Cara a cara

DESDE EL CONOCIMIENTO, ANTEPONE EL OPTIMISMO ANTE LA ADVERSIDAD

domingo, 20 de diciembre de 2020 06:00
domingo, 20 de diciembre de 2020 06:00

HOY: OLGA CARABÚS

Por sobrados méritos, es palabra autorizada para hablar de educación. Así lo avala un contexto de logros obtenidos en el marco de una magnífica carrera docente y académica, donde la capacitación para superarse día a día es el deber primero. Durante la entrevista hizo gala de sus conocimientos, cimentados en muchos años de estudios. En un año maltratado por una terrible epidemia, se aferra con desafiante optimismo a que seremos capaces de salir adelante. Tiene los títulos que quiso tener por dedicación y esfuerzo. Escribió libros y recibió premios y distinciones. Pero siempre fue por más al amparo de sus aptitudes. Hoy es la protagonista del Cara a cara: Olga Nélida Carabús, la mujer que desde niña transitó la huella del nada es imposible.

 -La pandemia del coronavirus  marcó al 2020 como un año difícil, complicado. En el tema educación: ¿cuánto influyó?
- Pienso que esta pandemia nos provocó un estado de impotencia e incertidumbre en el hacer educativo, que era totalmente presencial. Pero pasado un tiempo, considero que hemos sabido sobreponernos a esa circunstancia y hemos comenzado a andar un camino que, sin duda, estuvo atravesado por las tecnologías. Y eso implicó un cambio total: pasar de la presencialidad a la virtualidad, que tuvo sus consecuencias, sobre todo en nuestra provincia y aún en la universidad,  por los problemas de conectividad, de accesos, por los diferentes niveles socio-económicos que tenemos en nuestra población. Ya están los resultados, que son dolorosos, tristes; pero que entiendo que se pueden revertir totalmente mediante una acción fuerte, audaz, respecto de todo lo que nos deje esta pandemia.

  -De todos modos, entendemos que hay una diferencia muy grande entre la presencialidad y la virtualidad. Le pasa al artista: no es lo mismo un show a través del sistema streaming que hacerlo en vivo y con público.
-Totalmente, una diferencia muy grande. Sobre todo en la estructuración de las clases universitarias, donde me desempeño, que eran totalmente presenciables; lo virtual era muy escaso. La universidad tuvo que salir, después de ese estado de incertidumbre, a instaurar un sistema denominado “educación remota de emergencia”, que no es lo mismo que educación a distancia, que requiere una preparación diferente de materiales, docentes diferentes, un plantel docente complejo, de un sistema tecnológico también complejo y de un alumno asimismo preparado para esa virtualidad.

  -¿Hubo un deterioro en la educación por la pandemia?
-Yo soy muy optimista. Pienso que esto marcará un antes y un después en la acción educativa, de la educación en el mundo y de la educación universitaria en particular. Dije en varias oportunidades que teníamos un sistema que nadie lo cuestionaba, en el que todo era permitido. Sin embargo, la pandemia nos impuso una cruda realidad: nos obliga a repensar métodos, estrategias, modos, formas, tipos de relaciones y fundamentalmente el debate epistemológico que debemos darnos en función de lo que nos va a dejar la pandemia. Por qué hago hincapié en el debate epistemológico: desde la premisa de para qué adquirir el conocimiento. Hay quienes dicen que el conocimiento puro ha pasado de moda, que se impone el hacer…creo que los académicos no estamos de acuerdo. Pensamos que el conocimiento tiene su lógica propia y que hay que respetarlo. Que la historia de la ciencia lo ha consagrado y entonces estamos en presencia de la necesidad de un debate epistemológico profundo. La manera tradicional de ver, enseñar y aprender ciencias, en sentido general, debe ser aggiornada con el aporte de las nuevas tecnologías. De ninguna manera confrontar dos estilos diferentes; tampoco que se impongan lógicas diferentes. Deben enriquecerse uno al otro, en una verdadera tarea de síntesis productiva para el hacer educativo.

  -¿Cuál es su opinión sobre que el 2020 es un año perdido en el terreno educativo?
    -No lo creo en términos categóricos…quizá sea demasiado optimista. Sin desconocer los efectos de la pandemia, en circunstancias normales también hubiésemos dificultades. Esto, sin dudarlo, va a ser un fuerte sacudón y aun los que creen que han perdido van a salir airosos porque van a potenciar sus condiciones en un futuro. Insisto: estoy segura que habrá un antes y un después de la pandemia. Nada será igual. Hasta el comportamiento cotidiano ha cambiado. Y en el aspecto educativo, el cambio será total, radical. Pero confío que todo será para bien. Ojalá que esta especie de cisne negro que fue la pandemia para todo el mundo sirva para repensar puntualmente la educación, la formación docente y los roles de la universidad, sobre todo el rol social: lejos del aislamiento y comprometida con la paz mundial, la salud y el bienestar de todos los países.

    -En alguna medida, con esta pandemia todos volvimos a ser alumnos, a la etapa del aprendizaje.
   -Así es. El caso concreto de los padres que no sabían nada de las tareas de sus hijos y se tuvieron que comprometer con la labor escolar de los chicos. Obligó a la familia a tomar en serio a la educación y no delegar todo en la escuela. Queda para rescatar de la pandemia el compromiso social con lo educativo.

  -La exigencia en el aprendizaje de sus alumnos,  ¿forma parte de sus propias exigencias a la hora de la capacitación en procura de una constante superación?
  -Sigo siendo exigente, incluso ahora que me desempeño en cursos de posgrado, de educación a distancia en distintas provincias del país. La exigencia pasa por el cumplimiento de los objetivos; la exigencia en el conocimiento es apostar al crecimiento del alumno. Y los alumnos lo agradecen, no cuestionan. Así, con esa actitud positiva desde el reconocimiento y el afecto, están respaldados mis cincuenta años de docencia. 

