Correo y opinión
Romina
Si hay algo que descubrí en mi profesión es que uno tiene que generar confianza en los alumnos, tiene que creer en ellos y hacer que ellos crean en sí mismos.
Me pasó con un par de alumnos, un varón y una mujer, sobre todo la niña que escribía maravillosamente, tenía una capacidad de descripción y de narración usando los recursos literarios que realmente me admiraba; pero también me admiraba cuando armaba la libreta y veía que las otras materias andaba mal en todo.
Pensé en lo que ella misma me manifestó, “yo tengo un rótulo indeleble como que yo fui mala alumna y ya nadie me cree que puedo hacer mejor las cosas”, me decía.
Y yo nunca leía los informes de los docentes anteriores porque siempre creí que como recibía el grupo desde la profesionalidad, tengo que sacarlo adelante y partir desde donde se dejó sin criticar, sin cuestionar, sin juzgar...
Romina, cansada de ese rótulo un día me habló y me dijo que se cambiaba de escuela, que se iba a la escuela donde estaba la tía, pero que esa escuela era también privada, de mucho prestigio en Catamarca. Cómo lo lamenté, perdía a mi escritora favorita... En fin.
Un día, con mucha satisfacción, la encontré en un acto público, cargando la bandera institucional, y me dio mucho orgullo, sentí que yo había aportado mi granito de arena y ella me lo dijo: “usted hizo que yo crea en mí”.
Todas esas satisfacciones que levantan mi espíritu, son las que hoy me hacen escribir y recordar que mi profesión es una de las profesiones más maravillosas que pueden haber, y que ser maestro es ser lo que Jesús quiso ser en la tierra.
Vaya responsabilidad.
Verónica Pérez Quiroga
DNI 21682569