Correo y opinión

EL PERONISMO Y LOS “periodistas pequeños, pequeños” PERONOFÓBICOS

C.A.B.A., Argentina, UNASUR-CELAC, EL EMILIO, de nuestra redacción.
sábado, 11 de mayo de 2019 00:48
sábado, 11 de mayo de 2019 00:48

C.A.B.A., Argentina, UNASUR-CELAC, EL EMILIO, de nuestra redacción.

Por Victor Leopoldo Martinez

JOAQUÍN M. SOLA ES UN BURGUESITO PEQUEÑO PEQUEÑO QUE COMO TAL HACE PERIODISMO PENSANDO QUE   ESTÁ CAMINANDO ENTRE UNA PLEBE LONDINENSE PERO EN UN PAÍS COLONIAL; Y LO HACE CON AIRE ARISTOCRÁTICO SENTENCIANDO A SINIESTRA EN DEFENSA DE “DIESTROS” (viejos ladrones del Estado y corruptos de toda laya que él vende como impolutos). CUAL SHERLOCK HOLMES SUDACA ENJUICIA AL POPULISMO Y A POPULISTAS SIN EVIDENCIA ALGUNA, SOLO CON ARGUMENTOS FABRICADOS EN UN REMEDO DE LABORATORIO MEDIATICO CUYOS PRODUCTOS SON ELIXIRES PARA MITÓMANOS ELABORADOS CON INFORMACIÓN BASURA.

 

Si bien es cierto que a esa herramienta periodística llamada La Nación, Mitre la pensó y diseñó para ser vocera del stablisment oligárquico y guarda espalda de sus intereses (según el decir del historiador Galasso), insisto en los derrapes que pueden leerse en sus páginas en esa caída libre que viene padeciendo el libelo por el tobogán de la mediocridad.

De aquella “tribuna de doctrina” que pretendió ser, según el deseo de su creador, está quedando NADA; no solo en términos periodísticos sino y fundamentalmente en materia de “plumas” pretenciosas de editorializar. Los ejemplos patéticos no son pocos; hoy a Morales Sola se le suma entre otros Luis Majul.

Que la línea editorial del matutino sea profundamente liberal-anti populista y por ende antiperonista no es novedad para nadie; pero creo yo que no puede a la vez rebajarse a tanto como lo viene haciendo desde hace un par de décadas, torturando con sus chabacanas editoriales a don Bartolo en su propia tumba. Independientemente de no acordar en lo personal con la línea Mayo-Caseros que el diario defiende, la pluma de su creador fue brillante, y por sus páginas desfilaron tipos de la talla de Leopoldo Lugones. Lamentablemente este presente al que lo están llevando los De Vedia-Saguier en su asociación con el mafioso que controla el grupo monopólico Clarín, Héctor Magnetto, muestra su actual grado de pauperización editorial. 

 

Esta vez Morales Sola se “colgó” del libro de reciente aparición escrito por la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner. La nota en cuestión firmada por el ¿periodista? de marras y publicada por La Nación el 1 de mayo pasado se titula: “El libro de Cristina Kirchner: un repaso de sus odios”

Resulta llamativo, por no decir torpe, leer un texto escrito por un odiador serial referirse a ese nefasto sentimiento como si los depositarios fueran solamente otros. Nada original.

Como la típica manifestación sintomatológica presente en ciertos mediocres que padecen algún tipo de neurosis obsesiva, Morales Sola comienza su nota sosteniendo: “Dejemos a un lado el estilo y la redacción del libro de Cristina KIrchner. Definitivamente, el destino de ella no es el de escritora.” Sola utiliza el plural “Dejemos” de manera llamativa en una redacción personal –no grupal a menos que incluya a sus lectores- donde intenta criticar estilo y redacción de otro. A raíz de esta observación y utilizando el mismo criterio yo podría decir: “La redacción de textos no es lo fuerte en Morales Sola”. Ahora bien, me pregunto, don Joaquín… ¿pretende con su escrito claramente surgido de la impotencia, derrumbar el éxito editorial de una obra que ya lleva 250 mil ejemplares agotados? En realidad ¿quién aparece como resentido y envidioso en esta ramplona disputa planteada por el pseudo periodista, Cristina como él la quiere presentar…, o él mismo?

