Columna de opinión de *Rodrigo Morabito*

El Estado y el desafío de la pobreza

lunes, 7 de diciembre de 2020 00:44

Hace escasos días, se dio a conocer que los números de medición de la pobreza en Argentina aumentaron aún más debido al efecto que ha provocado en el mundo la pandemia generada por el virus del Covid-19.  


Debo manifestar que lo más preocupante de este fenómeno global es la situación de la niñez.


Hoy en día, según el Observatorio de la Deuda Social (ODSA) de la Universidad Católica Argentina (UCA), un 64,1% de los niños, niñas y adolescentes (recordemos que son todas aquellas personas menores de 18 años) vive en hogares donde el dinero que ingresa no alcanza a la familia a la que pertenecen para procurarse los alimentos, servicios o bienes que deben ser considerados como esenciales para poder vivir; esto significa que estamos ante personas pobres por escasos ingresos. 


Por otra parte, debemos tener en cuenta que los niños y las niñas que se encuentran en esta situación de pobreza, sufren la vulneración sistemática del acceso a sus derechos básicos y fundamentales (por ej. no habitar en una vivienda digna o de calidad, no contar con agua corriente o potable, vivir en un hábitat saludable o asistir al sistema educativo, etc.).


Evidentemente, estos números se han incrementado en un año de una inesperada pandemia mundial que ha provocado una fuerte caída de la actividad económica y del empleo en el país y el mundo.


Sin dudas que la pobreza estructural (a mi modo de ver una de las peores violencias que pueden existir) es un flagelo que los Estados deben priorizar y abordar a través de políticas públicas efectivas tendientes a minimizarla en un primer término, para luego y con el tiempo, poder avanzar hasta llegar a erradicarla.


Quizás suene utópico, pero en un mundo globalizado como el de hoy en día, me resulta sumamente difícil de creer y aceptar que la pobreza estructural (entendida como vivir en hogares con ingresos insuficientes, sumada a la falta de alimentación, vivienda, educación, acceso al trabajo, etc.) no pueda ser abordada con la seriedad y el carácter prioritario que realmente se merece, máxime cuando se encuentra en juego el desarrollo y el futuro del país al encontrarse afectada la niñez como colectivo altamente vulnerable. 


Ahora bien, más allá de este flagelo en el que se ha convertido hoy en día la POBREZA, hay que sumarle otra circunstancia que se viene observando por parte de miembros de la sociedad que le agregan a esa violencia más dramatismo; esto es lo que se denomina APOROFOBIA.


La APOROFOBIA es nada más y nada menos que el rechazo, miedo y aversión a los pobres. Lamentable, pero cierto. 
En definitiva, el gran desafío que deben enfrentar hoy en día los Estados, es lograr de algún modo comenzar a disminuir la pobreza y la violencia y ello se consigue a través de un Estado y sociedad con sensibilidad y compromiso en la ayuda y tolerancia hacia el que más nos necesita, especialmente los más vulnerables que son los niños y las niñas, si es que realmente queremos tener un futuro como mundo.   
  
(*) Juez de Responsabilidad Penal Juvenil. Profesor de Derecho Penal II (UNCA). Vocal Titular de la Mesa Nacional de Asociación pensamiento Penal. Miembro de Ajunaf. Miembro de la Red de Jueces de Unicef.

50%
Satisfacción
0%
Esperanza
0%
Bronca
0%
Tristeza
0%
Incertidumbre
50%
Indiferencia

Comentarios

7/12/2020 | 08:12
#149006
...SI ES QUE REALMENTE QUEREMOS TENER UN FUTURO COMO MUNDO. MERECE JURY POR BURRO, NO SABE ESCRIBIR. PERDÓN BURROS QUE NO SON JUECES. ¡SRES. DE EL ESQUIÚ, HAGAN ALGOOOOO!

Otras Noticias