Las “Hiperinflaciones” de 1989 y 1990

Comencemos esta historia en 1975 con el “Rodrigazo”.

Luego de la muerte de Juan Domingo Perón (01.07.74) y de los intentos de José Ber Gelbard de llevar adelante un “Pacto Social” (entre las bases obreras -CGT- y el empresariado argentino -UIA-) para contener la inflación e intentar una redistribución progresiva de la riqueza, el 02 de Junio asume Celestino Rodrigo como Ministro de Economía de Isabel Perón; que con el argumento de “sincerar” la economía (¿les suena?) anunció: 

* Fuerte devaluación del 160% para el cambio comercial y el 100% para el cambio financiero.
* Alza promedio de un 100% en todos los servicios públicos y transporte.
* Alza de hasta un 180% en los combustibles.
* Alza de hasta un 75% en las tarifas eléctricas.
* Alza de hasta un 80% para los salarios (para compensar).

Semejante “combo incendiario” (¿alguna similitud con lo realizado en estos últimos 4 años?) disparó automáticamente los precios internos y llevó la tasa de inflación anual al ¡777 %!; provocando el desabastecimiento de gran cantidad de productos esenciales, entre ellos alimentos y combustibles.

El 24.03.76 toma el poder la nefasta “Dictadura Cívico-Militar”, aplicando un cruento modelo neoliberal a ultranza, que a pesar de: # reducir el salario real a la mitad, # realizar fuertes ajustes en el gasto público, # provocar abruptas devaluaciones, # fomentar la especualción financiera y destruir el aparato productivo, # tomar una gran deuda (que a finales de 1975 era de u$s 7.875 millones y que, al concluir 1983, pasó a u$s 45.087 millones), # incrementar obscenamente la pobreza (1975 del 5 % al 37 % en 1982, según datos para el Gran Bs. As.), # etc., etc., etc.; continuó con una inflación de tres dígitos (con promedios anuales no menores al ¡150 %!). 

¿Algún parecido entre las consecuencias del plan económico dictatorial ejecutado por Martínez de Hoz y el de esta 2da. Alianza liderada por Macri? (más allá de este resumen, si se las estudia en profundidad; ¡son casi un calco!).

A pesar de la llegada de la “Democracia” el 10.12.83 con la asunción de Raul Alfonsín, el daño causado fue tan profundo que la recesión económica y fragilidad social y financiera no dieron tregua, extendiéndose por toda la década del 80; agudizando la escalada inflacionaria hasta trasformarse al final en “hiperinflación”.
Veamos. Pasó el ministro “Bernardo Grinspun” (que quería se auditara la deuda -cívico/militar- para declarar su nulidad por ilegítima -lo que deberíamos hacer hoy con la cambiemita-), luego “Juan Vital Sourrouille” y el “Plan Austral” (1985, que creaba una nueva moneda “el Austral”) que luego de varios rebrotes inflacionarios caducó; hasta que llegaron los nuevos ajustes, con el “Plan Primavera” (1988) que poco duró. 

Fracaso tras fracaso pronto se entró en moratoria (cesación) de pago de la deuda externa, se devaluó abruptamente la moneda (que sólo en Mayo de 1989 fue del 150 %), las tasas de interés subieron de manera descontrolada y comenzaron a desaparecer las Reservas de dólares de nuestro B.C.R.A (“vendiéndolas” para intentar contener la descontrolada cotización del dólar). ¿Algún otro parecido con la realidad actual?

Así llegamos a la 1er. “Hiperinflación” (exorbitantes y descontrolados aumentos en el nivel general de precios que no tienen ninguna relación con las necesidades de la economía real) de 1989 donde el promedio de los precios al consumidor incrementaron un ¡3.079 %! (especialmente en el segundo trimestre; Mayo 78,5%, Junio 115%, Julio 197%). 

La 2da. “Hiperinflación” ocurre (luego de que Don Raúl el 08.07.89 le entregue, 5 meses antes, al mando a Carlos Saul) entre enero y marzo de 1990, año en que la inflación alcanzó al ¡2.314%!. 
Todo comenzó (¡como ocurre siempre!) con una fuerte corrida cambiaria en Diciembre de 1989 y luego de que un diario financiero revelara que el gobierno lanzaría un plan de dolarización. En enero, los depósitos bancarios fueron congelados y transformados en bonos externos (“Plan Bonex”). 

La historia continúa (con el modelo de tipo de cambio fijo y de endeudamiento eterno) con la “Ley de Convertibilidad” de 1991, que si bien contuvo la inflación, sus consecuencias fueron nefastas (desindustrialización y destrucción del aparato productivo, estatización a “precio de ganga” de empresas públicas, fuga de capitales y una triplicación de la deuda externa). Consecuencias que nos llevaron inevitablemente a la gran crisis socioeconómica y al estallido del 2001 con los mayores índices de desocupación, pobreza e indigencia de la historia argentina (records de la 1er. Alianza que al parecer esta 2da. de Cambiemos pretende superar), junto a una inédita redistribución regresiva de los ingresos y una apropiación de los ahorros bancarios de vastos sectores de la población (corralito).

Algo nos debe quedar claro

Algo nos debe quedar claro ante este breve y suscinto “revisionismo histórico hiperinflacionario”; las causas de estos procesos que pueden culminar en “hiperinflaciones”, son siempre provocadas por modelos económicos (de País) que desregulan, dolarizan y primarizan nuestra economía (liberando sus principales variables y eliminando necesarios controles), permiten abruptas devaluaciones de nuestra moneda, fomentan la especulación financiera, destruyen nuestro aparato productivo e industria, permiten la fuga de divisas y principalmente, menoscaban nuestra soberanía, tomando exorbitantes deudas externas.

Incognita final 

Asimilando todo lo expuesto, me despido con la gran incognita final:

¿Estaremos en la actualidad, bajo el yugo y en el ocaso del ahora “Juntos por el cambio”, en las puertas de la 3er. “Hiperinflación” contemporánea de nuestra historia?