 

Pero su obsesión antiperonista lo hace desvariar y escribir estupideces sobre un texto hecho libro, claramente político, de alguien, en este caso Cristina Fernández de Kirchner, que no necesariamente tuvo una finalidad literaria al redactarlo. Esto queda patentizado renglones más adelante cuando de manera neurótica manifiesta: “Cristina es Cristina, con sus mismas filias y fobias, con sus mismas obsesiones, con el mismo rencor de siempre y los mismos enemigos reales o imaginarios.” O sea, ese pensamiento recurrente asentado en su peronofóbia le permite correrse de su cuadro patológico y ver obsesiones y rencores en la depositaria, en esta ocasión, de una de sus neurosis.

Sola podría reclamarle al mitómano Macri regalías por autoría (o viceversa) porque la aseveración que aparece a continuación fue –y es- usada recurrentemente por el ignorante presidente de los argentinos: «Leer ” Sinceramente ” es como escuchar a la expresidenta durante diez cadenas nacionales seguidas.» Salvedad; para Macri leer sería padecer una tortura insoportable. Macri ve una biblioteca o una librería y cruza de vereda.

Sigamos; a pesar de ser un maníaco obsesivo, no por eso Sola pierde sus momentos de lucidez, esos que le permiten “sacar el paraguas antes que llueva” cuando se imagina que algún peligro acecha. Claro está que no se percata que a los mediocres no los alcanza aquello de que “el que siembra vientos cosecha tempestades”; basta en el futuro con ignorarlos. Digo esto porque en algún momento de su escrito manifiesta: “la segura candidata presidencial será más vengativa que la que conocimos si llegara a acceder al poder”. Temor también expresado por otra tilinga: Mirta Legrand.

 Morales Sola se sabe y se conoce como un personaje poco “limpio” en el desarrollo de su tarea pseudo profesional y más próxima al sicariato. Sus antecedentes de servicios a la última dictadura militar son los más claros ejemplos. De esto es muy consciente.Por eso en este artículo buscó lavar su imagen escudándose en ese verso empresarial que esconde la tarea sucia de la manipulación de la opinión pública, operaciones desarrolladas bajo el paragua de la “libertad de prensa”. Sino no se entiende que señale del libro de Cristina: “ El Grupo Clarín es el que se lleva más páginas y alusiones (Magnetto le da un espacio en TN); lo sigue LA NACION (pasquín donde editorializa), pero tampoco se olvida de la Editorial Perfil. Nunca entiende al periodismo como una institución de la democracia ni como un recurso indispensable de la sociedad para saber lo que hace -o no hace- el poder.”

”Joaquín, Joaquín.” Te pregunto en primera persona ¿Qué le contaste a la sociedad desde tus “instituciones democráticas” (TN y La Nación) sobre todos los corruptos negociados financieros y de obra pública llevados adelante por la gestión PRO-CAMBIEMOS? ¿Qué escribiste sobre el constante avasallamiento de los poderes republicanos que a diario comete este grupo de delincuentes ignorantes PRO que desde el 10 de diciembre del 2015 tomó por asalto el Estado? ¿Cómo te animas a calificar de “instituciones democráticas” a cloacas del periodismo como La Nación y Clarín? ¿Tu defensa de la democracia pasa por criticar un libro escrito por una peronista ignorando el escandaloso caso de corrupción que saltó con la investigación que lleva adelante el Juez Ramos Padilla y que sin querer queriendo te involucras al intentar una defensa corporativa de los medios que te contratan? Tus colegas Daniel Santoro (Clarín, TN, Canal 13) y Luis Majul (La Nación, América 24) enlodados hasta la cabeza en dicha causa y con pruebas reales -no fraguadas- ¿Son paladines de tus “instituciones democráticas mediáticas”? La causa que se tramita en el Juzgado de Dolores y que te desvela desnuda este pedorro texto en contra del libro de la ex presidenta como otra manipulación distractiva y encubridora del desastre macrista.

 

Vuelvo a la tercera persona. Un ejemplo de esa perseverante obsesión muy presente en Morales Sola por manipular a la opinión pública, aparece nuevamente de manifiesto al sostener: “En los tres años y medio sin poder debió, en cambio, hacerse cargo de las numerosas investigaciones por hechos de corrupción de su gobierno. El periodismo independiente y la Justicia siguieron esos casos y expusieron, con testigos de su propio entorno y de empresarios que aceptaron el sistema de sobornos, un método para robar que se extendió durante los doce años de kirchnerismo.”