-Ese respaldo a una destacada trayectoria en el campo educativo es parte indisoluble de su vida.
-La educación y la docencia son mi vida. Y gracias a Dios, siempre estoy dispuesta a hacer algo más; la superación es un constante desafío. Hay un ejemplo extraordinario en este aspecto: el licenciado Armando Raúl Bazán, que fue dueño de una trayectoria admirable hasta sus 90 años. Lo mismo que el profesor Segundo Rosendo Ruiz.

  -¿Cree en los premios y castigos en la enseñanza?
 -Más que premios y castigos tiene que haber estímulos. Desde lo emocional, hasta un buen consejo puede servirle de mucho al alumno.

  -¿Su opinión de la educación en Catamarca?
 -La situación educativa en Catamarca es un entramado muy complejo. Tiene todos los niveles, educación especial; conozco la batalla que están dando las escuelas con el tema de la inclusión, algo que no ha sido fácil e implica una ardua tarea de parte de docentes y directivos. Hay que tener en cuenta lo inhóspito en que se encuentran algunas escuelas, con una geografía provincial muy difícil. Escuchaba sobre una  delegación de la universidad en Belén, algo fundamental que puede ser muy útil para nuestro interior. Esa era la visión que tenía (Raúl Ricardo) Alfonsín cuando asumió como presidente y nos convocó a todos los secretarios académicos de las universidades para trabajar en la educación a distancia.
  -¿Se hace notar la rebeldía juvenil en la etapa del aprendizaje en el ámbito universitario?
-Tuve suerte: jamás me encontré con grupos rebeldes. He asistido a etapas más difíciles cuando surgió  Franja Morada y en Catamarca eran épocas muy complicadas, con un peronismo muy fuerte. Considero que ya no es tan potente la política en el ámbito universitario. Los chicos que son dirigentes políticos tienen como compromiso primero estudiar. Antes había más pasión y más vehemencia cuando se militaba en política. 

  Entre títulos y distinciones

Cuando leemos “curriculum abreviado”, nos preguntamos: ¿hay más todavía? Lo cierto es que lo que sigue es una síntesis de los logros obtenidos por Olga Carabús, a la que por razones de espacio nosotros tenemos que resumir aún más.
  -Títulos de grado: profesora de Matemática, Física y Cosmografía. Licenciada en Matemática e ingeniera agrimensora.

  -Títulos de posgrado: Especialista en Gestión y Administración Universitaria. Magister en Enseñanza de la Matemática Superior-Modalidad Ingeniería. Doctora en Ciencias Humanas con mención en Educación.

  -Actuación docente: secretaria académica de la Universidad Nacional de Catamarca. Docente investigadora de la UNCA. Actualmente: curso de posgrado en la facultad de Ciencias Agrarias. Tutora de carreras a distancia de la facultad de Humanidades.

  -Libros publicados: Didáctica del Cálculo Diferencial e Integral. La comprensión de lo conceptual; Educación a distancia y Universidad. Notas para pensar los procesos de calidad, el desarrollo tecnológico y las prácticas emergentes (coautora); didáctica de la Matemática. Estudiar Matemáticas en la educación primaria y secundaria; didáctica de la Matemática. Actualización académica en una pedagogía de la anticipación.

  -Distinciones y premios: Premio a la productividad científica y tecnológica por Dirección de Proyecto de Investigación. Premio en el Concurso “Competencias emprendedoras en Ingenierías”. Reconocimiento a la trayectoria científica en la facultad de Tecnología y Ciencias Aplicadas, al igual que el reconocimiento a la labor docente.
 

Algo personal 

-Nombres y apellido: Olga Nélida Carabús.
-Padres: Alfredo Carabús y Nélida Nieva. “Papá era de profesión agrónomo y mi madre maestra”, recuerda Olga.
-Esposo: Franklin Edmundo Martínez.
-Hijos: Franklin Ariel (abogado), Valeria (abogada) y Gretel (bioquímica). 
-Nietas: Lola y Charo (ambas hijas de Gretel).
-Colegio: Los primeros grados en la escuela unitaria de Amadores (Paclín). “Recuerdo que en una sola aula funcionaban todos los grados. Yo era de primer grado y estaba con chicos de quinto y sexto grado, algunos hombres ya. Hablaban de los fenicios y de cuestiones babilónicas y me gustaba mucho”. Mi mamá era la maestra, antes lo había sido la madre del profesor Alejandro Martín Sosa. Sufrí mucho el desarraigo cuando me trajeron a la Ciudad para incorporarme a la Clara J. Armstrong, porque mi madre era `normalista`. Allí concluí el secundario y posteriormente me incorporé al profesorado (Instituto Nacional del Profesorado Secundario).
-Personaje: “Muchas personas fueron importantes en distintas etapas de mi vida. Betty Bear, por ejemplo, una mujer a la llegué a admirar. En su nombre, vaya mi reconocimiento y gratitud a todos los que me aportaron sus conocimientos y me brindaron una enorme calidad humana. No quiero dar más nombres por temor a caer en algún injusto olvido. Desde mis comienzos en la vida educativa he sentido el respaldo de gente inolvidable”.
-Mensaje: con motivo de las fiestas de fin de año: “Que todos hagamos una profunda reflexión y pensemos en la pandemia como una oportunidad. Porque hemos tenido la oportunidad de reencontrarnos con la familia, de mirarnos un poco más entre nosotros, de recuperar ciertos roles que teníamos olvidados, de compartir las tareas con nuestros afectos, de mirar la vida desde otro ángulo. Quiero ser positiva y optimista. Hemos padecido ya muchas tragedias, pero también aprendimos a salir adelante”.
 

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