Correo y opinión

Febrero

sábado, 16 de febrero de 2019 00:00
sábado, 16 de febrero de 2019 00:00

Llegó Febrero con gusto a carnaval (aunque ahora será en Marzo ¿?), y la sensación que ahora el año empieza,  comenzamos a preparar la ropa escolar, probamos el calzado. ¡Uy, por favor! ¡Cómo crecieron! Hay que soltar el ruedo de la pollera y aquel pantalón… adquirir un nuevo calzado o retirar una plantilla a aquellos que se amplían con solo ese acto (¡qué buen invento!), ¡Ay no!  Mancha de corrector en el pantalón oscuro, qué descuidado, qué hiciste hijo, guardé en el bolsillo el corrector y se reventó… ¿y ahora? 


Y sí, o luchar con la mancha o agregar al listado de compras… piden cuadernos de 100 hojas y dicen en qué librería debemos adquirirlos y al finalizar el año, usaron cincuenta hojas, ¿era necesario solicitar algo que no se va a usar?


Bueno pero a no quejarse, elegimos esa escuela… Hay que aceptar… 
Como maestra me sorprende que en el listado incluyan enseres del docente, en mi época llevábamos nosotros el material y parecíamos unos equecos cargados con ellos! En fin... Dije que no iba a quejarme, solo describo... 
Febrero también trae el miércoles de ceniza con el cual comienza la Cuaresma, tiempo de reflexión para los cristianos, ayunos, sacrificios (más), silencios, autoevaluación…


Es bueno hacer esa mirada interior y sacar la basura, limpiar la casa… Es reconfortante, así crecemos… 
Y pensar y agradecer todo cuanto tenemos, pensar en quienes no pueden acceder ni  siquiera a los mínimos servicios, a una cena saludable, y a otras necesidades que se convirtieron hoy en lujos, y pensar en aquellos que perdieron temporal o definitivamente lo más importante, la salud… 
Mi reciente experiencia me llevó a esa conclusión, con casi un mes de internación por un tumor en mi cabeza, que resultó benigno, aun me pregunto ¿benigno? 


Me hizo mucho daño pero eso no lo compartiré ahora… vi en aquel hospital mucha gente sufriendo y otros tantos intentando cambiarnos la vida, darnos esas inyecciones de optimismo sumado a su profesionalidad para curarnos… 


Vi gente muy sola, que tenía que recurrir al personal del hospital para ser ayudado. 
Yo siempre tuve una delegación de ángeles protectores, ángeles que me cuidaban, y aguantaban mis caprichos, berrinches y broncas…


Estuve aniñada y no era una niña dócil…
Eso pasó, pero no puedo olvidarlo, me pesa, aunque no era yo, no dejé de hacer daño, involuntariamente, pero daño al fin, era como que  salí de mi cuerpo… de mi mente, en realidad, en fin. 
Pero  les comentaba, mucha gente sola, abandonada, triste… Afrontando sus dolencias físicas así, sin nadie que le de los besos que me daba papi, esos besos sanadores con bigote, las caricias de mami y los cuidados de mi hermana Valeria y mi hija Macarena… no vi esos grupos que realizan obras de misericordia acompañando , conteniendo…


De todas maneras, amor no falta, el personal del hospital fabuloso, desde aquella niña que limpia con tanta precisión  y esmero hasta el médico que es la eminencia que te operó y te visita tres veces por día…
A veces me sentía un millonario, Ricardo Fort por ejemplo, porque tenía tres médicos rodeándome soy la kinesióloga, yo hago rehabilitación motora, soy el psiquiatra, soy…
Atentos respetuosos, dedicados, cuánta cultura y cuanto amor. Eso nos salva a quienes pasamos por estos trances…


Aprovecho la oportunidad para agradecerles, a todo el personal del  Hospital Privado de Córdoba y a mis médicos de acá que me acompañan en mi rehabilitación…
Pero pienso, ¿ellos? Aquellos pacientes, tan solos…
Dios protégelos…
Terminaré mi ensayo con una sugerencia, se toma o se deja, la vida de por si es hermosa y difícil, hagámosla fácil, pongámosle una sonrisa a Febrero y acerquémonos a la gente sola…
¡¡¡Muchas Gracias!!!

Verónica Pérez Quiroga
DNI 21.682.569

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