A confesión de parte relevo de pruebas. ¿Como podría Morales Sola liberarse de la responsabilidad que le cabe en la instalación dentro del colectivo social la idea del “se robaron todo” si cada vez que puede lo sigue repitiendo como mantra? Otra vez más relata una historia fraguada -endilgando cargos de corrupción- sin contar con pruebas o evidencia alguna más allá de los espurios servicios prestados por un juez impresentable por servil como Bonadio. ¿Ese es el rol del “periodismo independiente”? ¿No correspondería llamarlo vil bastardeo de nuestra profesión? Otra posibilidad podría ser que Morales Sola esté tratando, como tantas otras veces, lavar conductas delictivas de ese periodismo que jamás fue independiente y sí operador de grandes intereses económicos. Porque ahora está saliendo a la luz que todo lo difundido por los medios periodísticos hegemónicos relacionado con la “corrupción k” (que seguramente existió como bien lo reconoció la ex presidenta en cuanto a los que estaban debajo de ella, pero nada nuevo para algo que viene ocurriendo desde que el propio fundador del diario donde  escribe Sola comenzó a “ordenar” el país allá por 1862) fue un circo-show mediático montado por esa mafia que incluye a medios de comunicación corruptos, periodistas corruptos, jueces corruptos, funcionarios PRO corruptos y legisladores CAMBIEMOS CORRUPTOS.

Porque fue esa mafia la que en los últimos 3 años y medio se encargó de enjuiciar y sentenciar públicamente a empresarios y funcionarios del anterior gobierno a quienes hasta escracharon cuando eran sacados de sus casas esposados con las cámaras de TN y canal 13 tomándolos en primer plano. Los mismos escraches -ahora tan temidos por Sola- son los que en el susto le endilga ahora a la que quiere ensuciar usando la crítica a su libro: “El escrache, ese método propio del fascismo de señalar e insultar a una persona en la vía pública por lo que es o por lo que piensa, fue entonces (¿lo sigue siendo?) un recurso habitual del cristinismo.” Sola teme que la humillación y la ignominia a la que sometieron a tanta gente inocente sean las monedas con las que él podría pagar por sus perversos pecados. En realidad debería pero por suerte para él en los corazones peronistas nunca anido el ODIO que sí generó una y otra vez ese sanguinario revanchismo en las clase social que él defiende, con sobrados ejemplos en la historia de los últimos 60 años. Sola sabe que él fue parte de todos esos enjuiciamiento -con sentencia mediática posterior incluida- que terminaron en bochornosas imputaciones y detenciones judiciales concretadas gracias a la fabricación de pruebas con   testificaciones falsas conseguidas de manera mafiosa y extorsiva concretadas por el trabajo sucio que llevaron adelante el fiscal rebelde y extorsionador Stornelli (con asistencia técnica del DEA-abogado trucho, D’alessio hoy preso) y el juez más corrupto que recuerde la justicia argentina llamado Claudio Bonadio; todo llevado adelante desde esa cloaca de la justicia federal instalada en Comodoro Py y digitada desde Presidencia de la Nación. Estas cuestiones saltaron en la investigación que lleva adelante en el Partido de Dolores el Juez Federal Alejo Ramos Padilla a quien ahora el nefasto gobierno macrista que mintió que con su llegada al poder “llegaría” (potencial que nunca llegó) la transparencia, quiere sacar de escena con ayuda de la mafia mediática;  porque de la seria investigación con pruebas fehacientes y contundentes que se tramita en Dolores surge que están involucrados desde periodistas hasta el ignorante y mitómano Presidente, como también diputadas oficialista, integrantes de la AFI y lo más corrupto del poder judicial. ¿Estas cuestiones son intrascendentes para Morales Sola y para ese periodismo comprendido en esas espantosas “instituciones de la democracia” llamadas La Nación y Clarín que “rescata” Morales Sola?

