Por Mariano Fredes

El último viernes estuvimos de celebración en nuestro ámbito laboral, por el Día del Periodista, que en Argentina quedó establecido para cada 7 de junio, en memoria de Mariano Moreno, abogado, político y prócer nacional, que impulsó el primer diario del naciente país.

Mi visión respecto a la profesión del periodismo, es que siempre se debe respetar por sobre todo al público, en nuestro caso lectores, ya que sin ellos nada tendría sentido ni sustento.

Ese respeto implica varios aspectos a considerar, porque siempre aparecen riesgos en el desarrollo de la tarea cotidiana, y lo esencial es jamás perder de vista que al abrazar esta labor asumimos una enorme responsabilidad. 

Es muy importante entender el significado de dar a conocer una noticia, midiendo su impacto a la hora de comunicar, y sin renunciar jamás a valores como la búsqueda de la verdad, vital para los comunicadores sociales.

Hoy el periodismo cambió mucho en relación con épocas anteriores, y ese cambio tiene que ver con los nuevos hábitos de lectura y los avances tecnológicos. Antiguamente, e incluso no hace mucho, el ritmo era marcado por los medios tradicionales para hacer llegar al lector una agenda diaria de lectura: ahora, con la revolución digital, toda la gente tiene la posibilidad de expresarse.

Consecuentemente el periodismo cambió también algunos modos de comunicar y las agendas, por lo general, son marcadas por la misma gente, que abandonó su rol pasivo de “audiencia” para ser protagonista directa. 

Pero con distintas formas o herramientas, el espíritu esencial es ajeno al cambio de tiempos y modas: en el periodismo antiguo, el actual y el futuro, se debe reconocer un mismo rol social, y no se puede perder el foco de su gran función, que es comunicar responsablemente.