Correo y opinión

Los machos del WhatsApp

miércoles, 17 de julio de 2019 00:27
miércoles, 17 de julio de 2019 00:27

Jamás lo admitirán por una cuestión de branding, pero aprendieron mucho del peronismo. Después de haberse asomado al abismo de la triple derrota, como admitió esta semana Horacio Rodríguez Larreta, los coroneles de la campaña macrista decidieron poner en práctica todo lo aprendido. Y arrancaron por una regla organizativa interna: el que gana conduce y el que pierde acompaña. Es lo que explica -junto al verticalismo que siempre caracterizó al espacio, desde cuando se llamaba Compromiso para el Cambio- que Marcos Peña y Jaime Durán Barba hayan digerido tan rápido las imposiciones del círculo rojo y de sus archirrivales internos del “ala política”. Sobre todo la incorporación a la fórmula de Miguel Pichetto, una clara concesión a Nicky Caputo y al establishment que antes intentó sin éxito prejubilar al mismísimo Presidente mediante el fallido “plan V”.
Peña y Durán Barba ya archivaron esos rencores y se lanzaron a lo que mejor saben hacer: ganar elecciones. La estrategia -grieta y más grieta- es la que se vio esta semana. Con su suerte atada a la del jefe aunque con perspectivas muy diferentes por sus respectivos umbrales de ballotage, Larreta y María Eugenia Vidal también dieron por inauguradas las hostilidades. Lo novedoso de estas últimas semanas, sin embargo, no es nada de eso sino la irrupción en la campaña de otro colectivo social, pequeño pero influyente. Un grupo que nunca ocultó su simpatía por Cambiemos pero que ahora decidió gritarla a los cuatro vientos: los CEOs.


El grupo de Whatsapp “Nuestra Voz”, es el ámbito donde se observa más prístina esa decisión gerencial de dar el paso al frente. En realidad hay dueños de empresas mezclados con gerentes, pero son estos últimos los que imprimen su ethos a la conversación. También hay algo generacional; los que más chatean son los sub60, como Martín Cabrales (Cabrales), Martín Migoya y Guibert Englebienne (Globant), Marcos Galperin (Mercado Libre), Gabriel Martino ( HSBC), Sergio Kaufman o Inés Bertón (Tealosophy). Los más veteranos como Alejandro Bulgheroni (Panamerican Energy), Hugo Sigman (Insud) o incluso Cristiano Rattazzi (Fiat) lo leen salteado y son más renuentes al tecleo.


El grupo tiene 256 miembros, el máximo permitido por el servicio de mensajería, y mantiene como ícono la banderita argentina, tal como lo fijaron a fines de mayo los fundadores, Migoya y Englebienne. Los tres hitos que generaron más intercambio de mensajes fueron el reclamo para abolir las PASO (con el que la mayoría concordaba hasta que el propio Gobierno archivó la idea), el principio de acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea, por el que se leyeron mensajes de algarabía, y las recientes protestas sindicales de pilotos y de bancarios, contra las que los miembros más visibles del grupo acordaron tuitear en tándem.
Ahora empezaron a abrir subgrupos, tal como instruyeron los estrategas de la campaña cambiemita a los “defensores del cambio” y como pretende emular también Juan Courel en el campamento del Frente de Todos. No son subgrupos para difundir capilarmente spots y mensajes proselitistas entre conocidos o amigos, como aquellos, sino comisiones por área de especialidad, al estilo de los círculos de un partido trotskista. Un subgrupo dedicado a los contenidos audiovisuales, por ejemplo, pasó a estar integrado por Juan José Campanella, Nacho Viale y los encargados de publicidad de varias compañías. Otro sobre temas legales, en simultáneo, fue inaugurado por los abogados Máximo Fonrouge y Mariano Lipera, ambos de la agrupación filomacrista “Será Justicia”.


Desde que se hizo pública su existencia, por supuesto, la demanda de solicitudes de ingreso se disparó. Alguien propuso mudar el grupo a Telegram, donde no hay tope de membresía, pero la imagen de esa aplicación alternativa (y supuestamente encriptada) quedó muy dañada tras el escándalo en Brasil por las filtraciones de los mensajes de Telegram entre Sergio Moro y el jefe de los fiscales que metieron preso a Lula da Silva. Rápidamente se desechó. La solución que encontraron fue la de los subgrupos. 


En los últimos días, no obstante, aparecieron algunos cortocircuitos. El dueño de MercadoLibre agradeció sin sonrojarse el apoyo de sus camaradas de chat que embistieron contra el jefe de la Asociación Bancaria, Sergio Palazzo, luego de que advirtiera que reclamaría la afiliación de los empleados de las fintech (como MercadoPago) que ofrecen servicios bancarios. Quizás Galperín deba tener en cuenta que otros participantes del mismo grupo de Whatsapp coinciden más con Palazzo que con él. Por ejemplo el presidente de la Asociación de Bancos de Capital Nacional (ADEBA), Javier Bolzico, y el fundador del Macro, Jorge Brito.
Para Galperín, Brito y Eduardo Escasany (referente de la familia dueña del Galicia) encierran un riesgo mucho más serio que el que puede representar Palazzo. Mientras este último prepara medidas de fuerza para reclamar el encuadramiento como bancarios de quienes hoy ganan $30.000 y deberían cobrar al menos $51.000 al mes, en ADEBA ya pusieron a sus abogados a estudiar en detalle la Ley de Entidades Financieras para ver de qué cargos acusan a Galperin en los tribunales civiles o incluso en el Penal Económico. Camino a las PASO, y en estas semanas clave, un tridente de protagonistas custodia la pax cambiaria, el ingrediente secreto detrás de la todavía tímida remontada oficialista en las encuestas. Sus dos patas locales son Nicolás Dujovne y Guido Sandleris, y el tercero es el flamante director gerente interino del Fondo Monetario, David Lipton. 


El pacto tácito con los que un sector del poder ya llama los “machos del guasáp” (en alusión a los “machos del off” que alguna vez señaló Amado Boudou) es parecido al acuerdo implícito con Lipton. Si hay segundo gobierno de Macri, será a puro shock. Nada de gradualismos ni tibiezas. Lipton, por ejemplo, es un enemigo declarado de los subsidios a la energía. No revisó esa postura pese a haber visto de cerca el Caracazo de 1989, que estalló a raíz de una suba del combustible del 30% que recomendó el propio FMI cuando él era un joven técnico del organismo.


Sobre los sindicalistas, la mayoría de los participantes de Nuestra Voz piensan igual que el Presidente. Hasta octubre, el chat se mantendrá abroquelado como en un scrum de rugby con Macri y Vidal contra esos enemigos comunes. Después, si hay cuatro años más, la mayoría reclamará el shock. La reforma laboral pica en punta en ese escenario. Si no los hay, en cambio, el grueso de los mensajes coincidirá en tres palabras finales: “salió del grupo”.

0%
Satisfacción
33%
Esperanza
33%
Bronca
0%
Tristeza
0%
Incertidumbre
33%
Indiferencia

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