 

Es claro que donde Morales Sola ve un error a criticar “El periodismo y los medios periodísticos son siempre para ella (Cristina) simples empleados”, lamentablemente para él es un acierto para el lector objetivo. A Morales Sola le duele mucho lo de “empleado” porque le gustaría ser patrón pero lamentablemente es un simple sirviente del poder, un pobre escriba sicario. A pesar de que con su afirmación, M.S. pretende señalar de manera  explícita el carácter autoritario de la ex presidenta, el acierto radica en que en nuestra profesión ser empleados de la sociedad y por la sociedad (que incluye al gobierno que sea por ser decisión del voto popular) no es algo malo si cumplimos con responsabilidad nuestro deber de informar con la verdad.

Pero la parte más desopilante –por lo chabacana- de su escrito aparece cuando intentando ser un Fernández Moujan (reconocido psiquiatra y psicoanalista argentino) termina copiando a un mediocre médico-periodista como Nelson Castro (otro obsesionado con el síndrome de Ubris de Cristina) en materia de diagnósticos presidenciales: ¿Qué daño moral o psicológico había sufrido y de parte de quién para que primara más el resentimiento que el agradecimiento a la vida? No lo sabemos, pero fue como fue. ¡La mierda!!! ¡Si Morales Sola lo dice!!!

La cuestión no termina allí. Sola, a pesar de usar doble apellido, no deja de ser un ramplón y rústico periodista perteneciente al vulgo del cual él intenta despegar para ser asociado al patriciado oligárquico, ese lugar al que aspira acceder; clase social a la que sirve como un simple empleado; pero nada más que eso; y por eso reacciona contra Cristina. Como diría Jauretche “un pobre tilingo” (1). Esto queda en evidencia cuando manifiesta: “Hay (en Cristina) contra Macri un odio de clase evidente, un rencor infinito porque tiene el apellido que tiene.”Como si lo planteado por Cristina tuviera que ver con una cuestión de pertenencia de clase y no con la brutalidad y la perversión muy presente en ciertos sectores sociales. Por otro lado el señalamiento de tan estúpido detalle lo desnuda también en su nivel de ignorancia. El pseudo patriciado argentino no tiene estampado en sus escudos heráldicos el sello que “realmente” le da identidad: “Contrabandista mercachifles” que es la génesis de la conformación de sus fortunas y bienes mal habidos (con fecha de inicio en 1806/07; en aquellas invasiones inglesas). Que una Blanco Villegas se haya casado con un “tanito” como Macri no lo hace a Mauricio un hombre de la Nobleza y menos aun siendo el bruto y el torpe que es y que lógicamente y por más esfuerzos que haga Joaquín Morales Sola, avergüenza (de manera prejuiciosa) a pobres y a ricos, a nobles y plebeyos. Seguramente para la pretendida oligarquía vernácula y sus tremendos prejuicios debe ser doloroso que haya tomado estado público y puesto en evidencia la figura  del hijo bobo y perverso de la familia: Mauricio Macri. De ahí este último señalamiento: “No se olvida ni del abuelo de Federico Pinedo ni del bisabuelo de Horacio Rodríguez Larreta . Por supuesto, tanto uno como otro actúa hoy según esos mandatos centenarios dictados por una determinada clase social. Resentimiento en estado puro, que ella no esconde ni hace el esfuerzo de ocultarlo.” Es evidente que el resentimiento y la envidia presente en Morales Sola frente a tanta inteligencia y lucidez que acompaña a la figura de la ex presidenta y que el intenta menoscabar en este artículo es parte de un combo de desgracias que lo acompañará hasta el final de sus días.

Nota

(1) “El tilingo es una frustración; una decadencia sin haber pasado por la plenitud; un acomplejado. El tilingo es la calidad sin el ser, la pura forma que no pudo ser forma. El tilingo ni siquiera pisa: pasa, se desliza. Por eso el tilingo es un producto típico de lo colonial.” Arturo Juretche.

