidados de la Cuesta de Chacabuco

A manera de cierre, queríamos dar a conocer las principales partes del documento que revaloriza la Batalla mencionada y en especial a los héroes olvidados de la Cuesta de Chacabuco.


El 12/07/2918 la diputada nacional por Catamarca, Dra. Silvana Micaela Ginocchio, presentó un Proyecto de Resolución, obteniendo que la Cámara de Diputados de la Nación declarase de interés el libro “Los héroes olvidados de Chacabuco”, del historiador Roberto A. Colimodio, con los siguientes fundamentos:
Es conocido que el triunfo del Ejército Libertador de José de San Martín en la batalla de Chacabuco sobre los realistas consolidó la liberación de Chile el 12 de febrero de 1817.


El libro “Los héroes olvidados de la Cuesta de Chacabuco”, busca darle otra profundidad a la historia, con una exhaustiva investigación que destaca a cada uno de los muertos y heridos en esta batalla, les da existencia real y bucea en sus orígenes, identidad, lazos familiares y demás datos genealógicos...Estrictamente documentado, el autor desarrolla una investigación de identificación de los muertos y heridos en la batalla en pos de una reivindicación histórica. El libro homenajea a esos olvidados soldados caídos en acción en batalla, de diversas provincias argentinas, como San Juan, Catamarca, Tucumán, San Luis, Bs. As., Mendoza, regiones del vecino país de Chile y países africanos, que integraron el Ejército de los Andes al mando de nuestro Libertador.    


Contiene la siguiente nómina de hombres que pierden la vida, aportando su condición, origen y batallón:
Agüero Francisco, soldado, congo, batallón 8....Díaz Tomás, Cabo, Tucumán, RGC; Espeche Rudecindo, Sargento, Catamarca, RGC; Frías Vicente, Sarg., San Juan...siguen otros nombres.


El Sargento Rudencindo Espeche, quien nació en Huaycama, Dpto. Valle Viejo, Catamarca, pertenece a una familia que se origina en la provincia con el Capitán Sebastián Espeche”, uno de los más interesantes genearcas o cabeza de linajes que conocemos en Catamarca del Siglo XVII”, al decir del historiador catamarqueño Marcelo Gershani Oviedo, o “una de las más antiguas de Catamarca, presente ya por 1660” según cita al historiador Antonio Larrouy.


Al hablar de estos héroes olvidados Roberto Colimodro dice: “Considero que nuestra Patria les debe un reconocimiento. Ellos fueron parte de ese Ejército glorioso y sus nombres se perdieron en la niebla del olvido para todas “las Historias (nacional, local, grande o mínima)”. En esta línea y como misión adicional el autor propone que las provincias, y/o ciudades natales homenajeen a estos hombres en sus nomenclaturas. (Expediente HCDN N° 4327-D-2018).


Cnel. (R) Héctor 
Evaristo Sánchez
Asociación Cultural 
Sanmartiniana de Catamarca
 

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