Correo y opinión

Romina

sábado, 17 de agosto de 2019 00:22
sábado, 17 de agosto de 2019 00:22

Si hay algo que descubrí  en  mi profesión es que uno tiene que generar confianza en los alumnos, tiene que creer en ellos y hacer que ellos crean en sí mismos.


Me pasó con un par de alumnos, un varón y una mujer, sobre todo la niña que escribía maravillosamente, tenía una capacidad de descripción y de narración usando los recursos literarios que realmente me admiraba; pero también me admiraba cuando armaba la libreta y veía que las otras materias andaba mal en todo.


Pensé en lo que ella misma me manifestó, “yo tengo un rótulo indeleble como que yo fui mala alumna y ya nadie me cree que puedo hacer mejor las cosas”,  me decía.


Y yo nunca leía los informes de los docentes anteriores porque siempre creí que como recibía el grupo desde la profesionalidad, tengo que sacarlo adelante y partir desde donde se dejó sin criticar, sin cuestionar, sin juzgar...


Romina, cansada de ese rótulo un día me habló y me dijo que se cambiaba de escuela, que se iba a la escuela donde estaba la tía, pero que  esa escuela era también privada, de mucho prestigio en Catamarca. Cómo lo lamenté, perdía a mi escritora favorita... En fin.


Un día, con mucha satisfacción,  la encontré en un acto público, cargando la bandera institucional, y me dio mucho orgullo, sentí que yo había aportado mi granito de arena y ella me lo dijo: “usted hizo que yo crea en mí”.


Todas esas satisfacciones que levantan mi espíritu, son las que hoy me hacen escribir y recordar que mi profesión es una de las profesiones más maravillosas que pueden haber, y que ser maestro es ser lo que Jesús quiso ser en la tierra.
Vaya responsabilidad.

Verónica Pérez Quiroga
DNI 21682569
 

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