Pongo a continuación la nota completa escrita por Morales Sola y publicada por La Nación

El libro de Cristina Kirchner: un repaso de sus odios

Por Joaquín Morales Solá

LA NACION 1 de mayo de 2019

Dejemos a un lado el estilo y la redacción del libro de Cristina KIrchner . Definitivamente, el destino de ella no es el de escritora. Pero tiene un pasado y un presente como figura política, y podría tener también un futuro. Entre la confusión y el silencio que lo precedieron, el libro tiene un mérito destacable: desmiente a todos los voceros oficiales y oficiosos de la expresidenta. Los que hablaron de una Cristina más buena, menos confrontativa, más comprensiva y dispuesta a reflexionar sobre los errores del pasado, estaban describiendo una construcción personal (la de los voceros) que nada tiene que ver con la Cristina actual. Cristina es Cristina, con sus mismas filias y fobias, con sus mismas obsesiones, con el mismo rencor de siempre y los mismos enemigos reales o imaginarios. Leer ” Sinceramente ” es como escuchar a la expresidenta durante diez cadenas nacionales seguidas. Todas pertenecientes a la época en que explayaba sus prejuicios, su visión conspirativa de la vida y la historia y sus descalificaciones personales y políticas contra el periodismo, contra la Justicia y contra los productores rurales, entre otros. No ha cambiado nada.

Otro mérito del libro es el de advertir a los incautos que la segura candidata presidencial será más vengativa que la que conocimos si llegara a acceder al poder. Cultivó el rencor y la venganza cuando tenía pocas cosas para reprocharle a la vida. Como ella bien recuerda, fue diputada provincial, diputada y senadora nacional, primera dama del país y dos veces presidenta. ¿Qué daño moral o psicológico había sufrido y de parte de quién para que primara más el resentimiento que el agradecimiento a la vida? No lo sabemos, pero fue como fue. En los tres años y medio sin poder debió, en cambio, hacerse cargo de las numerosas investigaciones por hechos de corrupción de su gobierno. El periodismo independiente y la Justicia siguieron esos casos y expusieron, con testigos de su propio entorno y de empresarios que aceptaron el sistema de sobornos, un método para robar que se extendió durante los doce años de kirchnerismo. Ahora tiene muchas más razones que antes para sembrar el odio y para imaginar el escarmiento. Es interesante hurgar en el libro para establecer cuándo comenzó el odio entre los argentinos y quiénes lo instruyeron con más eficacia. Sin duda, Cristina fue siempre la candidata ideal en el proyecto de Mauricio Macri para competir este año por la presidencia. Se recuerdan, sin embargo, pocas alusiones públicas del macrismo para descalificar a las personas del cristinismo y a la propia Cristina. Fue durante el período de poder de Cristina cuando el odio se convirtió en una herramienta legítima de la política. Muchas personas públicas, antikirchenristas o críticas del cristinismo, debieron elegir un virtual exilio interno para no verse escrachadas en el espacio público por los seguidores de la expresidenta. El escrache, ese método propio del fascismo de señalar e insultar a una persona en la vía pública por lo que es o por lo que piensa, fue entonces (¿lo sigue siendo?) un recurso habitual del cristinismo.Cristina no hace otra cosa en su libro que agrandar el “ellos” y encoger el “nosotros”. La grieta es una estrategia electoral del macrismo. En el cristinismo, está incrustada en él, forma parte de su mapa genético. Esa es la diferencia, aunque hay también un sector social no menor que practica el odio hacia el cristinismo y que, a veces, se cruza con los seguidores del macrismo.

En una persona política que siempre descubre la perfección cuando se mira en el espejo (y eso es evidente en el libro), no es de extrañar que sus principales enemigos sigan siendo los periodistas y los medios periodísticos. Más de un centenar de veces alude peyorativamente al periodismo independiente (“medios de comunicación hegemónicos”, “sicarios mediáticos”, “la construcción comunicacional”, “una sociedad absolutamente mediatizada”, “un pobre público indefenso ante los medios”, “estupidez inoculada por los medios”, “las páginas descartables de muchos diarios”, entre otros martillazos nada novedosos) en un libro de 600 interminables páginas. El Grupo Clarín es el que se lleva más páginas y alusiones; lo sigue LA NACION, pero tampoco se olvida de la Editorial Perfil. Nunca entiende al periodismo como una institución de la democracia ni como un recurso indispensable de la sociedad para saber lo que hace -o no hace- el poder. El periodismo y los medios periodísticos son siempre para ella simples empleados. O de ella o de corporaciones empresarias maléficas. Su combate, como bien se vio con la ley de medios, es por quién controla a ese institución fundamental de la libertad. Llama la atención, con todo, que lo culpe a Macri de poner presos a los dueños de medios opositores a él. Sin nombrarlos, alude a Cristóbal López y a Fabián de Sousa, que efectivamente son dueños de canales de televisión por cable y de radios. Y es cierto que están presos, pero no por ser dueños de esos medios, sino porque se quedaron con 15.000 millones de pesos del Estado. Como agentes de retención del Estado, habían cobrado impuestos a las naftas, por ejemplo, y no le entregaron el dinero a la Afip. No hace ninguna referencia a ese multimillonario juicio por evasión impositiva. El libro de Cristina está lleno de tales manipulaciones.

Otra de sus obsesiones es la Justicia o, para decirlo en palabras de Cristina, el “partido judicial”. En el podio, el más execrado entre todos es sin duda el juez Claudio Bonadio , a quien directamente califica de “sicario judicial”. Protesta porque no le aceptaron su recusación de Bonadio por “enemistad manifiesta de él hacia mi y de yo hacia él”. No se conoce ninguna expresión del juez, más allá de sus sentencias, que respalden esa “enemistad manifiesta” del magistrado contra Cristina. Resulta improcedente desde todo punto de vista que se acepte una recusación porque la persona imputada siente una “enemistad manifiesta” contra el juez que le tocó. Si se aceptara ese criterio, no habría juez en condiciones de juzgar a Cristina, salvo los que militan en su cofradía de Justicia Legítima. Es inadmisible que una “abogada exitosa” (como ella misma vuelve a calificarse en el libro) ignore esa regla básica del derecho. La Justicia debe reformarse y democratizarse, insiste. La democratización está, según ella, en la ley de reforma de la Justicia que la Corte Suprema declaró inconstitucional. Era una maniobra para llenar de cristinistas al Consejo de la Magistratura y, por lo tanto, a la Justicia. De aquella resolución de la Corte Suprema, dice que el “Poder Judicial rechazó su propia democratización”. Tampoco se olvida de la Corte.

Víctima de “la elite más rica de la Argentina”, como se define, Cristina garabateó un libro que es también un panfleto contra los empresarios en general y contra los productores agropecuarios en particular. No perdonó nada ni a nadie. Las “patronales rurales” son las culpables de la guerra con el campo en 2008 y la derrota de ella fue la “restauración conservadora”. Aunque lo señala a Martín Lousteau como el autor exclusivo y excluyente de la resolución 125 , concluye que la lucha del campo contra sus arbitrariedades fue “absolutamente destituyente”. Pero hace otro aporte a la sinceridad cuando señala que esa guerra fue también “absolutamente fundante para definir el perfil del gobierno”. Es decir, hubo un antes y un después de la guerra con el campo, y el después fue mucho más radicalizado. Lo sabíamos todos, pero ella lo confirma ahora. Si bien la comparación con Macri aparece constante en el libro, es en el capitulo dedicado al conflicto con los productores rurales donde subraya más el contraste. Ella, la abanderada de la lucha contra el poder económico concentrado. Él, un simple muñeco de esos vastos e indefinidos poderes. Hay contra Macri un odio de clase evidente, un rencor infinito porque tiene el apellido que tiene. Lo dice sin disimulo. Por lo demás, no hay empresarios argentinos que puedan compararse con José Ber Gelbard y, por lo tanto, ninguno sirve. Su reloj atrasa medio siglo.

No se olvida ni del abuelo de Federico Pinedo ni del bisabuelo de Horacio Rodríguez Larreta . Por supuesto, tanto uno como otro actúa hoy según esos mandatos centenarios dictados por una determinada clase social. Resentimiento en estado puro, que ella no esconde ni hace el esfuerzo de ocultarlo. Uno de sus héroes es Putin (“tiene mirada histórica y estratégica”), aunque el líder ruso es uno de los déspotas más importantes del mundo. Putin está acusado de haber instigado la persecución, la cárcel o la muerte de opositores y periodistas. Cristina no se detiene en eso. O se detuvo y no le pareció mal. Desde ya, sus otros líderes paradigmáticos son Hugo Chávez y Rafael Correa . Los dos han sido denunciados dentro de sus propios países por haber creado un sistema político autoritario y asfixiante para la prensa libre, para los empresarios independientes y hasta para los sindicatos que no se disciplinaron. Programa y modelos coinciden. Es un último acto de sinceridad: el autoritarismo kirchnerista regresará con ella, si es que regresa.

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